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Sin protección oficial, los refugiados reclaman la presencia del Ejército

Rosalba Ramírez García

Tlacotepec

Los desplazados refugiados en la cabecera municipal de Heliodoro Castillo temen que haya agresiones en su contra por desobedecer al grupo de la delincuencia organizada que los acosaba en sus poblaciones, sobre todo porque en el municipio no hay seguridad.
Ayer en la carretera que conduce a Tlacotepec sólo se observó un retén del Ejército en Xochipala, y a pesar de que advirtieron que más adelante había más retenes, éstos no existían?y alertaron que “el camino está complicado, está feo”.
En la cabecera municipal, donde hay 517 desplazados registrados oficialmente, no se observó durante todo el día a policías estatales ni soldados del Ejército, sólo en el ayuntamiento había unos seis uniformados municipales.
En Huautla, donde se habla de la presencia de por lo menos 500 desplazados, hay unos 30 militares.
Trabajadores del ayuntamiento afirmaron que los desplazados que están en esa comunidad temen por su seguridad y exigen la presencia de más efectivos del Ejército.
Lo que piden es que alguna autoridad los resguarde de regreso a sus comunidades para sacar pertenencias, porque salieron de prisa por el temor que les generaron balaceras, casas incendiadas y levantones de hombres y adolescentes.
El representante de Protección Civil estatal, que llegó por la tarde a Tlacotepec, Marcos López, afirmó que no tenía indicaciones de ir a la comunidad “y mejor no vamos para no complicar las cosas”.
Lo anterior después de que los desplazados intentaron retener unidades oficiales del ayuntamiento para ir a sus comunidades por propiedades y víveres.
El alcalde Mario Alberto Chávez Carbajal afirmó vía telefónica que estaba haciendo recorridos en algunas comunidades desplazadas, pero trabajadores del ayuntamiento informaron a los refugiados que estaba en Chilpancingo “haciendo gestiones para ustedes”.
Durante el día no llegó ninguna autoridad estatal a Heliodoro Castillo, el alcalde del PRD tampoco estaba, ni había retenes en las entradas al municipio.
Los desplazados manifestaron su temor por una posible irrupción del grupo de la delincuencia organizada que los acosa, pero tuvieron que resignarse y esperar a que nada pase.

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