26 octubre,2018 2:18 pm

Bolsonaro, el radical que da voz al enfado de millones de brasileños 

Las grandes armas de Bolsonaro son la provocación permanente y los virulentos ataques contra sus críticos. A menudo es calificado por eso como el “Trump brasileño”.
Por Isaac Risco
Río de Janeiro, Brasil, 26 de octubre de 2018. Su segundo nombre es “Messias” y sus seguidores lo ven en efecto como un salvador para el Brasil sacudido por la depresión. Jair Bolsonaro, el candidato favorito a ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales este domingo, es la versión brasileña del fenómeno del populismo global.
El ultraderechista del Partido Social Liberal (PSL) se quedó cerca de conseguir la victoria ya en primera ronda el 7 de octubre con un mensaje radical que convenció incluso a millones de votantes moderados, entre ellos mujeres, negros y homosexuales, los grupos que más ha atacado en el pasado.
La receta de Bolsonaro para conquistar el centro político y que lo convierte en favorito para derrotar al izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), demuestra la profundidad de la crisis de la democracia en la principal economía latinoamericana.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército de 63 años, reúne las características que llevaron al ascenso de Donald Trump en Estados Unidos: una retórica nacionalista e incendiaria, una presencia masiva en las redes sociales y un discurso de ataque frontal contra el desprestigiado sistema político en Brasil.
Las instituciones del gigante sudamericano están salpicadas desde hace años por múltiples escándalos de corrupción política en el marco de la megacausa “Lava Jato” (“Lavado de autos”). El país, además, acaba de superar una de las peores recesiones de su historia y las grandes ciudades brasileñas sufren una ola de criminalidad.
La propuesta más destacada de Bolsonaro es la liberalización de la tenencia de armas para combatir la delincuencia, y su política económica se centra en las clásicas recetas liberales de mercado.
Su alta popularidad -las últimas encuestas le pronostican el 56 por ciento del voto válido el domingo-, sin embargo, se la debe sobre todo a su imagen de “antisistema” y de azote de las corruptas élites políticas. Ello, pese a que él mismo es parte del sistema desde 1991, cuando fue elegido por primera vez diputado.
En su larga carrera política, Bolsonaro ha pasado por nueve partidos distintos y muchas más controversias, siempre defendiendo posiciones radicales. En las hemerotecas abundan las imágenes de sus excesos en el Congreso, ya sea por insultar a sus rivales políticos, a menudo mujeres, o por hacer apología de la última dictadura militar brasileña (1964-1985).
“El error de la dictadura fue torturar y no matar”, soltó en una ocasión en 2008. A una diputada del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) llegó a decirle durante una disputa que “no merecía ni ser violada” por ser demasiado “fea”.
Y en el debate del proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff en abril de 2016, en la Cámara baja, Bolsonaro dedicó su voto a favor del “impeachment” al militar responsable de las torturas de las que fue víctima Rousseff durante la dictadura, como joven activista de izquierda.
El político, descendiente de inmigrantes italianos y nacido en Glicério, en el interior del estado de Sao Paulo, también es conocido por sus diatribas contra negros, indígenas y homosexuales. Muchos afrobrasileños “no sirven ni para procrear”, dijo en abril de 2017.
Las grandes armas de Bolsonaro son la provocación permanente y los virulentos ataques contra sus críticos. A menudo es calificado por eso como el “Trump brasileño”, aunque también se le compara con el líder filipino Rodrigo Duterte, por sus fantasías violentas para combatir el crimen.
En la era de las exaltadas campañas virales en las redes sociales, Bolsonaro busca el contacto permanente con sus simpatizantes a través de Twitter y suele cargar contra los medios, a los que acusa de parciales.
Durante la campaña popularizó el gesto de imitar un fusil con ambas manos, convertido en la marca de su candidatura por sus simpatizantes.
Pese a que él mismo resultó herido de gravedad por el alto clima de polarización política después de que un hombre le asestara una cuchillada durante un acto proselitista el 6 de septiembre, Bolsonaro se mostró feliz haciendo el mismo gesto desde su cama en el hospital.

Jair Bolsonaro desde el hospital donde fue internado luego de un ataque durante un mitin. Foto: Prens brasileña

Tuvo que dejar luego de hacer campaña debido a su convalecencia, pero compensó su ausencia en los debates y en las calles con su presencia masiva en las redes sociales.
En un país donde prácticamente toda la clase política está salpicada por los escándalos de corrupción, Bolsonaro se presenta como un político “limpio” pese a su larga trayectoria en el Congreso.
