8 diciembre,2019 12:33 pm

Bowie, Prince y Cohen, su legado musical a tres años de su muerte

No serían los primeros grandes artistas que dan lugar a que la perspicacia comercial (o la avaricia) y el amor de los aficionados continúen de la mano durante muchos años.

El 2016 fue un año trágico para la música pop. Comenzó el 10 de enero con el fallecimiento de la estrella británica David Bowie. El camaleónico mago del pop murió apenas cumplidos los 69 años de un cáncer de hígado en su apartamento de Nueva York. 

El 21 de abril, la noticia de la muerte del cantante y compositor estadounidense Prince por una sobredosis accidental de analgésicos conmocionó al mundo musical. Prince tenía 57 años cuando fue encontrado sin vida en su residencia de Paisley Park cerca de Minneapolis. 

ARCHIVO – El culto a Prince, de manifiesto en un muro de Minneapolis, Estados Unidos. Foto: Christina Horsten/dpa

Poco antes de finalizar ese año, el 7 de noviembre, falleció a los 82 años el gran poeta y cantautor canadiense Leonard Cohen en su casa de Los Angeles, California. 

Desde aquel año marcado por las impactantes pérdidas de tan legendarios músicos, los administradores de sus patrimonios y las compañías discográficas se han dedicado a lanzar al mercado material póstumo de estas inolvidables voces. 

Tres años después, el mundo musical rinde tributo a los artistas, entre otros con una reedición de lujo del icónico álbum “1999”, de Prince, y de varias recopilaciones con material inédito o publicado de Bowie y Cohen.

En su última obra maestra publicada en vida, David Bowie demostró con creces haber sido hasta su muerte un experto a la hora de reinventarse a sí mismo. Su testamento musical, “Blackstar”, fue publicado dos días antes de su muerte con letras en las que prevalece una atmósfera apocalíptica y cargada de misticismo.

El primer miniálbum póstumo de Bowie, “No Plan”, editado en 2017, contenía tres temas inéditos grabados durante la producción de “Blackstar”. Según la revista especializada “Musikexpress”, no hay duda de “que Bowie trabajó en más canciones hasta poco antes de su muerte, cinco de las cuales se cree incluso que están disponibles como versiones de prueba”. No es de descartar que estas últimas composiciones creadas por el cantante durante la fase terminal de su enfermedad terminen publicándose en algún momento.

ARCHIVO – David Bowie en el festival “Go Bang” de Lübeck, Alemania. Foto: Markus_Beck/dpa

Stephan Rehm Rozanes, crítico de “Musikexpress”, ha calculado que desde enero de 2016 se han publicado más de 40 discos de la estrella británica del pop: colecciones de lujo de CD y singles de vinilo, así como reediciones de álbumes ya conocidos.

Este año, el sello discográfico Warner, propietario del catálogo de obras de Bowie, aprovechó el 50 aniversario de “Space Oddity” para lanzar al mercado tres ediciones de vinilo en formato pequeño y, a mediados de noviembre, “Conversation Piece”: una caja de 5 CD con, según indicó el sello, “doce temas exclusivos e inéditos” acompañados de un libro. 

La coincidencia temporal con la efeméride del alunizaje de Apolo 11 no logró inhibir la estrategia de mercado del sello: poner de relieve la importancia de esta canción que catapultó al artista a la fama. 

La guinda del pastel para todos aquellos aficionados y amantes del coleccionismo es la serie de lujo de cajas de CD, probablemente planeadas por el propio Bowie, que abarcan la carrera del músico desde 1974: “Who Can I Be Now (1974-1976)” reúne la discografía de su llamado periodo americano y su entusiasmo por la música soul, “A New Career In A New Town (1977-1982)” está dedicado a los famosos “años berlineses” de Bowie, mientras que “Loving The Alien (1983-1988)” recopila grandes éxitos internacionales de la superestrella.

La muerte de Prince también desencadenó una oleada de tributos para recordar su trayectoria. Una vez superadas las disputas testamentarias derivadas de su súbito fallecimiento, comenzó lentamente la revisión del abultado legado del príncipe del pop, una tarea que los administradores del patrimonio del artista se han tomado muy en serio. 

