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Obama telefonea a legisladores para celebrar la reforma migratoria

DPA

 

Washington

 

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó la noche del jueves a los máximos responsables en el Congreso en materia de reforma migratoria para celebrar la aprobación en el Senado de una propuesta de ley que busca solucionar la situación de 11 millones de indocumentados.

Según informó hoy su portavoz, Jay Carney, pese a lo tarde que era en Dakar, donde el mandatario se encontraba la pasada noche en el marco de su gira africana, Obama logró comunicarse con varios de los senadores del “Grupo de los Ocho”, los cuatro demócratas y cuatro republicanos que elaboraron el texto aprobado en la Cámara Alta la víspera y que ahora pasará a la Baja.

Por este motivo, Obama también habló con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y con la líder de la minoría demócrata en ese hemiciclo, Nancy Pelosi, agregó Carney.

Pese a su histórica aprobación en el Senado -es la primera iniciativa migratoria que llega tan lejos en su camino legislativo desde la aprobación de la ley migratoria de 1986- la S.744 afronta todavía un trayecto impredecible cuando se apresta a llegar a la Cámara Baja dominada por unos republicanos muy reticentes a esta materia.

Según su portavoz, Obama instó a Boehner y a Pelosi a “ponerse a trabajar ya en la reforma migratoria ahora que el Senado ha aprobado una propuesta de ley con una amplia mayoría bipartidista” de 68 votos a favor -14 de ellos republicanos- y sólo 32 en contra.

Carney, sin embargo, no quiso revelar la estrategia que seguirá la Casa Blanca para apoyar las difíciles negociaciones en la Cámara Baja sobre la reforma migratoria, una ley clave para Obama, ya que se considera que podría convertirse en la única gran iniciativa legislativa de su segundo mandato.

En este sentido, se limitó a indicar que, tal como hiciera durante su paso por el Senado, la Casa Blanca “dejará claros cuáles son los principios” que quiere ver en cualquier propuesta con visos de convertirse en ley -Obama ha puesto como condición que haya una vía a la ciudadanía- y además “proporcionará su experiencia en políticas y datos para ayudar lo máximo posible durante el proceso”.

Boehner ya ha declarado que no piensa limitarse a tratar la propuesta de ley llegada del Senado sin más y que tampoco apoyará una iniciativa que no cuente con el apoyo de la “mayoría” de congresistas de ambos partidos.

El problema son las posiciones hasta ahora aparentemente irreconciliables, sobre todo entre los republicanos más conservadores, que exigen que cualquier reforma migratoria se base en el principio de “seguridad fronteriza primero, legalización después” y los demócratas, que, como la Casa Blanca, no quieren condicionar la ciudadanía a requerimientos en materia de seguridad fronteriza imposibles de calcular o verificar

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