Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

* Desastre en el PRD

Espantados por el resurgimiento del PRI tal cual es, y como si desconocieran con quién firmaron el Pacto por México, los presidentes nacionales del PRD y del PAN condicionaron ayer su permanencia en ese acuerdo a que el gobierno de Enrique Peña Nieto realice una “exhaustiva investigación” y sancione “el uso ilegal de recursos públicos para financiar campañas electorales” en los comicios estatales del domingo 7 de julio.

Es muy probable que el gobierno acceda a las demandas de Jesús Zambrano y Gustavo Madero y, más adelante, sacrifique a uno que otro operador priísta segundón para garantizar la continuidad del Pacto por México, que ha demostrado ser un eficaz instrumento de gobierno y de control de la oposición, al grado de que pareciera que sin el pacto, el gobierno de Peña Nieto se vería desarticulado e incapaz de moverse.

Como había advertido el mismo día de las elecciones, Zambrano dijo ayer que hubo “trapacerías de gobernadores priistas, indolencia de algunos dirigentes de este partido y ausencia del gobierno federal priista para impedirlas”, con lo cual se incumplieron los acuerdos del adéndum, aquel colofón del pacto acordado después de las denuncias sobre el uso político de la Sedesol en Veracruz y en el que el gobierno federal se comprometió a impedir que el presupuesto público fuera utilizado en las campañas. En consecuencia, “se lastimó la confianza entre las partes integrantes del pacto y quien provoca este dilema es el PRI”, concluyó el dirigente del PRD.

Pero la indignación y fiereza de Zambrano es sólo aparente y está destinada principalmente al consumo interno en su partido, pues ahora menos que antes podría renunciar al pacto para irse a la indigencia electoral. Al contrario del PRI, que a pesar de su derrota en la contienda por la gubernatura de Baja California obtuvo 646 de las mil 204 posiciones que estaban en juego el domingo, y del PAN –que por sí solo obtuvo 129 y en alianza con el PRD otras 229 de las posiciones, incluida la gubernatura de Baja California–, al PRD le fue tan mal el domingo pasado –consiguió 45 cargos donde contendió solo– que su permanencia en el pacto es lo único que le puede ofrecer oxígeno a Zambrano.

En un exceso de confianza o con la intención de confundir, el dirigente perredista había dicho el lunes pasado que las elecciones arrojaron “resultados muy importantes que colocan al PRD como partido y como parte de la coalición con el PAN con números positivos y resultados positivos”. Pero era falso. Aun considerando su derrota en la disputa por la gubernatura de Baja California, el partido que obtuvo la mayor cosecha es el PRI. El mayor éxito del PRD consistió en haber ayudado al PAN a conservar el gobierno de Baja California y a ganar en ciudades como Puebla. Pero allí donde hubo alianza PAN-PRD, es el PAN el que realmente triunfó. La pérdida de la alcaldía de Cancún y el hundimiento del PRD al ¡cuarto lugar! en Zacatecas, donde en el sexenio anterior era gobierno, reflejan la magnitud del desastre electoral de ese partido.

Los responsables de ello son Los Chuchos, que fieles a su origen en una oposición complaciente y servicial, concibieron el Pacto por México y se lo propusieron a Peña Nieto. El pacto facilitó al nuevo gobierno del PRI un arranque suavizado por el hecho de que prácticamente desapareció la oposición de izquierda que le correspondía representar al PRD, ahora dócil e “institucional”. En las elecciones del 7 de julio se comprueba que el pacto sirve muy bien al PRI y le ayuda al PAN, a costa del PRD. Sin embargo, no es solamente el Pacto por México lo que hunde al PRD. También es la ausencia de Andrés Manuel López Obrador, cuya renuncia dejó por completo a Jesús Zambrano y Jesús Ortega el control del partido pero al mismo tiempo también los exhibió y les restó legitimidad.

A raíz de los pésimos resultados electorales del PRD y el creciente descrédito de Los Chuchos, cabe esperar un desplazamiento más acelerado de contingentes perredistas hacia el partido de López Obrador, que pese a las acusaciones de dividir a la izquierda se presenta hoy como una opción y refugio para los inconformes con la política del entreguismo.

En Guerrero el PRD no está preparado para lidiar con la crisis ocasionada por los comicios del 7 de julio. Alejado y antagonista de los movimientos sociales, subordinado al gobernador Ángel Aguirre y adicionalmente condenado a pagar el costo de un gobierno que ha fracasado frente a los serios problemas de pobreza y violencia, el PRD guerrerense ha perdido toda su representatividad de izquierda. Si a ello le agregamos que ha prohijado una clase política arrogante, frívola y enriquecida en los cargos, que en nada se diferencia de los priístas, no sorprendería que también aquí se produzca en dos años un domingo 7 perredista. Esa probabilidad se incrementa con el anuncio realizado por López Obrador durante su visita al estado este fin de semana, de que Morena participará en los comicios de 2015 sin aliarse con otros partidos. Esa estrategia anticipa un impacto demoledor en Guerrero, donde obligará a las fuerzas y a los electores de izquierda a definirse entre Morena y el PRD. Sin embargo, debe tenerse presente que Guerrero es lopezobradorista más que perredista, y que fue la influencia de López Obrador como candidato presidencial la que hizo ganar a los demás candidatos del PRD en las elecciones federales de 2012. En otra perspectiva de mayor alcance, no puede olvidarse que la figura de López Obrador fue la que en los recientes doce años insufló vida al PRD. Y ya no estará ahí.

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