Su nombre no ha sido hasta ahora vinculado a ningún gran escándalo de corrupción. Para muchos detractores, porque como diputado de partidos pequeños no participó nunca en las grandes alianzas políticas tradicionales. Sus seguidores, en todo caso, lo exculpan de todo.

“Estoy a favor de la tortura”: las frases más polémicas de Bolsonaro 
Jair Bolsonaro tiene un largo historial de frases polémicas a lo largo de sus casi 30 años de carrera política.
A continuación se ofrece una lista de sus sentencias más controvertidas:
– “Esa gente, si se quiere quedar aquí, va a tenerse que poner bajo la ley de nosotros. O se van fuera o van para la cárcel. Esos marginales rojos serán proscritos de nuestra patria”
(2018, a pocos días de la votación de la segunda vuelta, en alusión a los seguidores de la izquierda)
– “Estoy a favor de la tortura. Y el pueblo está a favor también” (1999, en entrevista en TV).
– “No emplearía (hombres y mujeres) con el mismo salario. Pero hay muchas mujeres competentes” (2016, en entrevista en TV).
– “Jamás te violaría porque no te lo mereces” (2003, a la diputada Maria do Rosário en la Cámara baja).
– “Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. No voy a ser hipócrita aquí. Prefiero que un hijo mío muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí” (2011, entrevista con una revista).
– “No corro ese riesgo porque mis hijos fueron muy bien educados” (2011, en entrevista en TV, al ser cuestionado sobre cómo sería su reacción si alguno de sus hijos se enamorase de una mujer negra).
– “El afrodescendiente más flaco allá pesaba siete arrobas (antigua unidad de medida). No hacen nada. Creo que ni para procrear sirven” (2017, tras visitar un “quilombo”, poblado en donde viven personas de descendencia africana, y comparándolos con vacas).
– “Vamos a fusilar a la ‘petralhada’ aquí en Acre” (2018, en campaña en el estado de Acre, refiriéndose a los militantes del izquierdista Partido de los Trabajadores, PT).
– “No voy a combatir ni discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle los voy a golpear” (2002, en entrevista).
– “Deberían haber sido fusilados unos 30 mil corruptos, empezando por el presidente Fernando Henrique Cardoso” (1999, en entrevista).
– “Dios encima de todo. No quiero esa historia de Estado laico. El Estado es cristiano y la minoría que esté en contra, que se mude. Las minorías deben inclinarse ante las mayorías” (2017, en conferencia).
– “Es una desgracia ser patrón en este país, con tantos derechos para los trabajadores” (2014, entrevista en un diario).
RSF ve a Bolsonaro como un peligro para la libertad de prensa 
Desde Berlín, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) calificó hoy al ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito en las elecciones de este domingo en Brasil, como una amenaza para la libertad de prensa.
“Si Bolsonaro es elegido el domingo presidente, la libertad de prensa y la democracia en Brasil se enfrentarán a tiempos difíciles”, declaró Christian Mihr, director general de RSF-Alemania. “Las campañas de odio y desinformación de Bolsonaro siguen dividiendo a la ya de por sí polarizada sociedad del país”, agregó.
Reporteros sin Fronteras denunció que la campaña electoral de Bolsonaro se ha caracterizado por la incitación al odio, la desinformación y la violencia contra los periodistas.
También la organización de derechos humanos Human Rights Watch se quejó recientemente de los ataques a periodistas durante la campaña electoral y declaró que la mayoría de los casos se deben a Bolsonaro.
El dirigente es el candidato favorito a ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales este domingo. El ex capitán del Ejército de 63 años provoca repetidamente con comentarios despectivos sobre las mujeres, los negros y los homosexuales, así como con consignas extremistas y su simpatía por la dictadura militar brasileña (1964-1985).
Bolsonaro, un socio incómodo para la región 
Por Cecilia Caminos
Jair Bolsonaro puede convertirse en un socio incómodo para América Latina.
El ultraderechista del Partido Social Liberal (PSL) no mostró hasta ahora mucho interés en la política exterior. Al igual que sus planes económicos concretos, el enfoque externo de su posible Gobierno plantea aún muchas incógnitas.
“Es legítimo que cualquier presidente, inclusive los más conservadores, estén preocupados por la posible llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil porque Bolsonaro representa un atraso, en todos los sentidos, para América Latina”, declaró a la agencia de noticias dpa el secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Pablo Gentilli.
El experto en política internacional apuntó que el candidato radical representa “un retroceso democrático porque sus políticas, además de sus opiniones vertidas a lo largo de 30 años de carrera, muestran su desprecio hacia la institucionalidad democrática”.
