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Eduardo Pérez Haro

Elecciones y reformas: contenidos de un proyecto de nación

Para Javier Peláez Goicochea

El pasado 7 de julio se renovaron congresos locales y gobiernos municipales en prácticamente la mitad del territorio nacional, se avecina la aprobación de las reformas energética y hacendaria, y así también el presupuesto del 2014 que en teoría debería de llevar el diseño del régimen en turno encabezado por Enrique Peña Nieto, un periodo que debería de tener especial importancia para el país pero que en el contexto actual no entusiasma a los mexicanos, no convoca porque se pierde credibilidad.
La expectativa de los primeros días del régimen se desvanece. Al paso del tiempo México parece el mismo, o peor aún, se descompone pues no hay señales de mejora en el empleo y el ingreso, y sí hay señales de encarecimiento del costo de la vida. Los datos de las mismas instituciones así lo indican. La gente así lo siente, nadie puede desmentirlo y las explicaciones sobre sus causas y sus responsables ni se dan ni se piden. Empero, las explicaciones no pueden evitar los golpes de la realidad que resienten todos, cada quien en su sitio.
Las elecciones podrían haber sido espacio del debate para revisar las experiencias de participación de las personas y los colectivos, de los gremios y de los partidos, para revelar y reconocer errores de todos estos como actores políticos, para ventilar procedimientos y mecanismos a la luz de la experiencia en otras latitudes, para informarnos y participar de la discusión que se lleva a cabo sobre la crisis económica y financiera de los países desarrollados o las formas de gobierno y la política pública de contextos críticos como recientemente se han escenificado en países como Egipto o Brasil, en fin discutir para depurar los planteamientos que contienden por la representación social y alcanzar las mejores ideas para gobernar por parte del ganador en turno.
Nada de eso, lo que ha sucedido es clientelismo vulgar, acarreo efímero, compra de voluntades sin compromisos de mayor trascendencia. Contrario a la máxima deportiva aquí lo que importa no es competir sino ganar. Los métodos de cada partido político son los mismos, lo que se pone a prueba es la eficacia de los operadores que va ligada a la disponibilidad de recursos. El 7 de julio pasó pero no pasó nada extraordinario. La sociedad nacional no se perturbó ante la jornada que circunscribe su tensión a los saldos político-burocráticos. El mercado electoral tiene dueños y a la manera de la configuración económica nacional, tiene dueños en una estructura altamente centralizada, monopolios que devienen oligopolios que ponen el precio y se reparten los territorios.
Empero, ello tiene costos que se pagan, no quiero decir que al reducir las posibilidades de la democracia en adelante vaya a venir la penitencia por el pecado cometido, no es una advertencia sobre problemas que vayan a presentarse en el futuro, lo que digo es que ya se paga y esta democracia maltrecha es parte del costo. El haber desmantelado el corporativismo gremial que se construyó con la CTM, la CNC y CNOP sin dar paso a un nuevo acuerdo social y eventualmente hacer de la democracia el baluarte de gobierno, derivó en esta circunstancia que por ahora sirve a la dominación pero fuera de la gobernación, se debilita la sociedad nacional y se fragilizan las bases de sustentación del gobierno para insertar a México en la competencia del desarrollo socioeconómico mundial. Ahora pareciera que todo el entramado político se disminuye a la figura de un Pacto con las cúpulas burocráticas de partidos minimizados. Vaya desgracia.
Sobre estas bases se avecina la aprobación de las reformas estructurales energética y fiscal y a pesar de la dominación, al gobierno le inquieta que se dé lugar a un desbordamiento de la inconformidad callejera y no deja de estorbarle el chantaje de los partidos aliados que quieren elevar el precio de su anuencia mientras que a muchas personas nos inquieta el contexto de las reformas y su significado de consecuencia pues están fuera de una estrategia de progresividad en el gasto público y de desarrollo competitivo dentro del reordenamiento global. Elecciones, reformas y presupuesto sin contenido en la filosofía de la historia de México, sin contenido frente a las exigencias del tiempo actual, mas no por ello carentes de sentido para las élites del poder económico y por tanto de la case política.
Al haber disminución de las expectativas existe una inconformidad que se acumula y puede ser terreno fértil de una oposición abierta. En el 2008 Andrés Manuel López Obrador ya dio prueba de poder parar el proyecto de reforma en Pemex y por eso se repite la historia de la reforma energética en este 2013. El Pacto se reduce a su trámite dentro de la Cámara de Diputados pero no tiene capacidad de frenar la movilización callejera pues esto depende más de la capacidad de AMLO aunque no sólo. Pero más allá de ello, ¿quién le pone el sentido superior a las reformas estructurales? Sí, nos preguntamos sobre el sentido que les instale en una estrategia de desarrollo con crecimiento económico sostenido, empleo productivo, mejoramiento del ingreso para los mexicanos y capacidad de competencia frente a las economías emergentes del planeta.
