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Disuelve la policía con violencia una protesta antigubernamental en la capital de Turquía

DPA

 

Estambul

 

El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, retomó ayer su dura retórica para descalificar las manifestaciones contra su gobierno llamando nuevamente “merodeadores” a los que participan en las protestas.

Erdogan dirigió el domingo dos discursos a sus partidarios, uno en Adana y otro en Mersin, donde fue aclamado por una masa jubilosa en un ambiente propio de mítines electorales.

Su partido, el islámico conservador AKP, descartó la posibilidad de celebrar nuevas elecciones. En tanto, por la noche, la policía volvió a disolver con violencia una manifestación en Ankara. Previamente, la Unión Europea lanzó una advertencia contra el gobierno turco.

La encargada de Relaciones Exteriores de la UE, Catherine Ashton, recordó al gobierno turco que hay una relación entre el trato que propina a los opositores y el deseo de Ankara de entrar en la Unión Europea.

En una declaración difundida en Bruselas, Ashton se mostró “preocupada por la situación en Turquía” y pidió “moderación a todas las partes”. Es necesario, añadió, “un compromiso abierto y duradero” del gobierno, para “fortalecer la democracia, crear confianza y evitar una escalada”.

Ashton señaló que las condiciones de ingreso de Turquía y su compromiso con los llamados “criterios de Copenhague” de democracia, pluralismo y estado de derechos son el marco para la garantía de los derechos humanos y las libertades básicas para todos los ciudadanos. Las redes sociales no pueden ser sometidas a presión, dijo. Sólo pueden limitarse en el marco de la Convención Europea de Derechos Humanos.

Esta noche la policía disolvió en Ankara una manifestación con agua, gas lacrimógeno y bastones, para desplazar a miles de manifestantes de la central plaza de Kizilay, informaron activistas y medios turcos. Los manifestantes huyeron por calles laterales. Ya la noche anterior la policía había disuelto violentamente una protesta.

En Adana se habían producido en la noche del sábado al domingo enfrentamientos entre seguidores del gobierno y detractores de Erdogan. En la capital, Ankara, la policía dispersó con cañones de agua y gases lacrimógenos a unos 10 mil manifestantes que se habían congregado en la plaza Kizilay.

En tanto, miles de manifestantes se dirigieron ayer nuevamente a la plaza Taksim de Estambul. “Esperamos a todos los ciudadanos que defienden sus derechos sobre su ciudad, su parque de Gezi y todas sus demandas”, señaló un comunicado de prensa emitido por los organizadores de la nueva concentración en la plaza. “Vamos a seguir hasta que se atiendan nuestras demandas”, subrayó el texto.

El presidente del partido opositor ultranacionalista MHP, Devlet Bahceli, había exigido el sábado la convocatoria de nuevas elecciones, acusando a Erdogan de haber agravado la crisis en el país. El gobernante partido conservador islámico AKP respondió diciendo que “no hay ningún motivo para celebrar elecciones anticipadas”.

Entre tanto, el sindicato policial turco criticó ayer las condiciones del despliegue que desde hace días realizan sus agentes con motivo de las protestas contra el gobierno y que ha desembocado en el suicidio de seis policías.

Así lo manifestó el presidente del sindicato Emniyet-Sen, Faruk Sezer, que agregó que los agentes se sienten superados. Según contó, se están viendo obligados a operaciones de 120 horas en las calles.

Sezer señaló que la violencia mostrada por los agentes contra los manifestantes se debe a la violencia que sufren los propios policías. Su sindicato está reuniendo material para emprender un proceso judicial contra la autoridad superior.

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