Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Vidulfo Rosales Sierra

Consternados rabiosos

 

“Eres nuestra conciencia acribillada

Dicen que te quemaron, con qué fuego van a quemar las buenas, las buenas nuevas (…)

Que trajiste y llevaste”…

Poema: Consternados rabiosos. Mario Benedetti

 

Basura, es el mensaje que dejaron junto al cuerpo de Arturo Hernández Cardona. Los asesinos quieren paralizarnos de miedo. Pretenden infundir terror a los luchadores sociales y a los movimientos progresistas. Quieren que la muerte de Arturo y los demás compañeros pase inadvertida. Que sean tres más que se agregan a las estadísticas de las miles que tienen ocasión en el país. Mientras ellos se cobijan en el manto de la impunidad que les brindan las instituciones del Estado.

Arturo Hernández Cardona fue un luchador social a toda prueba, ecuánime, honesto, congruente entre el decir y el hacer. Valiente como pocos. Nunca se arredró ante los poderosos. Cuando éramos estudiantes lo seguíamos sin vacilaciones en la lucha que dio junto a otros compañeros en la Unión de Organizaciones de la Sierra del  Sur (UOSS). El dirigía entonces la Movimiento Azteca (Movaz). Nos enseñó que un luchador social debe ser sensible ante las injusticias y responder con arrojo alzando la voz para denunciarla y no claudicar pese al dinero, las amenazas y las armas de los poderosos. Los asesinos cobardes quieren borrar la memoria de un gran defensor de los campesinos, de los colonos y de los pobres de la zona Norte de Guerrero. Eso no lo lograrán jamás. La vida y obra de Arturo quedará en nuestra memoria para siempre, será motivo de inspiración para nuevas luchas en Guerrero. Ha sembrado la semilla de la rebeldía y de la esperanza. A brazo partido abrió el camino que los demás estamos obligados a recorrer. Compañero Arturo, en nuestras mentes y nuestros corazones tu imagen nítida y fabulosa sigue viva. Ya te miramos arengando a las masas y pidiendo justicia para los pobres. Eso haremos seguiremos adelante pidiendo justicia.

La muerte de los compañeros de la Unidad Popular se une a otras como las de Raúl y Manuel, Jorge Alexis Herrera y Gabriel Echeverría de Jesús, la desaparición forzada de Eva Alarcón y Marcial Bautista y otros tantos. Muchos luchadores sociales muertos y desaparecidos en los últimos años. Un análisis superficial indicaría que en un país donde han muerto 80 mil personas tres más no representan nada. Sin embargo la muerte a defensores de derechos humanos como los compañeros mencionados es un daño agravado. Los defensores realizan actividades de promoción y protección de los derechos de otras personas y cuando se les asesina se impide el acceso a los derechos del resto de la sociedad. La pérdida de la vida de un defensor es un atentado a la colectividad. Por esta razón, las organizaciones sociales, estudiantiles, campesinas e indígenas no debemos permitir que estos crímenes sigan impunes, debemos alzar la voz para romper el muro de la impunidad. Si callamos y nos inmovilizamos seguirán muriendo aquellos que desinteresadamente defienden a los más vulnerables. Antier fue Raúl y Manuel, ayer Arturo Hernández, Ángel Román y Rafael Banderas y mañana ¿qué luchador seguirá? No podemos seguir escépticos pensando que no es asunto nuestro.

Hoy el caso de Arturo Hernández parece encaminarse a la impunidad. La clase política cierra filas y exoneran a priori al presidente municipal. Algunas corrientes del PRD quieren convertir el asunto en una contienda de tribus internas. El gobierno del estado dice brindar todo el apoyo a los familiares pero esta afirmación no se traduce en acciones concretas, no se ha iniciado una investigación seria y exhaustiva, a estas alturas debieran estar siendo investigados y procesados algunos funcionarios municipales de Iguala. Dado que el Ayuntamiento tiene responsabilidades evidentes: en primera, los compañeros fueron desaparecidos al término de una movilización que se realizó en el marco de un conflicto entre el Ayuntamiento y la UP, quien más pudo haber estado interesado en acallar las voces de sus dirigentes, segundo, una vez desaparecidos los dirigentes, las autoridades Municipales evidenciaron una inacción total, incumpliendo así con su deber constitucional de prevenir el delito. ¿Qué acciones emprendió el municipio para dar con el paradero de los desaparecidos?, ¿Qué medidas de protección brindó a los familiares? Estas omisiones constitucionales dan lugar a responsabilidades legales, pero lejos de ello en Iguala no ha pasado nada.

Cuando desaparecieron y ejecutaron a Raúl y Manuel el entonces Presidente de Ayutla por lo menos destituyó al Director de Seguridad Pública en el presente caso esto no ha sucedido. Por el contrario pretenden meter a la cárcel los familiares que protestaron, por los supuestos daños causados al inmueble del Ayuntamiento. Las autoridades dicen que mientras no haya pruebas contra el alcalde nada se puede hacer. Por el contrario sí hay omisiones y faltas graves a la Ley que el presidente municipal y demás servidores Públicos cometieron antes y durante la desaparición y ejecución extrajudicial de los líderes de la UP y en un Estado democrático debieran ser sancionados.

Pero igual inacción observaron las autoridades estatales y federales. Faltaron a su deber de prevenir razonablemente la muerte de los dirigentes de la UP. A partir que tuvieron conocimiento de la desaparición debieron poner en movimiento todo el aparato estatal para proteger la vida de los defensores, pero contrario a ello se cruzaron de brazos. Se contentan con decir que brindan todo el apoyo a los familiares y a recibirlos en reuniones estériles sin un plan claro de intervención ni de investigación de los hechos.

Evidentemente no existe la voluntad política de proceder en consecuencia, pesan más los cálculos políticos, los nexos que algunas instituciones de seguridad tienen con poderes fácticos y la delincuencia.

Un ejemplo de lo anterior es la desaparición de 12 jóvenes en el Distrito Federal, respecto a ese caso aquel gobierno trabaja arduamente con líneas y planes claros de investigación. A la fecha tienen varias personas arraigadas. En Guerrero no hay nada. No se tiene ni la menor idea de cómo impulsar el caso y dar con los responsables. La apuesta del gobierno es que el caso se olvide que ya no sea de interés público y que en términos mediático el mismo no sea un factor que evidencie al gobierno y sus instituciones ineficaces y corruptas.

Por eso las organizaciones campesinas, magisteriales, de colonos, organizaciones de derechos humanos y estudiantiles debemos tomar el caso de Arturo y los demás dirigentes asesinados como nuestro, exigir que la línea de investigación sea la relacionada con su trabajo como luchador social y que se sancione a los responsables.

Retomemos el ejemplo de Arturo, alcemos la voz, que los ecos de nuestros gritos de justicia, rompan el muro de la impunidad, que los responsables vayan a prisión y que estos hechos no se vuelvan a repetir.

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