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Denuncian los agraviados el robo de sus pertenencias en el naufragio

Después de tres horas y media de zozobra e incertidumbre, los 44 turistas nacionales, entre ellos 15 menores de edad, incluido un bebé de 8 meses que era cargado por su abuelita y quienes resultaron afectados por el hundimiento de la embarcación de fondo de cristal Júpiter, mar adentro y muy cerca de la isla de La Roqueta, fueron asistidos por restauranteros del mercado de Santa Lucía.

Todos los turistas que no requirieron atención médica y, como se observó, aguantaron desde las 12 del día hasta las 4 de la tarde en el muelle de playa Caleta para saber de qué forma iban a ser auxiliados en materia de asistencia turística, por lo que fueron invitados a comer gratuitamente en la fonda Amayrani.

“Es lo mínimo que podemos hacer, aquí estamos los prestadores de servicios de Caleta y Caletilla atendiendo a nuestros turistas nacionales, que son nuestros amigos, lamentamos este suceso que les deja un mal recuerdo porque ellos, como todos los demás, venían a divertirse. Afortunadamente no pasó a mayores y las soluciones llegan de inmediato, aquí está la prueba de la buena fé y voluntad de las fonderas de Caleta y Caletilla”, indicó el comerciante Eustorgio Carbajal Morillón, quien trasladó a los afectados a comer gratis.

Mientras que el jefe de excursión de los visitantes, Álvaro Rodríguez Martínez, expresó que “otros compañeros se fueron al Ministerio Público a iniciar una denuncia por robo de nuestras cosas y otros se fueron al hospital Santa Lucía para saber de la salud de nuestra amiga. Estamos muy enojados con esta situación porque la ayuda en alimentos llegó muy tarde, hasta ahorita estamos comiendo y le agradecemos al señor Eustorgio este gran gesto, pero necesitamos que las autoridades nos ayuden con recurso económico porque perdimos todo nuestro dinero en la lancha de cristal”.

Cuando terminaron de comer, más tranquilos algunos de los turistas –alojados en los hoteles Canaima y Los Sauces– se quejaron de que les fueron robadas todas sus pertenencias personales en las mochilas, porque, dijeron, las tuvieron que dejar para saltar de la embarcación Júpiter y treparse, auxiliados por lancheros, a otras embarcaciones cercanas para lograr salvar sus vidas. (Salvador Serna).

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