3 abril,2020 5:58 am

Avalan trabajadores de playa el cierre, pero piden que los gobiernos les ayuden

Habrá personas desesperadas por la falta de ingresos y de trabajo que podrían llegar a la violencia, advierten

Acapulco, Guerrero, 4 de abril de 2020. Meseros de parianes, de renta de mobiliario. masajistas y comerciantes informales, coincidieron en que si es por salud avalan el cierre de playas, sin embargo piden que se piense en ellos y les den un apoyo económico.

Otros urgieron a las autoridades medidas que den tranquilidad a los trabajadores de playa para evitar el pánico ante la falta de dinero.

El gobernador Héctor Astudillo Flores anunció el miércoles el cierre de las playas a partir de las 8 de la noche de ayer jueves, medida para evitar la proliferación del coronavirus ante la emergencia sanitaria del país.

“¿Cómo voy a alimentar a mi familia?”, se preguntó de un mesero de playa El Morro. Entiende que cerrar la playa es para evitar contagios, pero si no trabaja no tiene dinero para los gastos de comida en su casa.

“Yo tengo tres niños, que cierren está bien, pero no hay apoyo, por lo menos que nos den 5 mil pesos para el mes y mantener a nuestras familias”, comentó Javier, otro de los meseros sentado junto con sus cuatro compañeros bajo la sombra de uno de los toldos, que se encuentran vacíos.

Otro de ellos duda de la existencia del coronavirus. Lo dice al preguntar si en Acapulco hay casos. Sus compañeros le explican que hay reportes en el estado por eso es importante continuar las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de salud.

Los cuatro saben que el cierre de las playas es una medida ante la emergencia, pero mala para ellos que viven de lo que ganan en la venta de bebidas y comida, y aunque no hay mucho turismo siguen llegando visitantes que consumen.

“¿Será verdad que los detendrán en la autopista para que no vengan, que ahí les van a tomar la temperatura?”, comentó otro de los meseros respecto a la esperanza que lleguen visitantes, porque “al chilango no le importa, si vienen cuando está lloviendo”. Sin embargo el cierre elimina sus esperanzas de tener un ingreso.

Manifestaron que la cantidad de visitantes se puede comparar a un miércoles de periodo de temporada baja, aunque llevan dos semanas en la misma situación.

“Nada se puede hacer si el alto mando ordena, para qué hacer boruca”, externó un trabajador respecto a la medida.

“No vale la pena opinar, es uno en un millón, de por sí no iban a venir”, manifestó uno de los vendedores de bebidas y alimentos  en el acceso frente a la glorieta de La Diana respecto a la llegada de visitantes la próxima semana, que es el periodo vacacional de  Semana Santa.

Otros consideran que sin necesidad de cerrar las playas la gente no iba a llegar mientras más avance la emergencia por el coronavirus, y externó que la pandemia es un asunto político porque cuando hubo casos por zika y chikungunya que también afectó a muchos trabajadores de playa, no se cerraron ni se tomaron tantas medidas de sanidad.

“Aquí se puede tomar la distancia que dicen, no hay tanta gente y se puede mantener la distancia”, comentó Marcos, quien  solamente baja a la playa para no aburrirse en su casa porque ya cerraron al puerto a las embarcaciones de turismo, que es a lo que se dedica.

Adriana Santa Cruz lleva 18 años trabajando como masajista. Dijo que el cierre les afecta porque es donde trabaja, por lo que espera que así como las autoridades ya no permitirán que se entren, también los consideren para darles apoyos económicos para que se queden en su casa sin tener la preocupación de no tener para comprar alimentos.

La ex dirigente de los comerciantes de parianes, Elodia Sánchez, dijo que muchos comerciantes son conscientes que el cierre es para protegerlos a todos, aunque algunos esperaban que llegaran visitantes la próxima semana, “pero quién sabe cuántos podrían llegar contagiados”.

Resaltó que lo importante es darle alternativas a quienes viven al día de las ventas, por lo que llamó a las autoridades a no dejar solos a los prestadores de servicios turísticos porque viven de las playas, “hay pagos por hacer servicios, permisos, si no vendemos no hay recursos para pagar”.

Indicó que el temor de algunos es que el cierre cree un brote de violencia porque hay personas desesperadas ante la falta de trabajo, “tienen que apoyarnos, no dejarnos solos a la gente más desprotegida, que nos den la seguridad, porque no es lo mismo estar encerrados con comida que sin comer”.  

Texto: Mariana Labastida / Foto: Jesús Trigo