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Estrenan la Estela de Luz con una manifestación contra la corrupción

Agencia Reforma

Ciudad de México

Aunque el sábado fue inaugurada en medio de un espectáculo pirotécnico por el presidente Felipe Calderón, la Estela de Luz y la plaza que la circunda permanecerán cerradas, incluso, al tránsito peatonal. O al menos hasta que la Secretaria de Educación Pública (SEP) haga entrega oficial del monumento al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), dependencia que tendrá a su cargo su gestión.
Luego habrá que esperar cuatro meses más para que opere el centro cultural proyectado bajo el monumento, pues en ese plazo deberá equiparse, informó a Reforma Roberto Vázquez, secretario Cultural y Artístico del consejo.
Pero, “cerrada” o no, ayer un grupo de inconformes estrenaron ya la plaza de la Estela como un nuevo punto citadino para las protestas.
Unos 300 manifestantes rompieron la valla que los separaba de una deslucida verbena popular que se llevaba a cabo al pie del monumento como parte de los festejos inaugurales, que habían arrancado el pasado sábado durante una velada encabezada por Calderón.
Los inconformes, ubicados sobre Paseo de la Reforma, como el público en general, interrumpieron los actos cerca de las 19:00 horas.
Las autoridades no opusieron mayor resistencia y se echaron hacia atrás, dejando el camino libre para que tomaran los templetes. Señalaban la corrupción que asomó durante la construcción del monumento al tiempo que denunciaban las vidas que ha costado la guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón.
Pedían hacer del sitio un museo a la corrupción, por ejemplo, o grabar en cada loza de cuarzo que cubre la Estela los nombres de los miles de muertos del sexenio.
“Debemos hacer de esto un memorial de las víctimas”, señaló al pie de la Estela Daniel Gershenson, uno de los manifestantes que tomó el micrófono tras la irrupción.
“Basta a la corrupción”, “No más violencia”, “Queremos paz”, fueron algunas de las consignas plasmadas en pancartas.
Tras el desconcierto y una serie de titubeos, los organizadores decidieron continuar con el programa, aunque ya no escénico, sino de luces, iluminando las diversas placas de cuarzo que recubren el monumento.
Los curiosos que se habían dado cita olvidaron de pronto a los manifestantes y dirigieron su atención a las luces.
Más tarde, tras la desaparición de las vallas, el mismo público accedió y decenas ocuparon las graderías de granito a un costado de la Estela para presenciar el espectáculo. Su presencia allí fue excepcional, pues en realidad permanecerá restringido el acceso.
El Secretario Cultural y Artístico del Conaculta no precisó cuándo se liberará el tránsito peatonal, pero dijo que será “en los próximos días”.
Tras el posterior equipamiento del centro cultural, enfocado a la concepción de dos foros, uno escénico y otro de artes electrónicas, más un área de usos múltiples y una sala de cine para noctámbulos, sí comenzará a operar el espacio al 100 por ciento, entre abril o mayo.
Por lo pronto, quienes acudieron a conocer la Estela durante el día se encontraron con la misma cerca blanca que ha delimitado el predio desde que arrancó su construcción.
Hecho con acero finlandés y cuarzo brasileño, el monumento fue centro de polémicas. Costó mil 35 millones de pesos -642 millones de lo previsto- y su construcción se retrasó por 15 meses.
A César Pérez Becerril, autor del monumento, le fue retirada la supervisión de la obra. Había denunciado irregularidades y el Gobierno pretendía culparlo por el encarecimiento y la disminución en la calidad de los materiales.
Incluso, la Secretaría de la Función Pública, que actualmente realiza auditorías por corrupción, llegó a sancionar a 26 funcionarios, incluido el director de la paraestatal iii Servicios, encargada de la obra, Agustín Castro Benítez.

ASÍ LO DIJERON

“Me representa (el monumento) despilfarro, corrupción, insensibilidad ante la realidad nacional. La única manera de hacer de este espacio algo digno es dedicarlo a las víctimas de la guerra contra el narcotráfico”.
Olga Murguía, 36 años.

“Hasta mi hijo está molesto. Va en la secundaria y me dice: ‘Papá, no es posible que de 300 millones de pesos se haya elevado a más de mil’. Este monumento no nos identifica con nada”.
Pablo Ávila, 42 años.

“Preferiría pan y tortillas para el pueblo, y me hubiera encantado que usaran elementos de México (para su construcción), y más si lo que estamos representando es nuestra Independencia”.
Mercedes Andrade, 62 años.

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