Ciudad de México, 3 de marzo de 2024. Por primera ocasión, mañana se conmemorará en México el Día Nacional para Concientizar sobre la Obesidad, y para el médico Simón Barquera, presidente electo de la Federación Mundial de Obesidad, no es cosa menor.
“Es un logro, parece mentira, pero es un logro. Estamos muy orgullosos todos de que México ya diga: ‘Bueno, este es un día en que, por decreto, se va a reflexionar sobre este problema a nivel nacional'”, celebra en entrevista remota Barquera, maestro y doctor en Nutrición Aplicada y Epidemiología Nutricional.
En el país, el problema del sobrepeso y la obesidad, que afectan a más del 75 por ciento de las personas adultas y al 37 por ciento de la población infantil, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022, es de tal magnitud que se ha demostrado su nexo con el exceso de mortalidad por Covid-19 durante la contingencia sanitaria.
Es decir, explica Barquera, se ha cuantificado y asociado la frecuencia de enfermedades crónicas -obesidad, hipertensión, diabetes- con un sistema inmune comprometido y la dificultad para responder a una infección como la del SARS-CoV-2.
“Ahorita hay diversos estudios que encuentran que lo que más hubiera ayudado al país hubiera sido tener un estado metabólico más adecuado, y no tanto diagnóstico de obesidad y de sus complicaciones”, remarca el experto, quien al inicio de la contingencia alertara sobre la sindemia, que es la sinergia entre la pandemia por Covid-19 y la epidemia local de enfermedades crónicas.
“Yo creo que esto fue una gran lección que ojalá y no se le olvide a los tomadores de decisiones porque puede ser que haya otra pandemia en unos cuantos años, y ahorita tenemos realmente que redoblar esfuerzos para revertir ese problema de enfermedades crónicas que tenemos. El problema de la obesidad en México es muy preocupante”.
Sin embargo, la nueva conmemoración de este 4 de marzo, iniciativa aprobada desde el Senado de la República y que coincide con el Día Mundial contra la Obesidad, es uno de los aspectos que mantienen optimista a Barquera, para quien los avances implementados en el país “parecen indicar que vamos a tener buenos resultados en poco tiempo”.
“De hecho, ya se están empezando algunas tendencias a revertir y a estabilizar”, sostiene el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). “Entonces, bueno, hay mucho optimismo de que si mantenemos los esfuerzos en todo lo alto, si logramos sumar a todos los grupos que tienen relación con el proceso, podemos tener buenos resultados”.
Entre aquello que ha funcionado, el especialista destaca la entrada en vigor del etiquetado nutrimental con sellos de advertencia, aquellos octágonos que indican cuando un producto contiene exceso de calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio.
Una medida que ha llevado a la reformulación masiva de productos, algunos con una disminución de hasta el 80 por ciento del contenido de azúcar que las propias compañías presumen en los empaques, ilustra Barquera.
“Bueno, ese 80 por ciento menos azúcar es un logro de política pública, no fue porque ellos (las empresas) estuvieran muy preocupados por la salud de los niños; fue porque lo redujeron para poder quitar los sellos”, subraya, refiriendo además que encuestas hechas a consumidores han arrojado que 60 a 80 por ciento de los padres deciden sus compras a partir del nuevo etiquetado.
“Eso era lo que queríamos. O sea, el etiquetado de advertencia su único objetivo es permitir a la población tomar mejores decisiones de salud cuando ellos así lo quieran; si ellos no quieren, pues no es ninguna obligación, es sólo una herramienta. En ese sentido, pensamos que ha sido todo un éxito; obviamente falta mucho más que hacer, pero eso ha sido uno de los grandes aciertos”.
Por otro lado, está el impuesto a las bebidas azucaradas -de 1 peso por litro, aproximadamente 10 por ciento del producto, aprobado en 2014-, que si bien para Barquera ha conseguido que haya una reducción en su consumo, por ahora parece haberse quedado corto.
Esto en tanto un país como Colombia ha aprobado un impuesto del 25 por ciento; la India, del 27 por ciento, y Arabia Saudita, del 50 por ciento.
“Sin embargo, el país que más consume bebidas azucaradas es México. Entonces, ya ahora lo mínimo que tendríamos que hacer es tener uno de los impuestos más altos a estos productos malsanos”, sugiere el presidente electo de la Federación Mundial de Obesidad.
Finalmente, Barquera percibe otro paso importante en el proyecto de la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible, ya aprobado en la Cámara Alta y a la espera de subir al pleno en San Lázaro.