El argumento de que se da cabida al capital privado porque no hay recursos para invertirle a las tecnologías que se requieren en la extracción del petróleo en aguas profundas o el Shell gas son tan pobres que dan pena ajena. No entra en juego una teoría del Estado, un análisis de coyuntura, un debate sobre la energía, un análisis del mercado de los hidrocarburos, una idea sobre el papel del energético en la producción nacional o del mundo etc., etc., la confianza desmedida en la propaganda y los medios de comunicación va a la par de la subestimación de las personas que los escuchamos.
O a la par, decir que el gobierno requiere de cobrar impuestos en la compra de medicinas y alimentos revela una incapacidad gigantesca para la recaudación o más que eso la falta de atrevimiento para cobrarle impuestos a las empresas y personajes más adinerados del país pues no olvidemos que fue el Presidente de México (entonces Felipe Calderón) el que dijo enfáticamente que los ricos no pagaban impuestos. Las reformas energética y fiscal colocadas en estos términos no convencen y no es falta de carisma o de talento de los interlocutores encargados de la vocería o en los promocionales de la comunicación en los medios masivos sino la falta de argumentos o el ocultamiento de los contenidos verdaderos.
Cuando se llevó a cabo la expropiación del petróleo México no era una potencia económica sino al contrario una incipiente economía en formación y sin embargo, tuvo el respaldo popular, los arrestos de movilizar a México y la capacidad para sortear los costos económicos de la expropiación misma, porque ahora se dice que somos una potencia emergente de economía por demás sólida pero a la vez tenemos que hipotecar el patrimonio natural e histórico, hay contradicción formal y de facto en los argumentos y eso hace del discurso político del Estado propaganda inconsistente.
¿Cuál es la conexión de la modernización de Pemex con la estrategia energética de México? ¿Y cuál la conexión de la estrategia energética con el proyecto de maduración industrial del país, cuál será la estrategia del desarrollo de los servicios que se despliegan paralelamente? Seguimos sin saber cuál es el perfil con el que México pretende competir en el mundo. Dónde está la definición sobre qué producir, cuánto producir, cómo producir y para quién producir, no está claro en el perfil nacional pero tampoco el de los sectores o subsectores; son definiciones que los empresarios se dan por su cuenta y con agudo sentido de los marcos de protección que les da el marco legal, pero ellos están pensando legítimamente en sus negocios y desde su perspectiva las piezas se acomodan solas. No son ellos los responsables del proyecto económico nacional, ni del de educación ni de salud, menos lo habrá de vivienda o de transporte para las personas… etc., ¿Y el Estado? Para los empresarios las personas que quieran trabajar llegarán solitas y por su propia cuenta a las puertas de la fábrica o de la empresa de servicios; eso no requiere de más y con eso tienen.
Puede parecer una exageración ponerlo en estos términos pero no lo es y se dirá que estamos mintiendo para presentarles como insensibles, pero no es la intención. Lo que se quiere destacar es que son muy ignorantes de lo que se requiere para el desarrollo de las empresas y que les ha ido bien gracias a que se les ha subsidiado y se les ha protegido. Los más, son mexicanos ricos que no se han enfrentado a las condiciones de la competencia abierta en el plano internacional, y alguien les tiene que ayudar a entender de mejor manera la complejidad de las condiciones propias del mundo global. Sé que algunos ya son estrellas de empresas de calidad mundial, bien muy bien, de ellos hay que aprender sin duda, pero también aplicarles la fórmula de “la democratización de la productividad”, la competencia y el pago de impuestos por decir lo menos. Las insuficiencias de la sociedad de base son innegables pero también las insuficiencias alcanzan al sector empresarial y así también al Estado en la mala calidad de los servicios mencionados sobre la educación, la salud, la vivienda, etc. y por la ausencia de una estrategia superior.
En este marco de condiciones cabe preguntarse si debemos de aprobar las reformas estructurales y después discutir este contexto y el proyecto de desarrollo. Más de una vez se ha pedido el apoyo que se traducirá en mayores beneficios para la población, más escuelas y hospitales. Pero déjenme platicarles que hace no muchos años, un candidato a gobernador en un mitin de campaña ofreció atender las demandas de un importante pueblo de la Huasteca, les pregunto qué querían… se hizo silencio, el candidato se desconcertó y volvió al punto…, después de insistir un campesino levantó la mano y respondió: “Láminas señor, queremos láminas”. Bien, apuntó el candidato, pero no conforme su generosidad lo regresó al punto…, la escena se repitió, y un campesino volvió a pedir láminas. El candidato concluyó enfadado. Después, el entonces ya gobernador pidió que se le investigará que había pasado… y ante la exigencia de que se le dijera la verdad su colaboradores encargados de la tarea de saberla no tuvieron más remedio que confesarle que al decir de la gente, en ocasión semejante y reiterada, siempre se había elaborado una gran lista de necesidades y demandas pero lo único que habían recibido siempre eran “láminas”.

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