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Vive Brasil otro día de protestas en la apertura de la Copa Confederaciones

DPA

 

Brasilia

 

La Copa Confederaciones arrancó ayer en Brasilia con una mezcla de triunfos y festejos, multitudinarias protestas duramente reprimidas e inesperados momentos de franco embarazo que dieron una tónica de vertiginosa agitación al debut del torneo, que se realiza en seis ciudades brasileñas hasta el próximo 30 de junio.

Dentro del Estadio Nacional Mané Garrincha, la misma “torcida” que vibró con el ansiado triunfo por 3-0 de Brasil sobre Japón, en medio de un clima de alegría, abucheó sonora e inesperadamente a la presidenta Dilma Rousseff, obligándola a cambiar su discurso de apertura y “empujando” a un descolocado presidente de la FIFA, Joseph Blatter, a clamar por “respeto”.

Fuera del estadio, más de mil manifestantes contrarios a la realización de la Confederaciones y del Mundial de 2014 protagonizaron violentos enfrentamientos con efectivos de la tropa de choque y la caballería de la Policía Militarizada, que reprimió con balas de goma y gases de pimienta y efecto lacrimógeno.

El saldo de la batalla campal que tenía lugar en las afueras de la arena, y que eclipsó a lo largo de la jornada el protagonismo de la inauguración de la cita deportiva con la que Brasil ensaya fortalezas y debilidades de cara al Mundial de 2014, fue de 27 personas heridas, ninguna de gravedad, ocho detenidos, y una imagen negativa hacia el exterior, de un Brasil que promete “el mejor Mundial de todos los tiempos”.

Los gases utilizados por la policía para impedir que la manifestación avanzara hacia los portones de acceso al estadio llegaron a afectar a algunos aficionados, -entre ellos algunos niños- que sintieron náuseas y tuvieron que recostarse en los canteros que rodean el estadio hasta que pasara el efecto.

Bajo la consigna “¿Mundial para quién?”, los manifestantes repudian el uso de dinero público en la preparación de los eventos deportivos, en desmedro, a su entender, de las urgentes y necesarias inversiones en vivienda, salud y educación.

“Copa Mundial, no la necesito. Quiero dinero para salud y educación”, afirmaba un cartel que resume el sentir de los activistas, que ya habían realizado un acto en Brasilia, el viernes, y prometen nuevas manifestaciones en los próximos días, en todas las ciudades que recibirán partidos durante el certamen.

La policía, en tanto, justificó la represión y el uso de la fuerza:

Paralelamente, dentro del reconstruido estadio, el público acompañó efusivamente el breve acto de apertura que homenajeó a los ocho países que participan del evento y sus respectivas culturas -Brasil, Japón, México, Italia, Uruguay, España, Tahiti y Nigeria-.

 

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