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Arturo García

Réquiem por don Alejandro Galindo, defensor de los cafetaleros

Teníamos ya noticia de que el amigo don Alex estaba ya tendido luchando contra la muerte. El desarrollo de su diabetes, sumado a su edad y sus condiciones precarias como a muchos millones de mexicanos lo hicieron conformarse con su destino y esperar pacientemente la muerte. Sufrimiento que se hace extensivo a la familia por la labor cotidiana y el gran esfuerzo económico, físico y moral que tienen que hacer cuando el ser más querido está tendido… Sufrimiento en silencio que también sienten sus amigos, vecinos y compañeros de lucha. Y ahí, tendido está como recorriendo su historia, su andar y con las pocas fuerzas que aún le  quedan, llamar a sus amigos de antaño. Fue así como llegamos este jueves 28 de julio, Amadeo Valdez, Lupe Fierro, Vicente Dionicio y quien esto escribe; no por algo el buen Miguel Piedra me comentó al salir de la oficina que a lo mejor nos quería decir algo y quizá después de esto se despediría.
El camino a su casa no cambió desde hace casi 30 años desde que lo conozco, su casa misma no tiene huellas de arreglos, como que la historia se congeló o más bien siempre prefirió apoyar a los demás y no lucrar en beneficio propio. Pero encontramos a don Alejandro vivaracho como siempre, aparte de que nuestra visita le infundió más ánimos, lo vimos en franca recuperación y así lo atestiguó la familia. Es impresionante cómo nos reconoció por el nombre a cada uno, y con el semblante de que nos estaba esperando. Su expresión de alegría y de lucha por la vida siempre estuvo por delante, no en vano nos dijo al recibirnos que había estado muy mal pero que pronto se va a levantar, tenía mucha fe en ello, nos dijo.
Le hicimos un recuento de cómo están las cosas por acá afuera y procedimos a hacer un diálogo de auto remembranza. A la pregunta de cuál es su mayor y mejor recuerdo en la vida, no vaciló en contestar de inmediato que fue la participación en la organización, que ésta lo formó como si hubiera ido a la Universidad, con ello expresa su profunda convicción por la lucha a favor de los más necesitados. Pero su emotividad se expresa cuando le preguntamos qué era lo más bonito para él en aquellos tiempos, su respuesta inmediata fue que las marchas, las manifestaciones que hacíamos por la defensa del precio del café y la lucha contra los funcionarios y líderes corruptos.
Su lucidez sobresale cuando nos comienza a contar la historia de Los Valles, las primeras familias, su familia, sus orígenes, sus vivencias. De ahí brinca a la lucha agraria, de cuando se formó la Unidad Agraria, los principales luchadores de aquel entonces. Su expresión era como la de quien estaba esperando a alguien para contarle lo que sabía, como para no llevarse la historia solo.
Su calidad ética y sus principios políticos se agigantan cuando se refiere a las pasadas elecciones. Él no votó por el PRD chafa nos dijo, sino por la persona de Ángel Aguirre a quien trató cuando era secretario particular del gobernador don Alejandro Cervantes y luego como gobernador interino. Con ello demuestra su solidez de principios y de cómo siempre estaba atento o todos los procesos y culmina diciendo que cuesta mucho la convicción. Hoy tiene 74 años cumplidos porque nació en 1937.
Su responsabilidad y honestidad resalta en muchos capítulos. Casi nadie lo supo, durante las movilizaciones por la reversión del precio del café, el director general del Inmecaféde aquel entonces, Antonio Gazol Sánchez, llamó al Consejo de Administración de la Unión de Ejidos de la Costa Grande, Patricio Barrientos, Carmelo Mata y don Alejandro. Aparte de regañarlos por las protestas les abrió una ventana y les dijo que escogieran los carros que quisieran del estacionamiento, los invitaron a pensarle mientras llegaban a una “negociación”, y la actitud de don Alejandro fue muy precisa: nosotros nos podríamos regresar en camioneta pero no podremos evitar la chinga que nos pararía la gente, y esa fue la respuesta que se le dio a las autoridades. Por lo demás, siempre estuvo puntual en todas las reuniones y compromisos como siempre vigilante y cuidadoso de todas las decisiones y movimientos financieros.
