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Plasma pintor cubano radicado en Tixtla iconos populares en materiales diversos

Luis Daniel Nava

Chilapa

El artista cubano Iván Fernández Aldana, radicado en esta ciudad, impregna llamativos y originales dibujos sobre los tradicionales morrales de ixtle.
Proveniente de La Habana, Fernández Aldana llegó a este país hace más de tres años y por circunstancias se quedó a formar una familia en este estado; y desde hace casi un año llegó a esta ciudad.
En breve entrevista explicó que su talento para dibujar y pintar lo descubrió desde los cinco años de edad, y le ha servido para plasmar creativos dibujos en acrílico y óleo sobre tela terciopelo, sobre manta, sobre bastidores de madera utilizando la resina y sobre los tradicionales morrales de la conocida fibra natural llamada ixtle.
En la elaboración de sus pinturas sobre los morrales y otros cuadros, Iván Fernández, los hace de manera manual y artesanal, auxiliándose en ocasiones de un programa de edición de fotografía para detallar algunos efectos, aunque aclara que se basa en ideas propias.
Una característica que resalta en sus trabajos es la utilización de la diamantina, material que le da más colorido al acabado de sus dibujos.
Las imágenes que ha plasmado, y que le han permitido sobrevivir al comerciarlos, son de la virgen de Guadalupe, santos, el Che Guevara, La Catrina –de José Guadalupe Posada– y rostros de mujer.
Además, dijo prepara una serie de cuadros donde plasmará perfiles de mujeres de distintos países con alegorías a la flora y fauna de esos lugares, con los colores de sus banderas o elementos simbólicos de cada país.
“El trabajo sobre la mujer es figurativo, de su rostro y cuerpo con un contexto ecológico que dé un mensaje de paz, de amor, de nacionalidad, utilizando la flora y la fauna o en dado caso la bandera de su propio país e incluso su ropa típica”.
Un proyecto a corto plazo es pintar una virgen de Guadalupe en una piedra gigante en el municipio de José Joaquín Herrera, ya que, dijo, se considera un fiel devoto porque en una ocasión en Cuba la soñó sin haberla conocido en realidad por lo que a partir de ese sueño se propuso a pintarla hasta que muera.
Fernández Aldana agradeció la calidez de la gente mexicana y en especial la de Guerrero.

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