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Recorren hombres disfrazados de jaguares y perros las calles de Chilapa en ritual agrícola

*Aún no se tiene certeza sobre el verdadero origen de esta tradición pagana religiosa de los católicos de este lugar, retomada a mediados de los años 80

Luis Daniel Nava

Chilapa

Cientos de niños, jóvenes y adultos salen a las calles de esta ciudad vestidos de jaguares y perros, en los primeros 15 días de agosto, para revivir un ritual agrícola.
Sin embargo, aún no se tiene certeza sobre el verdadero origen de este ritual, que fue convertida en una tradición pagana religiosa por los católicos de este lugar a mediados de los años 80.
Desde finales de julio hasta la mitad de agosto, hombres jaguares con cadenas y hombres perros con palos salen a recorrer las calles para espantar y perseguir a niños y transeúntes.
El traje de jaguar, de tela amarilla con manchas negras, va acompañado de una máscara artesanal de madera con largos bigotes y colmillos de puerco acompañados de una cadena que hacen sonar al arrastrarla por el suelo para hacer notar su presencia.
Los pioneros de la tradición han sostenido que los tigres y los perros, que van detrás de ellos representando el viento, recorrían anteriormente las calles empedradas del pueblo para ahuyentar el mal, como la muerte o la sequía de los campos.
A este ritual también se le ha considerado como de petición de lluvias a pesar de que la temporada ya no es para preparar la tierra.
En la mitad de la década de los 80 y durante los 90, se hicieron famosas las casas de las señoras de los tradicionales barrios que rentaban sus trajes de tigres y máscaras a decenas de niños, jóvenes y adultos que en manada se querían vestir en esta temporada.
Según cuenta Jesús Meza Pineda, al final de los 80 y a principio de los 90, los jaguares tenían que sacar un permiso en el Ayuntamiento para poder salir a las calles.
En los últimos años la tradición de vestirse de jaguares y perros ha pasado a que los niños y jóvenes usen máscaras de látex de monstruos y a cambiar las cadenas por palos y chirriones para castigar a los niños que en una suerte de pamplonada los burlan por las calles.
La mayoría de los jaguares, ya extremos, van por las calles con chiles en la mano para restregarlos en los ojos y boca de los niños a quienes alcanzan. Otros amarran a sus víctimas en los postes.
Todas las tardes de la primera mitad de agosto se pueden ver por las calles de esta ciudad hombres vestidos de jaguares y todavía a algunos perros corriendo detrás de niños y jóvenes y espantando a los transeúntes.
El ritual ya institucionalizado en 1984 por grupos católicos y por los gobiernos municipales, la gran mayoría priistas, ha hecho que la temporada concluya cada 15 de agosto con un recorrido y una concentración masiva de todas las manadas de los principales barrios.
La tradición fue acomodada por los católicos chilapenses en ese día para que coincidiera con la celebración de la Virgen de la Asunción, conocida como la Virgen de las Manzanas, que es la imagen principal de la catedral en esta ciudad de la diócesis Chilpancingo–Chilapa.
Hasta 1891, la Virgen de la Asunción era considerada por los creyentes como la patrona de Chilapa.
La Tigrada es la segunda celebración más grande en este lugar, después del 12 de diciembre donde los chilapenses celebran a la virgen de Guadalupe.
Esta tradición también es aprovechada por los políticos que aspiran a ocupar un cargo público y tratan de promover su imagen entre la ciudadanía al encabezar a grupos de simpatizantes vestidos de jaguares o regalar dádivas durante los recorridos.

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