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A pesar de los problemas de salud, Caifanes tocan hoy y mañana en el Palacio de los Deportes

Manuel Tejeda / Agencia Reforma

 

Ciudad de México

 

Hace años, Saúl Hernández sufrió 41 operaciones para que le extirparan unos tumores en su garganta, pero el cantante afirma que su voz no ha tenido repercusiones y que mantiene el mismo timbre que en sus inicios.

“En el grupo me tocó ser el primero que enfrentó una situación seria de salud. Estuve, prácticamente, tres años sin cantar y uno sin poder hablar. Los tumores estaban ahí, aunque me operaban… Pero, por fortuna, no hubo ninguna herida en las cuerdas vocales. Los cirujanos fueron muy grandes y no me quedaron cicatrices en las cuerdas. Es un milagro que siga cantando y en mi rango normal, de cuando grabé Viento, por ejemplo”, comenta vía telefónica.

Por eso, le quita importancia a quienes insinúan que no canta como antes o que Caifanes ya no es lo que fue.

“Hay comentarios, que me parecen un poco absurdos, de que no tengo voz; vienen de gente que no entiende estos procesos o que, simplemente, no va a los conciertos. Eso sí, me cuido y trato de llevar una vida más ordenada, en muchos sentidos. Mi familia también vino a aterrizar los cables de mi conciencia y estoy monitoreándome constantemente con mis doctores. Por fortuna, ya llevo muchos años en el buen camino”.

Y eso quiere refrendarlo hoy y mañana, cuando, acompañado por Sabo Romo, Diego Herrera, Alfonso André y Alejandro Marcovich, tocará dos noches en el Palacio de los Deportes.

El recinto ha albergado varias presentaciones simbólicas de Caifanes. En 1991 tuvo dos intervenciones, la primera con Café Tacuba y la segunda con Soda Stereo.

Dos años después, ante una multitud que colmó las gradas, dio su última tocada como quinteto, pues Sabo dijo adiós y, más adelante, Diego lo secundó.

“Siempre hay una ilusión. Esta nunca se termina, sobre todo esa sensación de asombro, porque me parece maravilloso que, a estas alturas de la vida, esta siga dándonos sorpresas. Seguimos con una dinámica muy fuerte, como si estuviéramos sacando un nuevo disco o continuáramos en el hit parade. Definitivamente, tener esta estructura tan fuerte es un regalo de los dioses”, sentencia Saúl.

Para estas dos noches, que se suman a las seis previas en el Palacio en los dos años desde su regreso, no habrá invitados, pues, según el vocalista, siempre han sido unos músicos solitarios.

“Obviamente, queremos ofrecer algo distinto. La dinámica se estará dando, más concretamente, en los ensayos. Ahí iremos definiendo varias ideas. Hasta ahorita estamos sólo los cinco trabajando (…) Siempre hemos sido solitarios, como aislados”.

 

Se previene Sabo

 

Tras la operación que Sabo Romo tuvo en abril, para liberar el flujo sanguíneo de la arteria carótida en el lado derecho, el músico piensa volver al quirófano.

“Me hice la operación supraaórtica del lado derecho, pero me falta el lado izquierdo, que supongo haré en julio. Es una cosa preventiva, como la anterior, y confío en que no presente mayor complicación; tal vez estaré fuera unas semanas y se acabó. Consiste en que las venas carótidas, que llevan sangre al cerebro, están tapadas en una proporción importante. Operaron las del lado derecho, menos congestionadas pero con más problemas porque eran inestables, así que lo nuevo será sólo una cuestión preventiva”, declara el músico.

 

Cuentan Caifanes sus inicios

 

Para que el debut discográfico de Caifanes sonara perfecto, hace 25 años, Saúl Hernández, Sabo Romo, Diego Herrera y Alfonso André (Alejandro Marcovich se unió en 1989) tuvieron que convertir a su productor, el argentino Óscar Cachorro López (Charly García, Miguel Mateos), en uno de los suyos.

“La única manera en que Cachorro podía entender lo que queríamos era meterlo en nuestra vida, que entonces era muy nocturna. Éramos como perros callejeros en manada, deambulando por las colonias. Íbamos a los territorios donde podíamos hablar, donde realmente mostrábamos de dónde venían las canciones, por qué pensábamos de cierta manera, y le mostramos una ciudad que no conocía. Fue de meterlo a los barrios, a los bares, a una búsqueda de identidad”, dice Saúl Hernández.

El 23 de mayo de 1988 fue lanzado el álbum Caifanes; sin embargo, su popularidad apenas estaba por explotar.

“Estábamos en el plan promocional del disco y nos invitaron a salir en el programa de Verónica Castro (Mala noche. No). Ahí tocamos por primera vez, en cadena nacional, La negra Tomasa. (…) Fue como si solitos nos hubiéramos metido el pie, porque empezó la confusión de que Caifanes hacía cumbia dark, así que costó trabajo volver a posicionar el disco”, detalla Sabo Romo.

Para ese momento, Caifanes había conquistado la fama. Ya estaban firmados con una discográfica (BMG Ariola) y se codeaban con los grandes artistas de la época.

“Luego, cuando BMG nos firma, como parte de su elenco coincidíamos con lo más importante que pasaba en el país. En más de una ocasión vimos al Príncipe querido (José José), a Armando Manzanero y muchos otros. Tuvimos muchas oportunidades de coincidir, fue una época gloriosa”, explicó el bajista.

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