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Los marinos amenazaron con disparar y destrozaron la casa, relata una testigo de la irrupción en la sierra de Tlacotepec

Zacarías Cervantes

 

Chilpancingo

 

La tarde del martes 18 de junio los marinos irrumpieron en la comunidad de Polixtepec, municipio de Heliodoro Castillo, “tocaron los portones bien fuerte y gritaban malas palabras. Entonces, como nadie abría los portones, gritaron que empezarían a disparar”, relató ayer Lucero, hija de Fidelina Arellano Pacheco, una de las detenidas, quien presenció todo.

Lucero es menor de edad, igual que Ana, ésta hija de Hermelinda Núñez Gómez. Las dos, con Rosa, la trabajadora doméstica de Hermelinda, se encuentran en esta capital en espera de que se defina la situación jurídica de las dos mujeres para poder verlas.

Contaron lo que vieron el día en que fueron detenidas Fidelina y su nuera Hermelinda, quienes están recluidas en la cárcel de Chilpancingo.

Lucero agregó, “yo me asusté mucho y le hablé a mi mamá. Ella estaba acostada y fue entonces que salió a ver qué es lo que pasaba”.

La joven recordó que los uniformados dijeron que iban porque recibieron una denuncia,  “entonces mi mamá salió a gritarles a la casa de mi cuñada (Hermelinda), que les abrieran porque iban a empezar a tirar, fue entonces que entraron bien agresivos a destruir la casa; tiraron todos los muebles y nos exigían que entregáramos las cosas que teníamos, pero nosotros desconocíamos de lo que nos hablaban porque mi mamá de lo único que se mantiene es de su tiendita y de una combi que se compró con el dinero que le mandaron mis hermanos que se fueron a Estados Unidos. Es de lo único que ella y yo nos mantenemos”.

Dijo que después de que desordenaron todo dentro de su casa, vendaron y “maniaron” a su mamá Fidelina y a su cuñada Hermelinda, “a nosotras nos encerraron, taparon las puertas con toallas  y nos gritaban bien feo”.

La menor, pidió, “hoy lo que queremos es justicia para ellas porque no es verdad de lo que las acusan, nada es cierto de lo que las acusan, ellas estaban en nuestra casa”, dijo en referencia a la acusación que les hacen a las dos mujeres en el sentido de que fueron detenidas por los marinos a bordo de camionetas en las que encontraron armas y droga.

Ana, hija de Hermelinda, expresó, “nosotros estábamos en nuestra casa, éramos yo, mi mamá y la trabajadora. Nosotros estábamos haciendo la tarea y nomás de repente tocaron muy fuerte el portón, como queriendo tumbarlo, y fue cuando mi abuelita (Fidelina) le gritó a Ofe (la trabajadora doméstica) que por favor abriera, y cuando ella fue a abrir, mi mamá y mis hermanitos se asustaron cuando vieron a los marinos”.

Dijo que éstos gritaban “que querían las cosas que teníamos en la casa, pero como dice mi tía nosotros no teníamos nada. Nosotros desconocíamos que cosas son las que nos pedían. Por eso nosotros no sabíamos que hacer o qué darles. Mis hermanitos se asustaron y mejor se salieron y se fueron con mis tías”.

Ana agregó que ella se quedó con su mamá, “y fue cuando empezaron a tirar todo, a tumbar las cosas, a registrar, a hacer bien fiero”. Añadió que después se salieron, “pero de pronto volvieron a entrar pero ya más agresivos, gritando cosas a mi mamá, diciéndole bien feo”.

Expresó, “nosotros somos humildes, su familia de mi mamá es muy sencilla, tienen un ranchito en donde venden queso. Ella se sale a repartir el queso en los pueblitos para podernos mantener, porque mi papá ya tiene seis meses que no está con nosotros y pues entonces, yo que sepa mi mamá no hace nada malo, por eso queremos justicia”.

Manifestó que “no es justo que quienes somos inocentes nos hagan esto y los que no son, los tengan fuera”.

Detalló que después de que los marinos salieron de su casa, “nos separaron de mi madre. Yo le pedí al de la Marina que si no traían orden que no se la llevaran y me dijeron que no. Después nos separaron, nos formaron en fila. Nos dijeron que nos agacháramos y nos llevaron a la casa de mi abuelita y allí nos encerraron, en la puerta pusieron toallas y ya no pudimos ver cuando se llevaron a mi mamá y mi abuelit”.

 

Denunció que los marinos “de mi casa se llevaron oro, dinero que tenía mi mamá guardado. Yo no sé qué tanto sería, pero ella tenía sus ahorros con lo que se va ganando al día o al mes para nosotros, pero todo se llevaron”.

Mientras tanto, Ofelia, la trabajadora doméstica declaró que ella bajó a abrir el portón, “porque pateaban bien feo y gritaron que la iban a tirar si no la abríamos. Después que me bajé a abrir me dijeron que agachara la cabeza, que no viera nada de lo que estaba pasando y fue cuando entraron a hacer los desastres, rompieron camas, roperos. También se llevaron dinero”.

Dijo que la encerraron a ella, a Lucero y a Ana en la casa de la suegra de Hermelinda, “y de allí ya no vimos nada porque pusieron una toalla en la puerta”.

Rosa Cuevas Pineda, prima de Hermelinda, responsabilizó al gobierno federal y a los elementos de la Marina, “si algo les llega a pasar a estas niñas o a cualquier familiar de Hermelinda o Fidelina, pues lo único que estamos pidiendo es que se haga justicia. Nosotros solamente las andamos defendiendo porque son inocentes”.

 

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