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Restauran 5 especialistas el mural de Siqueiros en la Rectoría de la UNAM

*Los trabajos de preservación se realizan a solicitud de la casa de estudios y está a cargo el INBA con una inversión de apenas 251 mil pesos

Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Ciudad de México

Vestido con overoles blancos, sobre un andamio de tres pisos, cinco especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del INBA restauran el mural Las Fechas en la Historia de México o el derecho a la cultura, de David Alfaro Siqueiros, ubicado en la torre de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Hay movimientos cuidadosos, silbidos leves y una nerviosa calma sostenida con música de ópera que sale de una grabadora. Parece como si no pasara nada, dijo Alberto González Vieyra, el coordinador del grupo, “Empezamos de adentro del muro hacia afuera. Ahorita no se ve nada, ahorita nos ven y dicen: nada más se están haciendo tontos, yo los veo parados ahí y no hay avance, pero cuando empecemos la limpieza se va a ver todo lo que hacemos”.
Los otros restauradores son Carlos Alberto Trigueros, Ricardo González Vieyra, Rafael Soto Soriano y Evaristo González Ibarra.
Comenzaron a trabajar el 27 de junio y esperan terminar el 27 de septiembre. El INBA, a cargo de quien está el mural, dado que el mural Siqueiros es considerado patrimonio de la Nación, informó que el costo de las obras será de 251 mil pesos. Los trabajos de preservación se realizan a solicitud de la UNAM.
Alberto González, de 51 años, 21 de ellos en el Cencropam, dijo que la intervención ya estaba planeada desde marzo, mucho antes de que un grupo de jóvenes tomara el edificio en protesta por la expulsión de cinco compañeros del CCH a finales de abril e hicieran fogatas bajo el mural.
“Eso sólo retraso las obras”. ¿Hay humo aquí?, sí, dijo el especialista, pero no más de lo natural.
El desgaste, sobre todo por la degradación del muro y por el sol, es natural dijo Rafael Soto, quien el año pasado participó en la restauración del mural Muerte al invasor de Siqueiros, en Chile.
“Si una persona a los 60 años ya tiene achaques imagínate un mural que está todo el día al sol”, añadió Alberto González.
El mural está en el lado norte de la Rectoría. Siqueiros lo comenzó en 1952 y lo dejó inconcluso en 1956. Tiene 113.60 metros cuadrados y muestra un brazo con dos manos entrelazadas y una más que señala con un lápiz hacia años importantes en la historia de México: 1520, 1810, 1857, 1910 y la última fecha sin concluir: 19??.
La idea original de Siqueiros (1896-1974), dijeron los restauradores, era realizar una escultopintura con volúmenes de aluminio, pero la falta de presupuesto suspendió las obras y quedaron sólo los trazos compositivos de vinilita (acetato de vinil) sobre concreto y agujeros donde se iban a colocar los aluminios.
El único volumen es un módulo al centro del mural, arriba de donde se hicieron las fogatas. Es el más dañado aunque se debe a que almacena agua de lluvia que, al filtrarse, saca la cal blanca.
“Un mural así, a la intemperie y pegado directamente a un muro tiene todas las de perder”, señaló Alberto González.
En la restauración lo primero que se hace es consolidar el muro. Esto significa resanar el desfase de la loza para que el agua no se acumule y oscurezca la pintura, resanar también las cuarteaduras, reponer trozos de concreto, levantar el aplanado que ha sido botado por la oxidación de las varillas, ponerles antioxidantes y volver a pegar los pedazos.
Luego viene la limpieza general con aspiradoras o con cepillos para retirar el polvo, telarañas o musgos. Después se lava con un detergente orgánico y posteriormente se aplican químicos para retirar todo el barniz de protección o capa de sacrificio colocada en la restauración anterior y que a la fecha parece una mancha opaca.
La parte final es la reintegración de los colores. El tono se puede poner más alto o más bajo para advertir que es una intervención y no el original, dijo el restaurador. Finalmente se aplicará otra capa de sacrificio para que el sol no le dé directamente a la pintura original. Esto de ninguna manera puede faltar, dijo Alberto González.
En junio de 1999, durante la huelga de la UNAM, él estaba dirigiendo la restauración del mural. “Estábamos sobre el andamio y nos sacaron, pero antes de salir, aplicamos una capa de protección de barniz para que, si hacían alguna pinta, pudiéramos retirarla fácilmente. Y dicho y hecho: nos sacaron, se subieron al andamio y pintaron 99, pero fue muy fácil retirarlo”.
Se rió Alberto González y añadió que el mural ha sufrido varias pintas. En 1999 retiraron varias capas de pintura hasta llegar a los originales signos de interrogación. “Eran como tres o cuatro cifras, pero el propio Siqueiros dejó abierta la cifra como una provocación”, aseguró.

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