Durante la campaña, Bolsonaro llamó a los presidentes de Argentina, Mauricio Macri, y Paraguay, Mario Abdo Benítez, y prometió hacerlo pronto con el chileno Sebastián Piñera, a quienes ve como posibles socios políticos en una eventual alianza conservadora.
Macri buscó tomar distancia del candidato, pero su canciller, Jorge Faurie, reconoció el acercamiento. “Realmente Bolsonaro tiene una preocupación por una vinculación estrecha con los países de nuestra región como Argentina, Paraguay y Chile, con una visión similar a los temas que tiene el mundo”, ratificó Faurie en declaraciones al diario “Clarín” durante una visita en Londres.
En Chile, la figura de Bolsonaro no ha estado ausente en la escena política. Piñera elogió en Madrid su programa económico pero enfatizó sus diferencias con los dichos del candidato brasileño acerca de los homosexuales, las mujeres y las minorías.
La semana pasada Bolsonaro recibió la visita de Jacqueline van Rysselberghe, presidenta del partido Unión Demócrata Independendiente (UDI) chileno, de la coalición de gobierno, y otro día se reunió con el ex candidato presidencial de extrema derecha chileno José Antonio Kast. Según el diario “Folha de Sao Paulo”, la dirigente chilena le hizo llegar una invitación de Piñera para que visite Santiago en caso de que triunfe en la segunda vuelta de este domingo.
Recientemente Bolsonaro se expresó a favor del Mercosur aunque apuntando a un enfoque mucho más pragmático y de mercado del bloque que integra con Argentina, Paraguay y Uruguay, en el que Venezuela se encuentra suspendido.
“El Mercosur tiene su valor, pero fue desfigurado por el PT. No abandonaremos el Mercosur, pero no será guiado por cuestiones ideológicas”, señaló Bolsonaro, que no se comunicó aún con Uruguay.
“Haremos negocios con todo el mundo y, en lo que depende de mí y del Congreso, buscaremos muchas alianzas”, dijo el candidato.
El secretario de CLACSO estimó que “en términos económicos va a ser realmente imprevisible la reacción de Bolsonaroporque su discurso se parece mucho al de Donald Trump, que dice que va a hacer negocios con el que más le convenga”.
Gentilli consideró que podría significar una pérdida de negocios con los socios del Mercosur, además de generar inseguridad jurídica para los inversores extranjeros, en momentos en que el bloque está en las instancias finales de la negociación de un tratado de libre comercio con la Unión Europea.
“Para las naciones europeas, no se trata sólo de ganar dinero y hacer negocios con el Mercosur, se trata también de quién es el que está del otro lado, además de las dificultades de negociación que van a encontrar con un país manejado por una persona imprevisible”, señaló el experto en política internacional.
En México, el posible triunfo de Bolsonaro aún no es tema. Ni el presidente saliente Enrique Peña Nieto ni el mandatario electo Andrés Manuel López Obrador lo mencionaron en sus apariciones públicas. México y Brasil son las economías más grandes de América Latina, pero no existe gran vínculo entre ambos países.
De la región, Bolsonaro ha vertido sobre todo fuertes críticas contra Venezuela, normalmente para atacar a su rival, Fernando Haddad, y al Partido de los Trabajadores.
“No queremos ser mañana lo que Venezuela es hoy”, dijo Bolsonaro tras la primera vuelta.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, decidió romper su silencio sobre el candidato ultraderechista esta semana, cuando en un encuentro con intelectuales advirtió del surgimiento de “una contrarrevolución fascista, que se ha ido con Bolsonaro al extremo del fascismo”.
“Esto confirma la máxima que debe llevarnos a los líderes revolucionarios, nacionalistas, progresistas, de la izquierda latinoamericana y caribeña a no confiarnos”, urgió.
El futuro de las relaciones entre Venezuela y Brasil es una incógnita, más aún en momentos en que decenas de miles de migrantes venezolanos cruzaron la frontera. Bolsonaro aseguró sin embargo esta semana que “nadie quiere hacer con una guerra con Venezuela” y negó la posibilidad de cerrar la frontera.
En tanto, el Gobierno cubano no ha realizado declaraciones respecto a Bolsonaro pero sigue en una tensa calma las elecciones en Brasil por lo que puede significar su victoria y su repercusión en las relaciones económicas, el programa “Mais Medicos” y la venta de alimentos, entre otros aspectos.