“Es una ley que lo que hace es que reglamenta el derecho a la alimentación adecuada que ya está en la Constitución”, apunta el especialista, quien como investigador del INSP participó en la revisión y elaboración de este proyecto de ley junto con organizaciones de la sociedad civil y otros institutos nacionales, universidades y expertos.
La nueva legislación propuesta, por ejemplo, responsabiliza a instancias de salud y también a educativas, como la SEP y el DIF, de generar entornos adecuados, garantizando el acceso de los menores a agua, alimentos saludables e información.
Barquera espera que con esta infraestructura legal, más el etiquetado nutrimental y un alza en los impuestos, se generen ahorros que podrán invertirse en el propio sistema de salud para ofrecer mejor atención.
“Si no hacemos la prevención adecuada a nivel del entorno y aumentamos los impuestos, pues la atención no va a poder mejorar”, refrenda. “Son el eje en el cual se debe de recargar el sistema para poder brindar una mejor atención”.
Sí es una enfermedad
Mientras reconoce y coincide con la exigencia de respeto que impulsa el movimiento contra la discriminación de las personas con un cuerpo no hegemónico, o gordofobia, el médico Simón Barquera advierte el riesgo de negar que la obesidad sea una enfermedad.
“Negar que es una enfermedad no ayuda porque eso le hace el juego a los productores de comida chatarra; hace un llamado a: ‘Si esta condición la voy a tener yo pase lo que pase, y no me hace daño, ¿entonces por qué adopto medidas?’.
“Y ahí lo que sabemos es que es un problema que en México se gestó en las últimas dos o tres décadas cuando cambió el sistema alimentario. O sea, no es algo que se deba a los genes y ya”, expone el especialista.
La obesidad, prosigue Barquera, está reconocida en la clasificación mundial de las enfermedades adoptada por todo el mundo, con base en la evidencia que se genera a nivel global; “yo creo que hay tanta evidencia, que sería ridículo negar que exista esta enfermedad”, insiste.
Del otro lado, contrasta, está un movimiento de protesta -no un grupo científico- con un punto muy válido contra la discriminación y otras conductas inapropiadas que sistemáticamente se han dado a través de la historia hacia las personas que viven con obesidad y sobrepeso.
“Personas que padecen una enfermedad como todos nosotros las padecemos, y que merecen ser atendidos, considerados y escuchados igual. Creo que ahí tenemos que tomar ese punto sin soberbia, con humildad, y reconocer que el sector médico no ha sido suficientemente cuidadoso de ver esto.
“Y a lo mejor no sólo el sector médico, sino toda la sociedad. La sociedad no ha sido suficientemente respetuosa ni empática; y esta empatía y respeto yo creo que son necesarios para lograr el cambio”, estima Barquera.
“Esa sería mi perspectiva. Hay cosas que sí tenemos que reconocer, y para eso ayudan los movimientos, pero eso no es ciencia. La ciencia lo que dice es muy claro: Hay una enfermedad que se llama obesidad, y que es una de las que más problemas y más carga genera en México a la salud, al bienestar y al desarrollo”.
Recomendaciones
Las autoridades dan las siguientes sugerencias para tener una buena alimentación:
– En cada comida incluye al menos un alimento de cada uno de los tres grupos: 1.- verduras y frutas. 2.- cereales y tubérculos. 3.- leguminosas y alimentos de origen animal.
– Come alimentos de origen animal con moderación, prefiere las carnes blancas como el pescado o el pollo sin piel a las carnes rojas como la de cerdo o res.
– Toma en abundancia agua simple potable.
– Consume lo menos posible grasas, aceites, azúcar, edulcorantes y sal, así como los alimentos que los contienen.
– Realiza al día tres comidas principales y dos colaciones. Procura hacerlo a la misma hora.
– Acumula al menos 30 minutos de actividad física al día.
Fuente: Secretaría de Salud
En números
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2022):
– 37.3 por ciento de los niños de 5 a 11 años tienen sobrepeso.
– 41.1 por ciento de los adolescentes de entre 12 y 19 años presentan sobrepeso.
– 75.2 por ciento de las personas mayores de 20 años presentan sobrepeso y obesidad.
– 85 por ciento de las personas entre 40 a 60 años tienen mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad.
– 21.4 por ciento es el aumento de la prevalencia de obesidad entre la población adulta de 2006 a 2022.
Texto y foto: Agencia Reforma