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En el movimiento magisterial de marzo y abril la gente expresó su hartazgo, dice Gonzalo Juárez

*El secretario general de la CETEG considera que la pradera en el país y en Guerrero está seca y una chispa la puede incendiar

Lourdes Chávez

Chilpancingo

(Primera parte)

En abril y mayo se dieron las movilizaciones populares más numerosas de la historia reciente, convocadas por la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) contra la reforma educativa. Los dos principales dirigentes, Gonzalo Juárez Ocampo y Minervino Morán Hernández, afirman que en ese movimiento, la gente expresó su hartazgo.
En esos meses, en el movimiento y en sus líderes se concentraron acusaciones de radicales, o de tener nexos con la guerrilla, con el fin de descalificarlos, pero los dos líderes confiaron en que el gobierno no puede engañar a la población con falsas acusaciones.
Gonzalo Juárez, secretario general de la CETEG, explicó que los maestros, en su relación con los pueblos y las colonias marginadas, sólo tienen dos caminos: sensibilizarse o cerrar los ojos; por eso, no es raro que el magisterio surjan líderes que se organicen por los derechos de los maestros, de los alumnos y de la población ante los atropellos.
Señaló que ya no es un secreto que hay quienes han llevado a un nivel superior la lucha social (con la guerrilla), pero la CETEG se mantiene en la lucha de masas abierta, “no somos clandestinos, no nos escondemos de nadie, exigimos abiertamente nuestras demandas y fijamos nuestras posturas”.
No descartó que en un movimiento tan amplio como el que se aglutinó en contra de la reforma educativa, pueda haber simpatizantes o integrantes de la guerrilla, con los que los relacionó el gobernador Ángel Aguirre Rivero cuando se convocaron amplias movilizaciones en la capital, entre abril y mayo.
El representante de la Comisión Política de la Región Centro de la CETEG, Minervino Morán Hernández, reconoció que hay preocupación en sus familias por la represión, pero los líderes están decididos a seguir su periodo dirección para no dejar un mal precedente, y a pesar de que la lucha por los derechos en Guerrero siempre ha tenido costos muy altos.
Por ejemplo, indicó que en el movimiento magisterial de 1996 fue privado de su libertad y sigue desaparecido el maestro Gregorio Alfonso Alvarado López; han tenido decenas de detenidos en diferentes momentos, entre ellos el mismo Morán Hernández que estuvo un mes en prisión en 1997, y un número indeterminado de averiguaciones previas contra los activistas que se ejecutan como medida de presión.

La Coordinadora siempre ha llamado a la unidad del pueblo

Juárez Ocampo indicó que la CETEG siempre ha llamado a la unidad del pueblo, un primer ejercicio fue la integración del Frente de Masas en 2012, pero en el Movimiento Popular Guerrerense (MPG) en 2013, “la gente expresó su hartazgo”.
El MPG se formó el 10 de abril, encabezado por la Coordinadora, y al que se sumaron organizaciones sociales de todo el estado, después de una marcha sin precedente en la capital del estado en la que participaron más de 50 mil manifestantes, convocados por la CETEG.
Señaló por ejemplo la inconformidad por la desaparición de los ecologistas en la sierra de Petatlán el 6 de diciembre de 2011, el homicidio de dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa el 12 de diciembre del mismo año, los aumentos a la gasolina, el desempleo, la falta de oportunidades o el incumplimiento de las promesas del gobierno estatal.
Las bases institucionales de la sección 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) también vieron la oportunidad de manifestarse “porque la pradera en el país y en Guerrero está seca, una chispa la puede incendiar”, advirtió.
Y es que, en las movilizaciones en contra de las reforma educativa participaban miles de personas, y en su momento más intenso se estimó una concentración mayor a 80 mil, en una marcha estatal en Chilpancingo el 18 de abril.
Incluso, tras varios esfuerzos para influir de forma contundente en la legislación local en materia educativa, los activistas arremetieron contra las oficinas estatales de partidos políticos (24 de marzo) y otros inmuebles de las tres órdenes de gobierno (primero de mayo) que profundizó la campaña negativa contra el movimiento.
Incluso, Juárez Ocampo indicó que hubo un riesgo de insurrección, y aunque el gobernador aseguraba que la inconformidad era mínima, el líder magisterial recordó que la revolución misma no la hicieron todos, y agregó que no está descartado un levantamiento “no porque lo busque o lo diga yo, las condiciones así lo indican”.
Insistió en que si se impone la reforma energética y lo más agresivo de la reforma educativa en las leyes reglamentarias, “lógicamente el escenario de Guerrero y del país va a ser de mucho más conflicto”.

