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Que los familiares de los desaparecidos se unan en una demanda, llama la Comverdad a los afectados

Daniel Velázquez

 

Para hacer justicia en los casos que personas desaparecidas durante la guerra sucia que tienen más de 40 años de haber ocurrido, es necesario que los familiares de todas las víctimas se unan en la demanda, que la sociedad respalde esa petición y que el Estado explique qué pasó con las personas que fueron desaparecidas, dijo el integrante de la Comisión de la Verdad (Comverdad), Nicomedes Fuentes García.

“El Estado mexicano sabe qué hizo con nuestros familiares, no vamos a poder avanzar si no tenemos el concurso de la fuerza de todos para impulsar esta gestión”, expuso.

Nicomedes Fuentes y Arturo Gallegos Nájera participaron en el foro Tortura Ayer y Hoy, Impunidad de Siempre que organizó el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad en el auditorio de la Unidad Académica de Ciencias Sociales con motivo del Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, que se conmemora hoy.

Fuentes García narró brevemente los casos de tortura encontrados por la Comisión de la Verdad en sus investigaciones y Arturo Gallegos Nájera contó parte de su experiencia como sobreviviente de la guerra sucia.

Sin abundar en muchos detalles, Fuentes García dijo que las fuerzas militares del Estado desplazaron a comunidades, apresaron y asesinaron a muchos campesinos sólo por considerarlos parte de la guerrilla.

Hablo de los casos de El Quemado, Corrales del Río Chiquito, San Juan de las Flores, Valle Florido y La Peineta.

El caso de El Quemado dijo que es un caso emblemático porque en esa localidad de Atoyac de Álvarez el Ejército “arrasó con toda la comunidad”, contó que en los años que investiga la Comisión de la Verdad de 1969 a 1979 el Ejercito solía convocar a los vecinos de una comunidad en la cancha del pueblo y una vez que los vecinos se congregaron “todos los hombres fueron detenidos”.

Mencionó que él convivió con esos campesinos porque también estuvo preso cuando fue detenido por el policía judicial Isidro Galeana Abarca. Recordó que los campesinos llegaron en muy malas condiciones a la cárcel, “vistiendo harapos, prácticamente en los huesos”, con heridas en brazos y pies como muestra de dónde los tuvieron atados, cuyas lesiones se veían infectadas y pestilentes.

Contó que Simón Valdeolívar conocido como El Tua ideó unas celdas de castigo de un metro cuadrado y en medio un hoyo que conectaba al drenaje y ahí encerraron a cinco de los campesinos de El Quemado con él, “estábamos prácticamente como cigarros y nuestra cabeza llegaba al techo prácticamente” eran celdas pintadas de negro con puertas de metal, cerradas herméticamente “y en el calor de Acapulco esa era una situación terrible”, después de que habían sido torturados por días o semanas.

La razón la que el Ejército apresó y torturó a los campesino de El Quemado es porque los acusó de haber participado en una emboscada a militares en la sierra de Atoyac “pero lo que el Ejército realmente quería era encontrar culpables”.

Corrales del Río Chiquito era una comunidad de la sierra de Atoyac, los habitantes de esa comunidad fueron desplazados, todavía están en proceso de incorporarse a diferentes comunidades del estado.

San Juan de las Flores es un poblado que tiene a 30 personas desaparecidas y familias desplazadas por las incursiones militares.

Valle Florido se llamaba El Potrero, era una comunidad del Acapulco rural ubicada cerca de Altos del Camarón entre lo que es la Autopista del Sol y la carretera federal México-Acapulco.

En esa comunidad vivieron unas 20 familias y ahora ya no hay ni caminos para llegar al poblado, sólo quedan árboles, algunos horcones, tejas apiladas, bultos de cemento que se hicieron piedra y plantas de ornato que se volvieron silvestres, la comunidad tenía una escuela y una cancha pero “esa comunidad hoy en día no existe”.

Otro caso de comunidades desplazadas es La Peineta del municipio de Atoyac donde sus pobladores se dedicaban al cultivo del café y tiene “una historia terrible”.

Explicó que en Guerrero durante la guerra sucia hubo una gran cantidad de ciudadanos desaparecidos, ejecutados, torturados, desplazados y exiliados porque la demanda social siempre fue reprimida y eso generó la cultura de la represión.

Indicó que no hay cifras exactas de las víctimas de ese periodo, porque fue una situación difícil, además de que ha transcurrido el tiempo, “era común el asesinato de líderes y era muy común la impunidad”.

Algunos de los responsables de estos delitos que han identificado son Mario Arturo Acosta Chaparro, Miguel Nazar Haro, Salomón Tanús, Francisco Quiroz  Hermosillo; y en Guerrero operaron además de Acosta Chaparro, Wilfrido Castro Contreras, el capitán Barquín que integraron un grupo paramilitar que es responsable de las desapariciones forzadas de personas.

Agregó que las denuncias por desaparición forzada primero los familiares actuaron en conjunto, después la división de los familiares de las víctimas debilitó las demandas.

Como parte del trabajo de la Comisión de la Verdad para aclarar lo sucedido con las personas desaparecidas durante la guerra sucia se cuenta con 260 testimonios y confían que en poco tiempo puedan presentar una conclusión de toda la investigación.

Informó que el trabajo de la Comisión de la Verdad está enfocado a los municipios de Atoyac, Tecpan, San Jerónimo, Coyuca de Benítez y Acapulco, pero se ha extendido a Cuajinicuilapa, San Luis Acatlán, Chilpancingo, Tixtla, Iguala, Morelos, Distrito Federal, Veracruz y Michoacán.

Arturo Gallegos Nájera narró su experiencia como víctima de tortura durante la guerra sucia y dijo que fue una política de Estado porque a las cabezas de los líderes de los movimientos, “el presidente de la República les puso precio de 200 mil pesos a 10 millones de pesos. De ahí que no importara cuántas vidas costara llegar a una cabeza de una organización y las víctimas inocentes eran presentadas como parte de la guerrilla”

Contó que el sitió que ahora llaman Base Aérea número 7 fue ocupado para recluir a las personas que desaparecían las fuerzas del Estado.

Además dijo que las víctimas de tortura durante este periodo no eran porque participaran en la guerrilla sino por el simple hecho de tener un mismo apellido con quienes lo hacían.

Dijo que hubo cuerpos policiacos creados para inhibir o extinguir cualquier cambio radical como las “brigadas blancas”, el “grupo jaguar” y en Guerrero el “grupo sangre”.

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