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Exhorta el Papa a los jóvenes de una favela a luchar contra las injusticias

EFE

Río de Janeiro

El papa Francisco visitó ayer una favela de Río de Janeiro que hasta hace poco estaba controlada por bandas de narcotraficantes y dijo a sus habitantes que nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades sociales y que los jóvenes deben luchar contra la corrupción y la injusticia.
En medio de fuertes medidas de seguridad, con policías con armas de precisión y helicópteros sobrevolando la zona, Francisco visitó Varginha, en el complejo de Manguinhos, en la zona norte de Río, lugar hasta finales del pasado año controlado por bandas de narcotraficantes y ahora una zona recuperada para la ciudad.
El Papa, que llegó en un pequeño automóvil cubierto, que después cambió por el papamóvil, fue acogido con júbilo por los 2 mil 500 habitantes de la favela, que viven en su mayoría en casas construidas con materiales de derribo y cartón y que para la ocasión limpiaron y adornaron las calles.
Francisco les dijo que no veía la hora de visitar la favela y tras señalar lo que le hubiera gustado llegar diciendo “buenos días” y pedir un “cafezinho, pronuncio un discurso de marcado carácter social.
“Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo”, afirmó.
El obispo de Roma señaló que “no es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad” la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad.
Por otra parte, la Catedral Metropolitana de Río de Janeiro se tiñó ayer de azul y blanco con las banderas y camisetas de miles de argentinos que se reunieron allí para un breve encuentro solicitado expresamente por el papa Francisco, quien quiso reunirse con sus compatriotas durante su viaje a Brasil.
Asimismo,  un millón de jóvenes, según el Vaticano, de 190 países dieron ayer la bienvenida al papa a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en una festiva ceremonia en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, durante la cual Francisco pidió a los muchachos que pongan a Cristo en sus vidas.

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