Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Llama Rigoberta Menchú a la no violencia, en breve estancia en el puerto

Salvador Serna

 

La guatemalteca Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de La Paz 1992, visitó ayer el puerto de Acapulco.

La líder indígena llegó en el famoso Barco de La Paz, de origen japonés, procedente de Puerto Quetzal, Guatemala, y estuvo aproximadamente seis horas en la terminal marítima de Acapulco en calidad de tránsito migratorio.

Ya entrada la tarde del sábado, en total hermetismo, Menchú Tum y su comitiva por fin desembarcaron, para dirigirse al aeropuerto internacional de Acapulco con destino a la ciudad de México, donde este domingo impartirá conferencias privadas a organizaciones no gubernamentales y grupos empresariales. El próximo lunes, desde el Distrito Federal, regresará vía aérea a su país natal.

Apenas el pasado 8 de junio la defensora de los derechos humanos participó en la inauguración de programa de desarme voluntario en la ciudad de México, por invitación del gobierno del Distrito Federal, para animar a los ciudadanos a entregar sus armas a cambio de beneficios económicos. Vale recordar que el Premio Nobel de La Paz le fue otorgado en reconocimiento a su lucha por la justicia social y reconciliación etno-cultural, sostenida en el respeto a los derechos de los indígenas. El reconocimiento coincidió con el quinto centenario de la llegada de Cristobal Colón y sus huestes a América, y también con la declaración de 1993 como Año Internacional de los Pueblos Indios.

Con los recursos financieros que recibió de este galardón mundial, creó una fundación que lleva su nombre, con sede en Guatemala, y también un par de institutos de asistencia privada en la ciudad de México y en Nueva York.

 

Breve entrevista

 

Gracias a la invitación del capitán Viktor Alymov, una comisión de reporteros locales y funcionarios de la Secretaría de Turismo Municipal, visitaron las instalaciones del crucero. Fue en el piso ocho, justo afuera de los salones de conferencias, y fuertemente custodiada por los organizadores del Barco de La Paz, donde se llevó a cabo el encuentro con Rigoberta Menchú Tum, que a pesar de su apretada agenda de trabajo –tal como lo dijeron sus asesores– accedió a dar una breve entrevista a medios locales.

Se le informó a la Premio Nobel que el puerto de Acapulco vive una crisis por la inseguridad.

Con un semblante sereno, y de extrañeza a la vez, sólo atinó a hacer un llamado a la paz: “Les deseo mucha paz y espiritualidad a todas las personas de la comunidad de Acapulco y de México, este Barco de La Paz representa eso, un llamado a la no violencia, el llamado a construir la paz en todos los países que este barco está visitando desde hace más de 30 años. Yo estoy aquí en el Barco de La Paz para dar un mensaje de no violencia, por la armonización de las culturas, es un honor para nosotros el ser invitados en este trayecto”, expresó la dirigente indígena.

Agregó que su breve periplo en el famoso barco oriental se debe a que “estoy trabajando con ellos (los japoneses), es una experiencia hermosa, ayer vimos el solsticio de verano, y son más de mil japoneses que están maravillados con la cultura maya porque ambas son culturas ancestrales, ellos quieren intercambiar culturas”.

Nuevamente una reportera le pidió a Menchú Tum dar una opinión sobre la percepción de la violencia en Acapulco y del resto de la entidad, donde han sufrido ataques varios luchadores sociales, a lo que la líder indígena optó por respetar el guión de sus asesores, para sólo responder que “sigue siendo importante dar el mensaje de estas personas (los japonesas) que no están participando en ninguna guerra, se está buscando seguir con la neutralidad de Japón para no seguir con los conflictos armados pues realmente es muy importante que tengan estos interlocutores, por eso se están celebrando los 30 años del mensaje de la paz de este barco”, puntualizó.

Los asesores de Rigoberta Menchú dieron por finalizada la entrevista y se la llevaron a una reunión privada con empresarios japoneses dentro del mismo barco.

 

La estancia de Rigoberta Menchú fue una visita de cortesía, afirma Netzah Peralta

 

El secretario de Turismo municipal, Netzah Peralta Radilla, confirmó que la defensora internacional de los derechos humanos, Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de La Paz 1992, no realizó actividades protocolarias en el puerto de Acapulco y que su breve presencia fue “sólo una visita de cortesía por parte del Barco de La paz”.

Después de conversar con el capitán Viktor Alymov y posteriormente, saludar a La Premio Nobel de la Paz al interior del Barco de La Paz, Peralta Radilla reconoció que hubiese sido muy importante que el gobierno municipal de Acapulco celebrase un acto público con la líder guatemalteca pero que los organizadores de la embarcación japonesa no lo tuvieron contemplado:

“Hay que recordar que ellos traen protocolos y Rigoberta Menchú no está realizando una visita oficial a Acapulco, ella viene en una visita promoviendo la paz, viene a difundir las actividades que ellos tienen y no fue una visita protocolaria ni oficial y ellos, obviamente, no consideraron ese tema pero aun así tuvimos la oportunidad de saludarla y refrendarle todo nuestro apoyo por parte del gobierno municipal durante las actividades que ella va a hacer”, subrayó.

Al mencionarle el supuesto, que gran parte de la ciudadanía experimentaría un gran alivio de haberse dado una ceremonia pública entre autoridades municipales, estatales e iniciativa privada con Rigoberta Menchú Tum, que, finalmente, serviría para amortiguar los efectos negativos por la inseguridad en la periferia de Acapulco, Peralta Radilla reiteró que “por supuesto, pero fue algo que decidieron ellos, los del Barco de La Paz, vienen en visita de cortesía no vienen en visita oficial, pero Rigoberta Menchú fue bien recibida y está realizando sus actividades encomendadas”, puntualizó.

 

468 ad