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Jaime Castrejón Diez

El juez Garzón
El juez Balsazar Garzón se convirtió en uno de los héroes de la opinión pública mundial, por el hecho de haber revivido problemas que costaron la vida a mucha gente y que habían quedado en el olvido. Este hombre de leyes llevó a cuentas –o trató de llevar a cuentas– a aquellos criminales que escudados en el poder público habían hecho tanto daño a las gentes de sus propios países. Hay que recordar el caso Pinochet que finalmente logró hacer que regresara a Chile y que tuviera que vivir el desprecio de la humanidad por sus actitudes. Lo mismo pasó con los funcionarios argentinos, 17 de ellos fueron llevados a un juicio verdadero que venía a reivindicar la muerte de los ciudadanos españoles, pero que al mismo tiempo ponía en evidencia esa etapa de la vida pública de Argentina.
El juez adquirió naturalmente una gran presencia internacional por lo que fue invitado a dar conferencias en distintas partes del mundo y la gente aplaudía el hecho de que tratara de hacer justicia donde no se había hecho en mucho tiempo, como fue el caso de Pinochet que fue enjuiciado por crímenes cometidos durante el golpe de Estado de 1973. Hizo efectivo el hecho de que los crímenes de lesa humanidad nunca prescriben y que la justicia, aunque tarde, debe llegar y castigar a los culpables.
Esto naturalmente molestaba a muchos que se habían escondido detrás de las generosas amnistías que habían dado distintos países. En particular en el caso de España que se había dado una amnistía que cubría los crímenes de la Guerra Civil, lo que molestaba a mucha gente, especialmente quienes habían estado del lado de los victimados, ya fuera por parentesco o por amistad y sentían que la amnistía era una forma de echar al olvido el sacrificio de tanta gente.
Sin embargo cuando empezó a tratar de llevar a juicio los crímenes de la Guerra Civil Española y del “franquismo”, hizo que la derecha reaccionara violentamente. En primer lugar decían que era extemporáneo, en segundo lugar que estaba saliéndose de sus funciones, que estaba abusando del poder que le daba su posición como un hombre que tenía la opinión pública mundial pendiente de sus actos. Esto es lo que más molestaba a la derecha, que el resto del mundo estuviera pendiente de lo que hacía este hombre de leyes.
Buscaron un pretexto, el llamado caso de Gürtel que era un problema de corrupción por el que el juez Garzón fue acusado de haber intervenido las conversaciones de los reos con sus abogados. A pesar de que él demostró que no solamente estaban hablando de su juicio o de sus comparecencias sino estaban coludiéndose para hacer nuevos delitos. Esto no importó, trataron de aplicar la ley a raja tabla para invalidar la veracidad de este juez ante la opinión pública mundial.
Finalmente la resolución del Tribunal que lo juzgó fue de inhabilitarlo por 11 años de cualquier posición dentro de la Judicatura, lo que implica la pérdida del cargo de juez, y le incapacita para obtener empleo o función en el Poder Judicial central u cualquiera de sus jurisdicciones. Esto era realmente marginarlo por el resto de su vida, ya que dentro de 11 años el juez cumpliría 67 años y 65 años es la edad límite para ejercer el papel de juez o de Ministerio Público en España. A todas luces se trataba de silenciar una voz incómoda para la extrema derecha, especialmente porque sus acciones rebasaban el ámbito nacional.
Lo curioso es que después de 75 años la Derecha Española tenga todavía la fuerza suficiente para bloquear que se exploren “los crímenes del franquismo”. Se ha tratado de encontrar, por ejemplo el lugar donde fue sepultado García Lorca y hacer públicas las razones por las que fue asesinado. Por un tiempo la opinión pública española estuvo muy complacida de que un español estuviera tomando la presencia internacional con estos casos que estaba juzgando, pero cuando se trató de ver las atrocidades de la Guerra Civil española y el régimen franquista, entonces se dio la señal de alto y vino el intento de desprestigiar y además anular la posición del juez Garzón. Afortunadamente el Tribunal Supremo de España absolvió al ex juez de la Audiencia Nacional del delito de prevaricación, por haberse declarado competente para investigar las desapariciones de personas en la dictadura franquista. Pero todavía queda un juicio pendiente.
Esto viene a ser algo que en forma jocosa se dice en México “que se haga la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”. Es decir, mientras se juzgue fuera de España y se hurgue la historia para hacer justicia está bien, pero cuando se trata de tapar los crímenes del gobierno en el pasado de este país entonces la reacción es violenta y trata de amedrentar a quienes intenten buscar explicaciones o culpables de los crímenes de la Guerra Civil española.

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