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Jornada de protestas en Brasil termina con choques entre policía y manifestantes

DPA

 

Río de Janeiro

 

El Día Nacional de Luchas, convocado por las centrales sindicales y organizaciones sociales, terminó ayer en Brasil con enfrentamientos entre manifestantes y policía en Río de Janeiro, al final de una jornada de manifestaciones en todo el país.

Los conflictos ocurrieron en la zona céntrica de Río de Janeiro, cuando los agentes de la tropa de choque de la policía militarizada lanzaron bombas de gas lacrimógeno y detuvieron a un manifestante acusado de romper con una piedra una ventana de la iglesia Candelaria, una de las más conocidas de la ciudad.

A partir de ese momento, los disturbios se generalizaron, y grupos de manifestantes lanzaron artefactos explosivos contra la policía, que reaccionó con bombas de gas lacrimógeno, gas pimienta y chorros de agua para dispersar a los estimados 10 mil  protestantes.

Según el portal G1, al menos 12 personas -entre ellas dos menores de 18 años- fueron detenidas durante los disturbios.

Pese a los problemas, el presidente de la Central de Trabajadores de Brasil en Río, Ronaldo Leite, festejó el resultado de la manifestación.

“Fue una marcha victoriosa, que superó las expectativas de las centrales sindicales. Este enfrentamiento final resultó de un grupo de vándalos”, afirmó.

La de Río fue la más masiva manifestación ocurrida en Brasil durante el Día Nacional de Luchas, convocado por los sindicatos el mes pasado, en medio de las multitudinarias manifestaciones organizadas por las redes sociales que movilizaron a más de un millón de personas durante la disputa de la Copa Confederaciones de fútbol.

Las ocho centrales sindicales que convocaron la jornada de protestas no lograron una adhesión masiva a la huelga general en demanda de la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales, de la aceleración de la reforma agraria y de más inversiones en salud y educación públicas, entre otras cosas.

Las paralizaciones se limitaron a unos pocos sectores, como el principal hospital de la sureña ciudad de Curitiba, el metro de Belo Horizonte y el transporte público de Porto Alegre.

En Sao Paulo y Río de Janeiro, las agencias bancarias en las áreas donde ocurrieron las manifestaciones fueron cerradas, pero -según el sindicato de bancarios- no por adhesión a la huelga, sino por temor a actos de vandalismo.

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