Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* ¿De qué nos sirve la veda?

A juzgar por el ríspido, complicado y tenso proceso de selección de candidatos de los partidos, particularmente del PRD, lo más importante de la lucha democrática por el poder es la definición de los contendientes, no de sus banderas políticas.
Al menos eso parecen pensar muchos aspirantes, cuando discuten –que no debaten– quiénes deben ser candidatos, y quiénes no. Algunos hasta parecen convencidos de que lo mismo piensan, o deben pensar, los electores.
Y no los culpo, hasta eso, porque la cobertura de los medios periodísticos y el interés de sus públicos, eso sugieren.
Por pueriles que sean o parezcan las justificaciones electorales –yo voy arriba en las encuestas, él no era del partido, aquel no pasará, ya nos toca–, los aspirantes logran los espacios y tiempos principales de los medios, y convocan la atención y el interés de los lectores, radioescuchas y televidentes.
Por personales y privados que sean o parezcan los motivos electorales, a los aspirantes les alcanzan para distraer y entretener a prensa y sociedad.
Puede no haber una discusión seria y responsable de los problemas y los retos, ni un debate verdadero y profundo de propuestas y soluciones, de parte de los aspirantes; pero tampoco hay electores exigentes y demandantes de una contienda de proyectos, no de personalidades.
Por eso todo mundo, aspirantes, prensa y electores, se pitorrea de la veda silenciosa, y todo mundo se mofa de los presuntos fines y motivos de la tregua intercampañas.
Según las autoridades electorales, del 16 de febrero al 29 de marzo, los precandidatos de los diversos partidos y coaliciones no podrán hacer propaganda político-electoral ni llamar al voto, por lo que durante seis semanas no deberá escucharse u observarse publicidad sobre los candidatos que representan a algún partido.
Al respecto, el magistrado electoral Flavio Galván Rivera subrayó que los precandidatos deben ser muy cuidadosos y precavidos de que los llamados foros académicos no se conviertan en temas político-electorales, recordó que hay sanciones que pueden llegar hasta la nulidad de una elección, por lo que sugirió a los precandidatos a que durante el periodo de veda “se dediquen a meditar y prepararse”.
Dicho así, la veda me late, aunque todo el mundo se pitorree y se mofe de mi ingenuidad.
Siendo éste su humilde escribidor un convencido practicante del silencio editorial y un terco promotor de la utilidad y necesidad políticas de la reflexión serena, no podría estar más de acuerdo y contento con semejantes idea y propósito.
La bronca es que pocos son los aspirantes que obedecen la veda que impone la ley electoral, y menos aún los que se dedican a “meditar y prepararse”.
La bronca es que pocos son los electores que se interesan en esos temas, y menos aún los que confían en que la ley se cumpla.
Loco el escenario y loco el argumento, en una sociedad con tantos problemas urgentes que resolver. Y más locos los actores y los espectadores, dedicados a los adjetivos y distraídos de los sustantivos.
Pero lo que más me preocupa del jaloneo áspero de las ambiciones electorales, es la pulverización de los liderazgos en un montón de protagonismos individuales.
Cuando más necesitamos de líderes confiables y populares, cuando más urgen los consensos y las causas colectivas, más se tribaliza y trivializa la lucha por el poder, y más se enfrentan y dividen los adversarios.
Hoy, menos que nunca, el horno está como para bollos.

[email protected]

468 ad