Es interesante cómo pasa revista de muchas vivencias de la organización, las anécdotas de varios de los compañeros, mismas que celebra con risas y como festejando que aún estamos vivos para contarlas. Los asistentes complementábamos también con otros bemoles de anécdotas y así la charla se desarrolló como un gran reencuentro de viejos amigos. En cada momento ratificaba que se sentía contento por la visita.
Recuerda perfectamente los momentos cuando le conocimos y lo invitamos a participar en la lucha de los cafetaleros, desde ese entonces nunca se separó ni cambió sus convicciones a pesar de las amenazas y presiones de los poderosos de entonces. Su filosofía sencilla para convencer a la gente era de que el trabajo y las matas de café no tenían color de partido y que siempre hay que luchar por defender la democracia; el partido es una cosa y la amistad es otra nos dice, como comentario de que muchos amigos cercanos le pedían cambiar de ideas y pasarse a la “famosa” CNC.
No se olvida tampoco de los esfuerzos por lograr la democracia en el municipio. Recuerda perfectamente cuando el movimiento democrático logró poner a Jaime Coria como presidente municipal sustituto. Siempre estuvo al pie del cañón nos dice, sin dejar de usar su palabra “bocón” como sinónimo de “cabrón”. Y remata diciendo que siempre nos quedamos en la izquierda…
Como tampoco se olvida la costumbre de siempre dar de comer al visitante, aún cuando llegáramos a deshoras de la noche; la llamada discreta a almorzar en ese momento me recordó las muchas vivencias con don Alejandro Galindo. Y mientras almorzábamos caí en la cuenta de que en mi grabadora tenía ya escrita la autoremembranza del amigo, en gran parte él la dictó y la complementamos entre todos. Y como siempre, él se pinta solo, lo único que podría decir es que fue de las pocas personas que han sido capaces de atravesar el pantano y no humillarse como también atravesar las mieles de la vida sin engolosinarse. Su legado siempre será el de un hombre sencillo, sincero, trabajador, alegre, con ideas progresistas y de firme convicción.
Al levantarme de la mesa me llamó la atención una señora semiarrinconada que miraba al cielo y al suelo pero sin ver nada. Me encaminaron hacia ella… era doña Clotilde, la compañera de don Alejandro, quien además de padecer igualmente una diabetes sin atenderse, las cataratas le fueron cubriendo poco a poco las pupilas hasta dejarla en la obscuridad total. Aquí es donde la rabia sale a relucir, mientras los gobernantes hablan de un seguro popular que no funciona, los líderes políticos y funcionarios usan los cargos sólo para enriquecerse, millones de mexicanos van empobreciendo y muriendo lentamente a causa de no contar con medios para ya no digamos prevenir su salud sino curar sus enfermedades elementales. Este país requiere un cambio urgente.
Al bajar a Atoyac, nos propusimos encontrar soluciones para salvar a don Alejandro y su compañera. Nos apersonamos con el director del Centro de Salud para que nos orientara, la solución ya estaba: nos conseguirían la orden para que sea internado en el hospital de Zihuatanejo para la aplicación de hemodiálisis, una ambulancia para llevarlo y traerlo, así como una silla de ruedas por medio de nuestros amigos en el gobierno estatal; igualmente una cita para doña Clotilde para que sea preparada su operación de las cataratas. Este lunes 1 de agosto temprano el doctor Ríos nos comunicaría el día del traslado pero, ironías de la vida, casi a la misma hora en que estábamos haciendo los trámites, don Alejandro acababa de fallecer, comenzó a trascender por fin a la eternidad…
PD. Ya en la despedida de la visita, don Alejandro me llamó discretamente. Sus hijos que lo acompañaban se separaron lentamente hasta dejarnos solos; el objetivo era decirme en voz baja que por favor le hiciera su testamento; yo le dije que con mucho gusto aunque estaba seguro que contaríamos con él aún por más tiempo. Él no se inmutó y sólo me instruyó lo que tenía que hacer. Esta fue la despedida y hasta ese momento entendí que nos estaba esperando para decirnos sus últimos mensajes. Mismos que quedarán grabados de por vida, tal como su vida misma a favor de las mejores causas de los campesinos de su pueblo y su región. Descanse en paz y hasta la victoria don Alejandro Galindo, aquí en la tierra seguiremos impulsando la lucha que nos permitió conocernos.

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