Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Marchan por la paz en Coyuca de Benítez tras el asesinato de los siete adolescentes

Mariana Labastida

 

Familiares, amigos, vecinos y conocidos de los siete adolescentes y jóvenes asesinados el jueves en una huerta en Coyuca de Benítez marcharon para pedir paz para la sociedad y resignación para los familiares.

Visitaron las casas de cada uno de los siete adolescentes y jóvenes, viviendas humildes, algunas sólo de madera con techos de lámina y telas, unas de ellas con problemas de accesibilidad debido a su ubicación en el cerro de las colonias en la periferia de Coyuca de Benítez a unos 10 minutos del centro del pueblo en automóvil.

Los familiares se mostraron herméticos, se limitaron a caminar orando y cantando con los demás pobladores y recibir al grupo en sus viviendas, donde ya los esperaban los altares y agua para los peregrinos, no hubo exigencias de justicia, sólo se pidió por la paz.

Unas 250 personas vestidas de blanco con palomas hechas de papel en las que se leía “Paz”, globos y flores caminaron por las calles de dos colonias de Coyuca de Benítez recorriendo con la figura del sacramento que llevaba el sacerdote Juvenal Aponte quien encabezó la caminata y visitó a seis casas de la colonia Venustiano Carranza, Astudillo y Zumpango.

“Estar todos unidos porque ahorita necesitamos estarlo”, dijo una de las organizadoras de la marcha a la gente congregada afuera de la capilla de la colonia Venustiano Carranza, debido a que el sacerdote no llegaba, por lo que empezaron a rezar un rosario mientras esperaban.

Al llegar el sacerdote exclamó “la paz del señor esté con nosotros”, emprendió la marcha a la casa de Christopher Guerrero Rojas, de 16 años, en la colonia Astudillo, en el camino a su vivienda que está en la parte alta de un cerro a donde se accede por un camino improvisado de escalones y aplanado de cemento que queda volando, los peregrinos pasaron por la cancha de fútbol donde la voz del narrador del partido se mezclaba con el canto de en el que invitaban a “caminar, Santa María ven”. Los espectadores y jugadores que se encontraban dentro de las canchas observaron pasar a los peregrinos en silencio, así también hicieron que el narrador apagara el micrófono y dejara de comentar las jugadas del partido por respeto a la procesión.

“Aleja de este lugar sentimientos de odio y rencor, concédeles la paz a la familia y al  hermano Christopher el descanso en paz”, pidió el sacerdote al terminar la oración por la paz, el Padre Nuestro y Ave María rezados afuera de la casa del joven.

La segunda casa en visitar fue la de Osvaldo Rodríguez García, de 20 años, su vivienda de paredes de concreto con techo de lámina; la peregrinación continuó a la casa de Jesús Ángel Galeana Mayo, de 14 años, está a medio cerro, aunque la calle pavimentada llega a unos metros de su casa, para llegar a la vivienda de paredes de madera de palma y lámina de cartón se tiene que caminar por la tierra, en un camino con piedras y pedazos de tronco apilados a la orilla, también se ven mangueras tiradas, así es como llega el agua a la parte alta.

Jorge Luis Ramírez Mora, de 14 años, fue velado en la cancha del pueblo, el acceso a su casa es el más complicado de todos “aquí si está feo” comentó uno de los peregrinos mientras observaba como un grupo de mujeres y hombres vestido de blanco subieron en zigzag por el cerro en un camino improvisado para llegar a la casita que se alcanza a ver desde la parte baja, está en un pequeño aplanado, de madera, cartón y tela los materiales de los que está hecha, ahí se recibió a los caminantes a quienes se les ofreció agua. Los peregrinos se sorprendieron que no hay alumbrado público en esa zona, y entendieron el motivo por el cual el funeral del adolescente fue en otro lugar “aunque si vinieron a despedirlo aquí”.

“Paz, tranquilidad y perdón a esta familia”, pidió nuevamente el sacerdote en la casa de Agustín Lumber Parra, de 24 años, el mayor de los jóvenes asesinados, frente a la casa de ladrillos rojos, techo de lámina de cartón, junto con el pueblo por su descanso eterno y porque regrese la paz y la concordia a la comunidad donde viven.

La última casa visitada fue la de los hermanos José Alberto y José Alexis Sánchez Chávez de 13 y 12 años, para orar el padre se hincó y además de las oraciones se cantaron por el descanso de los dos adolescentes, que vivían en una pequeña vivienda de block sin aplanar y con puertas de tela en la colonia Zumpango.

Después los peregrinos continuaron su caminar hacia la iglesia San Miguel Arcángel en el centro de Coyuca de Benítez donde continuaron con la oración por la paz y el descanso de los siete jóvenes.

468 ad