11 octubre,2023 4:42 am

Aunque el río Camarón creció mucho, no se compara con lo que hizo Paulina  

 

Coinciden en el día 9 de octubre, la tragedia de hace 26 años y la tormenta que cayó en lunes. Rememoran vecinos su amarga experiencia

  

 

Acapulco, Guerrero, 11 de octubre de 2023. El longevo vecino del río de El Camarón, Antonio Sánchez, consideró que con las lluvias como las de este lunes por la tormenta Max no “pasa nada” en esta cuenca que atraviesa Acapulco, en comparación a lo que sucedió con el huracán Paulina hace 26 años que “sí fue mortal, sí fue terrible”.

Tras el paso de la tormenta Max, se viralizaron videos de la fuerte corriente de agua que se formó en el río El Camarón y que hicieron recordar las imágenes del huracán Paulina en los puntos cercanos a la calle Zimapán, en donde murieron personas el 9 de octubre de 1997.

Pasaron exactamente 26 años y una tromba cayó sobre la ciudad este lunes e inundó casas, arrastró a motociclistas y automóviles quedaron varados por la crecida de agua en las principales avenidas de la ciudad.

Antonio Sánchez vio desde el balcón de su casa de tres pisos cómo empezó a subir el agua en el río del Camarón este 9 de octubre y se llevó un par de árboles, y muchas piedras fueron arrastradas.

Ayer, el adulto mayor salió a platicar en el puente de la avenida Baja California que atraviesa el río, a unos 50 metros de la tienda Aurrerá que está sobre la misma vialidad. Los baches abundan en esta zona de la avenida y sólo una parte del carril con dirección a la calle Oaxaca fue recientemente remodelada.

El señor Antonio tiene 52 años viviendo a orilla del río El Camarón, su hogar sólo está separado del canal por un gran muro de más tres metros de largo. Varias casas a un costado de la suya y las de enfrente están acomodadas de la misma forma estrecha y uniformada.

Contó que en 1997 el paso del río era muy estrecho en esta parte de la colonia Progreso, “te daba la mano de ese lado y nos las agarrábamos”. Señaló donde estaban construidas algunas casas, lo que ahora sería en la mitad del río, que fueron arrasadas. Este martes sólo había basura, ramas y maleza arrastrada por las lluvias del fin de semana.

El problema del desastre del Paulina, adujo, es que se cayó la iglesia de la Sagrada Familia en la avenida Constituyentes, entonces “se hizo una presa”, por lo que se acumuló agua y luego se soltó con una gran fuerza.

La entrada de la casa del señor Antonio está en la calle Zimapán, donde cayó “una piedra así de grande” que afectó a su camioneta, “fue muy espantoso, ahora sí estuvo…”, contó entre frases cortas de sus recuerdos de hace 26 años:

“El Paulina sí fue mortal, sí fue terrible, ése sí estuvo… porque ni lo anunciaron, ya lo anunciaron cuando estaba aquí. Esa noche no dormimos, en mi casa se refugiaron 74 personas porque estas casas luego se las llevó. Como nunca se había registrado y ahora toda la gente tiene temor”, indicó.

Sin embargo, consideró que en la actualidad, “cuando empieza la lluvia, no hace nada, en el río nada pasa, pasa que ande uno en la calle”, dijo el vecino de la colonia Progreso, quien aprovechó para pedir a las autoridades que limpien el canal porque antes lo hacían.

 

Los lavacoches de El Camarón dependen de que no llueva

Antes de que el río El Camarón desemboque en el mar, el canal por donde baja el agua es utilizado por lavacoches, sus clientes predilectos son los taxistas. Este lunes estaban trabajando cuando “la corriente empezó a subir, a subir, la ola se hacía así y llegaba hasta donde está la seña”, indicó Juan López con su brazo extendido hacia un punto más abajo del puente, lo que les hizo recordar al huracán Paulina.

“Cuando llueve, nos salimos, nos vamos a nuestras casas y no llevamos nada para la familia, nada”, contó el señor con unas cuantas canas en su cabello y que tiene más de 35 años limpiando carros, primero en el canal de Aguas Blancas, por el extinto cine Variedades, y desde el gobierno de Alberto López Rosas en la parte del río El Camarón que está entre las avenidas Costera y Cuauhtémoc.

Los lavacoches, que no son de Acapulco, duermen ahí una o dos semanas y luego se regresan a sus pueblos, y en las lluvias se refugian donde pueden. Sus herramientas de trabajo, tambos, cubetas y sillas, son amarradas con cadenas metros más arriba del piso para que no se los lleve la corriente.

Sólo a uno de sus 40 compañeros, que este martes a las 10 de la mañana lavaba una ambulancia, perdió sus pertenencias, pero los demás lo apoyan prestando sus cubetas. Frente a ellos un señor que duerme en el canal reconstruía su endeble refugio de palos de madera.

Los lavacoches piden una despensa a las autoridades para aguantar porque sólo les queda “irla pasando ahorita con la familia, no queda más”. Es la temporada en la que “estamos mal, unos 100, 200 pesos, pero es variado, a veces no hay, no llevamos nada y sacamos un carro”.

  

Texto: Ramón Gracida Gómez / Foto: Jesús Trigo