13 agosto,2018 3:48 am

Atacar el transporte público es atacar a las familias, advierte el arzobispo

El cultivo de la amapola con fines medicinales sería “un mal negocio”, insiste monseñor Leopoldo González González.

Texto: Aurora Harrison / Foto: El Sur
Acapulco, Guerrero, 13 No enturbiar el servicio del transporte público con “negocios sucios” y prevenir ataques, pidió el arzobispo de la Arquidiócesis de Acapulco, Leopoldo González González, ante las agresiones ocurridas en los últimos días en el municipio a vehículos que prestan dicho servicio , así como reiteró su llamado a la conversión para quienes se dedican al crimen y extorsión.
Este domingo, durante su conferencia de prensa, de nuevo se le preguntó sobre la iniciativa para legalizar la amapola con fines medicinales, de la cual el diputado local de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía, dijo que hay avances en los consensos para que se apruebe, y Leopoldo González reiteró su postura de que la prohibición no protege de riesgos y peligros; además, dijo que el cultivo sería “un mal negocio”.
Este sábado, un presunto checador de Urvan de la ruta Acapulco-Coyuca de Benítez fue asesinado en el sitio, que se ubica en el Centro, frente al panteón San Francisco; en tanto que el transporte que va a las calles 10 y 13 suspendió su servicio el jueves, luego de un ataque a una Urvan, y el miércoles dos camionetas fueron quemadas.
Cuando se le preguntó de los hechos violentos contra el transporte, González González declaró que “el transporte público es la extensión del hogar, porque ahí van los papás, los abuelos, los niños. Es una extensión del hogar, de manera que todo ataque a un transporte público es un ataque al hogar, a la familia”.
“Un llamado a quienes perpetran esos crímenes para que no lo hagan, a la autoridad a seguir en el esfuerzo de investigar, darse cuenta, prevenir más de raíz y un fuerte llamado a la conversión a quienes perpetran esos crímenes”, puntualizó.
Sostuvo que el transporte es un servicio que se necesita, porque tienen bajo su cuidado la vida la integridad de muchas personas, niños, jóvenes, ancianos; por ello el cuidado que debe existir por parte de quienes tienen a su cargo el bien común, para que este servicio se realice en condiciones que garanticen la seguridad de los ciudadanos.
“Un llamado a los que ahí laboran, para hacer conscientes de aquellos a quienes sirven, de aquellos a quienes transportan, que miren el rostro de quienes suben a sus camiones y vehículos, descubra el rostro de su mamá, sus hermanos, hijos. También les invito muy de corazón, a no enturbiar con negocios sucios su servicio tan noble” dijo.
Reiteró su llamado a la conversión de quienes “desde el crimen y delito extorsionan, y muchas veces obligan a personas a hacer cosas que ellas por si mismas no quisieran hacer. Un llamado fuerte a la conversión y vuelvan al camino del bien”.
En relación con la iniciativa de legalizar la amapola con fines medicinales, dijo que el uso como medicina está sujeto a comprobaciones cuidadas de sus beneficios y los daños secundarios que ocasionan, que nadie puede afirmar que no haga daño una droga natural o sintética, “utilizada con fines lúdicos para drogarse”.
Sostuvo que la droga altera el funcionamiento de los órganos y más pronto o más tarde acaba enfermando. Además, precisó que los adolescentes que consumen diariamente son 18 veces más propensos a hacerse dependientes de la mariguana y ocho veces más proclives a consumir otra droga ilegal, así como siete veces más a tener un intento suicida.
“La legalización de la mariguana y de la amapola haría estas drogas más accesibles a niños y jóvenes, que no han recibido una educación en valores que les permita decir no y conservar la salud física y el actuar normal”, dijo el arzobispo.
Al tiempo que solicitó mejor sumarse a crear niños, adolescentes y jóvenes que no consuman drogas, porque precisó que la “prohibición también es manera de proteger de riesgos y peligros”.
El prelado católico dijo que al “permitir el cultivo y el consumo lúdico de la mariguana y la amapola, disminuirá su valor y cualquiera podría cultivarla” y aseguró que su “cultivo no reportaría mayor ganancia, por lo cual sería lógico que se dejará como mal negocio y de eso no podría subsistir quienes ahora ganan dinero con su cultivo, elaboración y comercialización”.
Eso aseguró que urgiría “un fuerte apoyo al campo, para dar otra opción de vida a muchas personas que actualmente cultivan mariguana y amapola. A muchas otras que apenas subsisten con los trabajos agrícolas, ¿creen ustedes que sea necesario legalizar la mariguana y la amapola, para representar a muchas personas una opción? Urge esa atención al campo”.
González González precisó que quien está acostumbrado a ganar el dinero arriesgando su vida y “no sudando en el trabajo, ¿podemos pensar que nada más así cambiará su conducta y vendrá a trabajar? ¿Podrá administrar lo menos quién no supo administrar lo más”.
Recordó que hace más de 20 años conoció la zona de la región de la Montaña, “veo que su pobreza es todavía mayor, aunque haya corrido por ahí mucho dinero. Es ilusorio, habrá que ayudarles en su educación para moverles a servir a la comunidad, a trabajar para así obtener lo necesario para vivir.
“¿Será necesario legalizar la droga para empezar a educar? Si no hay esa educación, es muy cercana la tentación de sólo cambiar a otra actividad ilícita, perjudicial a la sociedad, para seguir haciéndose de dinero arriesgando la vida y amenazando a los demás. De hecho así está suscitándose entre nosotros”, puntualizó el arzobispo.
De su comunicado, que leyó antes de la sesión de preguntas y respuestas, habló de la Jornada Internacional de la Juventud, luego de que la Organización de las Naciones Unidas decreto el 12 de agosto para celebrarlo, y mencionó que los muchachos deben ser el centro de atención de cada comunidad eclesial.
“Los jóvenes sueñan con seguridad, estabilidad y plenitud, muchos esperan una vida mejor para sus familia”, argumentó el arzobispo, al tiempo que precisó que aquellos que viven en regiones inestables y vulnerables, desean y esperan acciones concretas de sus gobiernos y de la sociedad, poner fin a la guerra y la corrupción.