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Las historias en el cine son las mismas, los personajes son los que las hacen entrañables: Danny Boyle

*Comparte el cineasta inglés su experiencia con becarios en Guanajuato. Habla sobre su método de trabajo y puso ejemplos sobre su labor en cintas como 127 Horas y Trainspotting

Oliver Zazueta / Agencia Reforma

San Miguel de Allende

“Las historias son las mismas, los personajes son las que las hacen entrañables”.
Con esta frase contundente, Danny Boyle hizo acto de presencia en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato en una charla privada con los becarios de Mexicannes, quienes fueron los privilegiados que tuvieron el primer contacto con el realizador de En Trance –su último filme– donde se habló de dirección de actores.
Boyle llegó el lunes por la noche a San Miguel de Allende y estuvo en un evento privado muy cerca de la Plaza Central cenando hamburguesas gourmet.
Ayer por la mañana, el director de Quieres ser millonario visitó las pirámides de La Cañada de la Virgen, antes de trasladarse a un balneario a 30 minutos del Pueblo Mágico, donde charló con los jóvenes realizadores.
En medio de una crema de flor de calabaza y huitlacoche, quesadillas con flor de jamaica y pollo con queso de cabra, el cineasta habló sobre su método de trabajo y puso ejemplos sobre su labor en cintas como 127 Horas y Trainspotting.
De buen talante, Boyle aceptó posar para Reforma, sin embargo, al momento de pedirle una entrevista, como buen inglés, amablemente se negó, pues la atención a medios será en los próximos días, ya que sus actividades del festival arrancan mañana.
Por la tarde, acudió a la proyección de algunos de los filmes de Mexicannes y en la noche, tuvo otro evento privado.
Hoy viajará a Guanajuato Capital donde estará hasta el viernes y mañana impartirá una conferencia magistral.

Un director metódico

Como un director metódico y esquemático, que a veces necesita que los guionistas expliquen a detalle las motivaciones de los personajes, pero también como alguien lúdico, se definió el realizador Danny Boyle, quien ayer, en medio del sigilo de los organizadores, hizo su llegada al Festival Internacional de Cine de Guanajuato.
El cineasta inglés estuvo ayer en el GIFF (por sus siglas en inglés), donde mañana dará una charla magistral y recibirá la Cruz de Plata como homenajeado internacional junto a Darren Aronofsky, tuvo una serie de actividades privadas, la principal, una charla sobre dirección de actores con los participantes del programa Mexicannes.
“La clase fue increíble, el estar en contacto con un maestro de tanto kilometraje, experiencia y con tanta frescura que sigue teniendo fue impactante”, expresó el director tapatío Samuel Kishi, quien presenció la cátedra de Boyle.
“Nos puso a hacer una serie de ejercicios, que obviamente todos le dijimos que si se los podíamos copiar, nos habló de su experiencia como realizador, sus metodologías. Fue una master class, sobre como trabajar con actores o unificar a tu crew”.
El primer ejercicio que Boyle dirigió se hizo con unos calcetines, con cosas pesadas en su interior, que eran aventados dentro de un círculo mientras se gritaba el nombre del destinatario; posteriormente repartió cartas de una baraja, y cada participante, ocultando la suya debía adivinar el número de la otra persona con un simple “hola”.
Finalmente, puso en un extremo a los participantes y mediante una serie de preguntas –por ejemplo si alguno se sentía triste, feliz, si alguien había engañado o mentido, o incluso si le gustaban sus películas– los hacía irse de un lado a otro.
“Parecen juegos muy sencillitos, pero la verdad son muy poderosos a la hora de unificar a tu crew. Hay uno que hasta parece verdad o reto, sin que sea tan burdo, pero sirve para intimar con tus actores”, añadió.
Boyle relató también que la vez que filmó Quisiera ser millonario tuvo que darles seguridad a sus actores para realizar sus diálogos en inglés mediante múltiples lecturas; también habló sobre edición, de como en Trainspotting, la escena inicial de Ewan McGregor corriendo estaba a la mitad y dada su fuerza decidieron moverla.
“Él decía que una vez filmada la película, la abandonaba unas dos semanas y dejaba que el editor se pusiera a trabajar y después hacía su revisión, pero sí se alejaba para no enviciarse. Fueron consejos muy sencillos pero muy prácticos”, explicó Kishi, quien compite en el GIFF con el largometraje Somos Mari Pepa.

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