Su trayectoria como maestro y activista

Juárez Ocampo es originario de Martín Pachivia, municipio de Ixcateopan de Cuautémoc; siendo adolescente con su familia emigró por empleo a la ciudad de México y realizó los primeros estudios de normalista, que concluyó en la escuela Normal Vicente Guerrero de Teloloapan.
Aceptó que nunca fue su intención hacer movimientos, pero los dirigentes magisteriales son producto de las situaciones o de las circunstancias económicas y sociales de Guerrero, “porque en el trato con los pueblos, las colonias marginadas tenemos dos opciones, sensibilizarnos o decir aquí no pasa nada”.
Ingresó al servicio docente en 1983, hace 29 años, comenzó a trabajar en Acapetlahuaya, después en Teloloapan y actualmente es director de la primera Escuadrón 201, en una colonia de Taxco de Alarcón, lejos de la ciudad.
“Nosotros salimos de la Normal con la idea romántica de nuestro trabajo, para aportar lo que podamos en los pueblos y, lógicamente, uno va haciéndose sensible y se compromete con la solución de los problemas del magisterio, de los alumnos, de las comunidades; por eso no es extraño que en Guerrero haya surgido un Lucio Cabañas o un Genero Vázquez”.
Aclaró que no hay punto de comparación con los iconos de la guerrilla de Guerrero, pero las inquietudes surgen del mismo contexto.
Reveló que ha formado parte de las luchas de la CETEG desde su fundación en la primavera de 1983 en la escuela Primer Congreso de Anáhuac, y ha participado varias mesas de negociación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Aunque la inquietud de privilegiar los intereses colectivos, comenzó cuando vivió en la colonia Rubén Jaramillo, en Morelos, la que formó el líder guerrillero, Florencio Medrano Mederos, el güero Medrano.
Cuando ingresó al servicio docente, lo asignaron a una zona escolar donde la dirigencia sindical estaba en manos del Consejo Central de Lucha (CCL), que comenzó las grandes luchas de los 80, muy reprimidas por los Figueroa.
Recordó que en 1980, el mismo gobernador Rubén Figueroa Figuera sacó pistola en mano a maestros de escuelas de Iguala, que estaban en un paro con el CCL, y que prácticamente se fueron exiliados a Morelos por varios días, pero fue tan fuerte el movimiento magisterial que tuvieron que cancelar toda esa represión.
A pesar de que a las acciones seguían castigos administrativos por los directores y supervisores –cargas excesivas de trabajo, descuentos, violación al escalafón y vigilancia especial a los dirigentes–, de inmediato comenzó a trabajar con el entonces secretario general, Alfredo Guzmán Padilla, en la expresión democrática de la sección 14.
Por eso, insistió: “somos producto de las condiciones políticos, sociales, de atraso, de marginación, de miseria y solamente somos congruentes con lo que hemos dicho, para concebir otro país”.
Mientras los poderes fáticos los tachan de violentos, sostuvo que los maestros democráticos no sólo están interesados por el bienestar de sus hijos o sus amigos, sino en todos, “incluso quienes no están con nosotros”, en relación con los institucionales de la sección 14.

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