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“Queremos recuperar el espíritu del general Cárdenas”, dice el presidente

Mayolo López y Érika Hernández / Agencia Reforma

Ciudad de México

Envuelto en la bandera del cardenismo, el presidente Enrique Peña Nieto protagoniza quizá el lance más arriesgado de su gestión con la reforma energética que pone a consideración del Congreso.
Si el general Lázaro Cárdenas, parece argumentar Peña, empujó una reforma al artículo 27 constitucional, para permitir que el Estado celebrara contratos con particulares, por qué nosotros no podemos hacer lo propio.
Que no haya margen para dudas. Peña lee con énfasis una cita del propio General.
“La exclusión de los particulares del régimen de concesiones, que el artículo 27 fija para la explotación de los recursos naturales del dominio público, no implica que la Nación abandone la posibilidad de admitir la colaboración de la iniciativa privada, sino simplemente que esa colaboración deberá realizarse, en el futuro, dentro de las formas jurídicas, diversas de la concesión”.
La figura más representativa del “nuevo PRI”, Peña Nieto, echando mano de la de un viejo priista: la del General Cárdenas, el responsable de la transformación del PNR en Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Ocho meses y medio después de tomar posesión y proponerse “mover” a México, Peña se arriesga a bucear en aguas profundas para buscar el “tesoro” que los tecnócratas panistas no pudieron encontrar.
“Los mexicanos ya no queremos reformas light, como la de 2008, que acabó por generar muchos menores resultados que la expectativa determinó. Queremos una reforma transformadora de hondo calado, que recupere el espíritu original del General Cárdenas en 1938”, apunta César Camacho, líder del PRI.
Listo para sacar a las calles las tropas tricolores, Camacho, por lo pronto, comparte la primera fila de invitados especiales con el senador Carlos Romero Deschamps, el dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
El líder petrolero enfría el júbilo que se respira en Los Pinos.
“Vamos a esperar. Lo sustantivo lo dijo el señor presidente, pero habrá que ver lo que va a mandar al Congreso. Y habremos de opinar en su momento”.
Con Camacho, también, los coordinadores parlamentarios, el diputado Manlio Fabio Beltrones y el senador Emilio Gamboa. La batería tricolor se complementa con los dirigentes de los tres pilares: el obrero, con Joaquín Gamboa Pascoe; el campesino, con el senador Gerardo Sánchez, y el popular, con la senadora Cristina Díaz.
Del gobierno calderonista, sobresale la presencia de Alfredo Elías Ayub, ex director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y Jesús Reyes Heroles, ex director de Petróleos Mexicanos.
Los empresarios también se suman: ahí están Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, y Gerardo Gutiérrez Candiani, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Como el gobierno pretende comerse el pastel él solito, la escenografía de presentación no abarca a la oposición, cuyos dirigentes y parlamentarios brillan por su ausencia.
Arropado por su gabinete, el presidente de la República echa toda la carne al asador. Tras las reformas educativa y de telecomunicaciones, viene la madre de todas las batallas. A ver qué sale.

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