20 octubre,2023 5:08 am

Beatriz Berrocal: las vueltas de la vida

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Adán Ramírez Serret

 

 

Los privilegios propios, de manera un tanto paradójica, son lo más difíciles de observar. En lugar de estar satisfecho con ellos y ser feliz, siempre parecen insuficientes. Esto se acentúa si son los padres quienes los subrayan. Más aún, si se es en verdad privilegiado. El mundo parece un lugar sencillo en donde la lucha más complicada, y única, es la dificultad de satisfacer el placer. Porque el problema más fuerte es el tedio; la vida satisfecha y aburrida; la inconformidad que produce que los teléfonos, la ropa y las ciudades pasen tan rápido de moda y dejen de ser divertidos.

En esos momentos es difícil ponerse en los zapatos de los demás, de los menos privilegiados, para quienes lo más importante y soñado es poder comer, vestirse y vivir en paz. Y encima vienen los padres y dicen que piensen en toda esa gente y valoren lo mucho que tienen. Que hay niños que no tienen que comer, que caminan kilómetros para ir a la escuela, que sus padres los golpean y explotan… La desconexión es tan grande que esas palabras, que buscan tan sólo dimensionar y revelar lo que se tiene, se vuelven una cansada y repetitiva perorata.

Sobre esto gira, entre otras cosas, la novela juvenil De vida y vuelta, de Beatriz Berrocal (Zamora, España, 1962). Es la historia de cinco españoles que se encuentran al final de la adolescencia y al inicio de la juventud. Tres mujeres y tres hombres. Viven en Madrid y son felices sin saberlo al cien por cien. Tienen problemas, claro, es imposible que esto no suceda. Se enfrentan a la vida y la sexualidad, la amistad y el amor nunca son fáciles. Sin embargo, y por supuesto por fortuna, el móvil de sus vidas consiste en la posibilidad de cumplir sus sueños.

Son un grupo de amigos que, a pesar de pequeñas diferencias, en esencia se quieren y descubren la vida juntos. En algún momento, deciden que deben hacer un viaje. Uno muy emocionante, no en la misma Europa, sino ir a un lugar más lejano: deciden ir a Chipre.

Todos se entusiasman de ir a un lugar distante que se les presenta exótico y pleno de aventuras. Sólo que el padre de una de las jóvenes es periodista y les pide que vayan a otro lugar, que Chipre es peligroso porque está en medio de un conflicto, pues la isla está dividida: una parte es turca y la otra griega. La primera peligrosa y la segunda turística. El padre no sólo está temeroso por saber la situación del país, también porque él mismo ha sido secuestrado por grupos terroristas por escribir sobre sus crímenes.

Sin embargo, el grupo es joven y el padre les parece tan sólo paranoico e, incluso, aguafiestas. La advertencia da más carne a la aventura a la que se lanzan felices. A lo que el padre, como último ruego, les pide que jamás vayan al lado turco. Lo que se vuelve, por supuesto, una casi consigna.

La novela está contada desde las voces de cada uno de los jóvenes. Aparece la hermosa emoción de descubrir el mundo con amigos, ir a otros horizontes, con nuevas gentes e idiomas y, por supuesto, enfrentarse por primera vez en sus vidas a problemas de vida o muerte.

Beatriz Berrocal escribe una novela llena de aventuras, en donde se va descubriendo el perfil de cada uno de los personajes. En todos hay un descubrimiento, quién fui, quién soy y quién quiero ser. Una evaluación profunda de sus vidas, de sus privilegios en un mundo que puede ser muy violento y oscuro. Y en el cual, un viaje, una isla, el mar y las diferentes culturas, pueden pasar de ser un paraíso soñado, a una pesadilla jamás imaginada. Y cada momento de paz y seguridad, es lo más preciado que puede tener un ser humano.

La ficción funciona para no vivir en carne propia las emociones, pero sí para tomar conciencia en nuestros huesos y mente.

Beatriz Berrocal, De vida y vuelta, ilustración Fernanda Castro, Ciudad de México, El Naranjo, 2023. 260 páginas.