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Ofrece José Cruz y el renovado Real de Catorce un ritual de blues en El Lunario

*Anclado en su silla de ruedas a la que está sometido por la esclerosis múltiple dijo a sus seguidores: “Este país está en guerra, aunque no nosotros. Nosotros estamos armados hasta los dientes, pero con música”

Óscar Cid de León / Agencia Reforma

Ciudad de México

La noche abrió con Blues del atajo: “Voy a liar un tabaco, / en un solo de blues. / Dame el tono muchacho, / anda, apaga la luz…”
Habían pasado 30 años de la conformación de Real de Catorce y una enfermedad que había mandado al líder del grupo, José Cruz, a una silla de ruedas, pero la banda seguía sonando.
Sonó el sábado en el Lunario, demostrando una vigencia que se reflejaba en sus fans. El público de siempre parecía estar allí.
Eran las 9 de la noche cuando José Cruz Camargo irrumpió en el escenario con su propio pie, apenas apoyado por uno de sus músicos, para después dirigirse a la silla de ruedas colocada al centro de la banda. Los gritos lo mantenían entero a pesar de la esclerosis múltiple.
“¡Con todo, José Cruz!”, se desgarró una chica entre la gente.
Primero hizo sonar su armónica, como preludio al Blues del atajo que abriría la noche, o el “ritual”, como él mismo dijo, siguiendo canciones del repertorio clásico como Voy a morir, Bebimos y vivimos, Azul, El anticuario, No soy el hombre de tu vida, Dorina y Abel.
No se trataba, en realidad, de la misma banda de siempre, ni de los mismos bluseros. Ahora los integrantes de Real de Catorce eran jóvenes mientras la experiencia la ponía José Cruz.
Su talento, pese a todos los males, allí estaba.
En la voz y coro le acompañaba su hija, María José Camargo, y en los teclados Iván Villanueva, en las guitarras Xavier Matías, en el saxofón Octavio Bejarano y en las percusiones Christian Villanueva y Mike Korsa, alineación de músicos que daba una nueva impronta a la banda.
Y todo parecía acomodarse. “¡Olé, olé, olé olé! ¡José, José!”, gritaba el público.
Durante el concierto se le brindaría también un homenaje a Jorge Velasco, ex bajista de la agrupación. Estaba sobre el escenario, el único de pelo cano, pero tan entero como los otros.
El nuevo Real de Catorce, que repetirá presentaciones el sábado 27 en el Foro Alicia y el martes 30 en teatro bar El Vicio, sonó, si no como en sus mejores tiempos, sí vital.
El Lunario había prescindido de las sillas y las mesas. ¿Para qué? Todos bailaban a sus anchas y coreaban, sobre todo canciones como Azul, que sería una de las más celebradas: “Azul. / Una música lenta y azul, / recargada en la tibia quimera, / despidiendo un anhelo que va en autobús…”
Contraley fue la que dio la nota melancólica, al fin y al cabo era blues.
Más de dos horas duró el concierto y, pese a todo, José Cruz estaba intacto. Sus palabras fueron muchas, pero sobre todo de agradecimiento: “Estamos en guerra. Este país está en guerra, aunque no nosotros. Nosotros estamos armados hasta los dientes, pero con música. Gracias a todos por pertenecer a este ritual”.

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