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Fondas del Mercado Central se quejan de que el turismo no llega por el caos en calles

*Ambulantes y transporte público, además de aguas residuales y malos olores alejan a los visitantes que antes buscaban en el mercado la comida típica de Acapulco. Lamentan que el gobierno no haya tomado en cuenta su nave durante la remodelación

Karina Contreras

Para los dueños de fondas del Mercado Central la temporada vacacional que está por terminar no fue nada buena pues fueron contados los turistas que llegaron a sus negocios, impedidos –en su opinión–, por las calles invadidas de ambulantes, que no dejan lugar ni para estacionarse.
Poco después de la 1 de la tarde en una visita a la nave de comidas se pudo observar fondas vacías, sin clientes; a tal grado que cuando los comerciantes ven entrar a un posible comensal se abalanzan sobre él para ganarlo, ya que en el día a veces venden solamente tres comidas, explicaron.
El Mercado Central que hace muchos años era referente para quienes visitaban el puerto y buscaban probar las mejores comidas locales, ahora luce solo.
Hay muchos negocios cerrados, comenta doña Guadalupe, y “eso se ha venido dando en los últimos años, que ya no venden, que la poca gente que llega se los andan peleando, por lo que muchos prefieren abrir nada más un día a la semana”.
La vendedora se lamentó de que ninguna autoridad se acerque a ellos para apoyarlos con créditos para que puedan seguir manteniendo sus negocios, pero eso sí –dijo–, les llegan los requerimientos para pagar licencias de funcionamiento, la luz, el agua y todos los impuestos que cobran, pero “no es porque no se quiera pagar sino es porque no tenemos dinero”.
La señora Guadalupe recordó que antes tenían empleadas que la ayudaban, ahora ya no pues no tiene con qué pagar porque a veces, si le va bien, vende tres comidas al día.
Para ella, una gran razón de esta pérdida de clientela es que la calles alrededor del mercado están invadidas de ambulantes, “no hay donde estacionarse; los camiones que traen turistas encuentran las calles asquerosas y lógico que al turista le da asco y ni si quiera acercarse”.
Y así es, durante el recorrido de ayer por la calle Feliciano Radilla fue difícil caminar porque los comerciantes semifijos ocupan un gran parte de la banqueta y el camino se complica más con las paradas que hacen los taxis amarillos y azules provocando un gran caos para el peatón.
Tampoco hay lugar donde estacionarse y la gente tiene que ir sorteando entre carros para cruzar de una calle a otra entre escurrimientos de aguas negras y olores pestilentes.
Según otro comerciante, la situación también la complicó la introducción del Acabús, pues abrieron zanjas por todos lados y los turistas prefieren no meterse al tráfico. También se quejó de que las autoridades dicen “que hubo mucho turista, dan sus cifras alegres, pero aquí no llegó”.
De acuerdo con los locatarios la crisis económica la están pasando solos porque no hay apoyo de las autoridades, no se tienen préstamos y las fondas se siguen cerrando porque ya no es negocio.
Finalmente, reclamaron que el gobierno hizo remodelaciones de la nave de ropa y de carnes en el Mercado Central, pero a la de fondas no les dieron ni una pintada. Aunque limpias, las fondas se ven viejas y solas, porque simplemente el turismo ya no lo visita.
No obstante, las dueñas de las fondas no se rinden y siguen buscando clientes con sus gritos de: “¡pásele, pásele, a 30 pesos la comida!”.

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