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Silvestre Pacheco León

La Sociedad Protectora de Animales de Zihuatanejo

–Me voy don José, porque todavía tengo que operar unos gatos en Zihuatanejo.

–Perdón, médico, ¡cómo que va a operar unos gatos! Se opera a la gente, no a los animales.

Así podría empezar la historia de la Sociedad Protectora de Animales de Zihuatanejo que ha cumplido 30 años desde que doña Helene Krebs Posse tomó la determinación de ocuparse enteramente a esa causa que después siguieron sus hijos, Natalia, Enrique y Cristina.

Hace 30 años no cabía en la cabeza de muchas personas, como don José Medina del pueblo de Lagunillas, que hubiera médicos dedicados a cuidar la salud de los animales, máxime si éstos no daban leche ni carne para comer.

En el campo era común tener perros para ayudar a la vigilancia de las casas y al cuidado del ganado medio alimentándolos porque “ellos se rebuscan” (como dicen los costeños). Por eso se veía como una exquisitez que alguien tuviera un perro o un gato como mascota a la que además de alimentar deben cuidar y educar.

En contra de aquel razonamiento de don José a principios de los ochenta, Enrique nos narra la experiencia reciente que vivieron los promotores de la Sociedad Protectora de Animales de Zihuatanejo en una plática de sensibilización con estudiantes de primaria en una escuela del puerto:

“Después de mostrar a los niños algunos animales para los que se busca adopción, explicando la importancia de conocer y respetar sus derechos, una niña se soltó a llorar desconsolada porque contó que su papá trataba al perro de su casa a patadas. Tratando de consolarla le dijimos que iríamos a su casa para hablar con su papá para concientizarlo, entonces  con apuros entre balbuceos y suspiros la niña dijo que mejor no fuéramos, porque su papá era muy corajudo”.

Seguramente lo que pasó por la cabeza de la niña cuando veía la acción violenta del padre contra el perro la llevaba a pensar que el trato al animal no era el correcto, y aunque el desenlace familiar no lo conocemos, la anécdota refuerza la idea de los defensores de los animales de que la educación es la estrategia para cambiar no sólo el pensamiento caduco, si no también la cultura de las personas, pues dice bien el razonamiento de que lo avanzado de una sociedad se puede medir dependiente del trato que da a los animales.

No conozco si en Guerrero existe alguna organización defensora de los animales más antigua que la SPAZ pero estoy seguro que ésta es la más eficaz, no sólo porque parece haber encontrado su sostenibilidad entre la sociedad civil en esa tarea que no ha conocido tregua, sino porque ha forjado una nueva cultura en la población local de respeto al derecho de los animales y porque gracias a su labor incansable casi ha alcanzado el porcentaje de esterilización de perros y gatos que las organizaciones de salud establecen como mínimo para equilibrar la población de animales domésticos en las ciudades.

Cuando estoy de visita en la sede de la SPAZ que funciona en la Casa Marina, a un costado de la plaza municipal, llega una señora a preguntar si pueden operar a su gata Cuquis. Me dice que la mascota es de su hija, que la recogió de la calle, que ya ha tenido una parición de cuatro gatitos y que por eso quiere esterilizarla. Ella, como muchas personas, dice que esperó a que su gata se preñara porque tiene la creencia de que si los operan pequeños  les da cáncer.

Enrique Rodríguez, el médico oficial de la SPAZ e hijo de doña Helene, dice que parte de la tarea que realizan consiste en enfrentar las creencias de la gente, porque hay quienes piensan que para la esterilización conviene que los animales estén crecidos y que las hembras ya hayan parido. “Incluso un médico que se manifestó en contra de nuestra labor me dijo que la operación es un maltrato porque al animal no le preguntamos si quiere operarse”.

Parte de la educación a la población consiste en promover su participación para acercarse a los animales y conocer el trato que se les da tanto al operarlos y al “dormirlos” porque la filosofía que se expresa en el propio lema de la SPAZ es “luchando para evitar el maltrato y el dolor innecesario a los animales”.