Después de la reedición en 2017 de su obra maestra de 1984, “Purple Rain”, en caja con tres CD y un DVD en vivo, se ha lanzado el 29 de noviembre una lujosa reedición ampliada del icónico “1999”, el quinto álbum de estudio del cantante, con 35 pistas inéditas. 

El álbum doble, editado por primera vez en 1982, marcó el comienzo del éxito de uno de los artistas más innovadores e influyentes de su generación, cuya música integró un sinnúmero de géneros, entre los que destacan el funk, el soul, el blues, el rock, el gospel y el jazz. 

El álbum de Prince llega también en edición “super deluxe”, ampliada a 65 pistas más grabaciones de audio y video de la gira de 1982 —para todos los aficionados, un largo y gratificante viaje a las primeras etapas de la fenomenal carrera de Prince—.

Hace aproximadamente un año salió a la venta el primer álbum de estudio póstumo del músico estadounidense: “Piano & A Microphone 1983” es un impresionante testimonio del arte vocal y de improvisación del joven genio. La grabación fue realizada por Prince en el ambiente íntimo de su casa. 

¿Qué opinaría el artista de todo esto? Esa es una pregunta que volverá a surgir cada vez que se publique un álbum póstumo de Prince. “No hay mucho que la gente debiera conocer sobre mi persona, a excepción de mi música”, señaló una vez Prince, siempre de carácter muy reservado. Este enunciado podría entenderse, quizás, como un cheque en blanco para aquellos que actúan en su nombre.

Cuando en junio salió a la venta el álbum “Originals” con 15 canciones que Prince tenía como grabaciones de prueba y había compuesto para otros artistas o regalado a sus amigos, Michael Howe, administrador de su patrimonio, explicó a la edición digital de la revista alemana “Der Spiegel”: “La cantidad de música que Prince produjo y luego descartó es enorme. Aquí hay trabajo para muchos años”. Howe acotó que la última palabra la tendrá la comunidad de herederos, que “entonces debatirá acerca de si Prince estaría de acuerdo con el proyecto o no”. 

Howe añadió que no se trata simplemente de hacer dinero fácil, sino de la cuidadosa revisión de una enorme obra artística: “En mi opinión, no todo lo que está almacenado en este archivo debería ser publicado. Desde el punto de vista legal, tampoco es tan simple, ya que están implicados diferentes músicos y compañías discográficas. De todos modos, ya tenemos planes concretos para los próximos 18 meses”.

Menos problemático, por su volumen reducido, parece ser el legado musical de Leonard Cohen, junto con Bob Dylan uno de los más grandes poetas de la música pop. 

ARCHIVO – Leonard Cohen durante un concierto en Lörrach, Alemania. Foto: Rolf Haid/dpa

Tras el álbum de despedida publicado por Cohen aún en vida, (“You Want It Darker”), Adam Cohen se dedicó a revisar los bocetos que dejó su progenitor antes de morir. “Fue un viaje muy emotivo”, señaló el músico y compositor de 47 años. 

Con la colaboración de artistas de diferentes estilos que respetaban y admiraban al cantautor canadiense, Adam dio forma a estos bocetos inéditos que ahora acaban de ver la luz bajo el título “Thanks for the dance” (Gracias por el baile), el tributo más hermoso posible.

La publicación de estas canciones lanzadas a finales de noviembre en CD y discos de vinilo en portada negra con letras doradas fue planeada por el ya gravemente enfermo Leonard Cohen: como un “adiós más suave”, explica su hijo. 

A la pregunta sobre si existe más material para publicaciones futuras, Adam Cohen responde negativamente. Es probable entonces que con este álbum póstumo se haya escrito el último capítulo sobre el poeta de voz grave —a menos que reaparezca la tentación de seguir ganando dinero con la marca Leonard Cohen después de su muerte—. 

Cohen, Bowie y Prince no serían los primeros grandes artistas que dan lugar a que la perspicacia comercial (o la avaricia) y el amor de los aficionados continúen de la mano durante muchos años.

Texto: Werner Herpell (dpa) / Fotos: DPA