El “profesor” Haddad, en busca del milagro electoral en Brasil 
Por Fernando Duclos
Hace sólo dos meses era un político y académico respetado pero muy poco conocido fuera de Sao Paulo, su ciudad. Sin embargo, las circunstancias colocaron a Fernando Haddad ante la gran oportunidad de su vida: este domingo puede ser elegido presidente de Brasil por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Para que ello suceda, “el profesor”, como lo denominan sus simpatizantes, deberá derrotar en las urnas al ultraderechista y gran favorito Jair Bolsonaro, que consiguió el 46 por ciento de los votos en la primera vuelta electoral y lo aventaja ahora por más de 10 puntos porcentuales en las encuestas.
Sin embargo, y más allá de su situación apremiante, Haddad, que consiguió un 29 por ciento de los votos en la primera ronda, tiene fe para conseguir la hazaña. El jueves publicó en su Twitter lo que él llamó “un anuncio”: “Ganaremos la elección, no tengo dudas. Estoy sintiendo en el aire una remontada”.
En el caso de que la “remontada” se produzca, el hombre nacido en Sao Paulo hace 55 años coronaría con éxito una breve pero intensa campaña que, desde el principio, se le presentó anómala, fluctuante y poco habitual.
Haddad inició su recorrido en estos comicios como vicepresidente en la fórmula del PT, por detrás de Luiz Inácio Lula da Silva, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010 y ahora se encuentra en prisión en la ciudad de Curitiba.
Sin embargo, una vez que la justicia electoral prohibió, debido a su condena por corrupción, la candidatura de Lula, Haddad pasó a los primeros planos como el elegido de la agrupación. Su oficialización se hizo el 11 de septiembre, menos de un mes antes de la primera vuelta del 7 de octubre.
En esos primeros días, el candidato del “petismo” tuvo que enfrentarse a su primer gran adversario: el desconocimiento que existía en todo el país respecto a su persona.
Ni su exitoso paso por el Ministerio de Educación entre 2005 y 2012, en los mejores años del Gobierno del PT, ni sus cuatro años (2013-16) como alcalde en Sao Paulo, la ciudad más importante del país, le habían otorgado a Haddad la relevancia nacional que le era necesaria para pelear por la presidencia.
Incluso después de su nombramiento, el mismo PT se permitió bromear con la ignorancia de muchísima gente no sólo sobre su gestión sino también respecto a su apellido. “¿Hadalio? ¿Hádila?” se preguntaban los electores en una publicidad oficial del partido.
Entre aquellas pronunciaciones erradas y la importancia que hoy posee Haddad en la política brasileña pasaron menos de 50 días. Y más allá del resultado final de la segunda vuelta del domingo, lo cierto es que “el profesor” logró en poco tiempo que su nombre resulte familiar en todo Brasil.
Quienes ponderan a Haddad con una mirada positiva resaltan que representa el legado de Lula, el presidente que disminuyó drásticamente la pobreza extrema en el país, y que, como ministro de Educación, impulsó diversas políticas inclusivas para los sectores más necesitados.
Además, su trayectoria académica y su mesura al hablar representan un contrapunto con la carrera militar de Bolsonaro, quien maneja un tono violento y confrontativo en muchos de sus discursos.
Quienes, en cambio, lo rechazan y lo minusvaloran fijan su mirada también en la herencia del PT, aunque en este caso caracterizada no como un aspecto a destacar y sí como un pesado lastre.
A lo largo de toda la campaña, Haddad encarnó el enorme rechazo del electorado a su partido, que venció en las últimas cuatro elecciones presidenciales pero que sufrió un enorme desgaste debido, entre otros factores, a los casos de corrupción que involucraron a muchos de sus representantes.
Antes de la primera vuelta, Haddad apelaba constantemente a “los valores de Lula”. Sin embargo, después de la derrota sufrida el 7 de octubre, en la que se evidenció el repudio de gran parte de los votantes al “petismo”, su discurso cambió.
Cada vez con menos referencias a su “padrino” político, el académico paulista decidió encarar la campaña de segunda vuelta mostrándose como la encarnación de los valores de la democracia ante un rival que dio varias señales de autoritarismo.
En ocasiones, incluso, y pese a su tono moderado, Haddad se permitió aparecer más combativo. En la última semana describió a Bolsonaro como a un “soldadito de mentira” y se quejó en repetidas ocasiones de su ausencia en los debates. El militar, a su vez, le espeta que, como Lula, él también terminará preso.
Descendiente de libaneses, graduado en Filosofía, Política y Economía y afiliado al PT desde 1983, Haddad enfrentará el domingo el mayor desafío de su carrera política.
Texto: DPA / Foto: EFE- Archivo El Sur