Pero aún con los notables avances en esa tarea educativa de tres décadas, en la SPAZ no ocultan que hay rezagos notables porque todavía existen personas que piensan que las mascotas son animales desechables que se pueden tirar, vender, comprar y regalar sin ninguna responsabilidad.

Como en muchas otras ciudades del estado, en Zihuatanejo sigue habiendo la costumbre de deshacerse de los animales recién nacidos  tirándolos en los basureros, o abandonándoles en la carretera. Los amos más crueles, cuando se trata de animales adultos y enfermos o viejos, los llevan al campo y los dejan amarrados hasta que mueren de hambre y sed.

Cristina, hija también de doña Helene que se encarga de la administración de la SPAZ, nos cuenta que por primera vez en la historia de la asociación, en el mes de julio se verá en la necesidad de avisar a la población que dejarán de recibir animales para adopción porque está saturado el espacio disponible, y cuenta la paradoja de que con la reciente campaña gratuita que las estaciones de radio le otorgan, ahora no se dan abasto para recibir y alimentar tantos animales, pues también como señal de la crisis económica que se vive en el puerto, muchas familias han visto en la SPAZ la oportunidad de deshacerse de sus mascotas porque ya no las pueden mantener, y la misma publicidad no ha sido suficiente para conseguir más familias dispuestas a adoptar los animales que ya están esterilizados.

Son 35 perros y gatos que esperan ser adoptados por familias que les garanticen techo, comida, salud y cariño, dice Cristina con preocupación, porque sabe que ahora que empieza la temporada baja de turismo y también de ingresos, muchas buscan deshacerse de sus mascotas y pocas están pensando en gastar con nuevos miembros en la familia.

Lo único que consuela a Cristina, quien reparte su tiempo entre la atención a la tienda de ropa en la que trabaja, y la administración de la SPAZ, es que ésta se sostiene sola, funcionando permanentemente para recibir animales sin dueño y esterilizando de tres a cinco ejemplares cada día, con un equipo de seis personas.

La SPAZ se sostiene con la venta de playeras y donativos personales, estos últimos conseguidos por el activismo de Natalia, la otra hija de doña Helene quien se ha responsabilizado de conseguir el financiamiento.

Desde hace algunos meses Adriana Sánchez, quien forma parte de la directiva de la SPAZ contribuyó para que el famoso dúo de guitarristas mexicanos de rock acústico, Gabriela y Rodrigo, se sumaran al grupo de donadores aportando hasta la mitad de los ingresos que obtiene la cooperativa Eco Vegana que ellos encabezan en los talleres de Comida Eco-Sustentable que imparte semanalmente en Zihuatanejo.

La SPAZ Cada año realiza campañas de esterilización con el apoyo de organizaciones de otros estados e internacionales. En la última campaña que se realizó hace un año se esterilizaron 250 mascotas en una jornada de 5 días con la participación voluntaria de médicos de Toluca.

La SPAZ tiene un gasto mensual de 25 mil pesos que deben alcanzar para pagar a dos empleados, comprar el alimento y las medicinas de los animales y subsidiar parte del costo de las operaciones de esterilización que realiza.

La próxima campaña para esterilizar perros y gatos la han programado para el mes de octubre porque la SPAZ se ha propuesto alcanzar los estándares internacionales que establecen una tasa de esterilizaciones del 10 por ciento de la población animal para que dicha acción tenga un impacto.

Dicen los que saben que en el país la relación entre mascotas y humanos es de cinco personas por animal, lo que implica que en Zihuatanejo viven 25 mil perros y gatos cuyo control requiere de una campaña de esterilización de cuando menos 2 mil 500 mascotas al año, o casi siete por día.

De ése tamaño es el gran reto asumido por la SPAZ en una tarea que bien le vendría dirigir al gobierno estatal como responsable de que se cumpla la Ley de Protección a los Animales que  promulgó hace 22 años.

 

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