21 junio,2024 6:08 am

Buenas señales para Guerrero desde el gabinete

 

 

La presentación de una parte del futuro gabinete presidencial trajo ayer señales sobre las prioridades de lo que será el gobierno de Claudia Sheinbaum y los matices en la formación de su equipo de trabajo.

Acorde con una tradición política donde la forma es fondo, Sheinbaum optó por dar a conocer a sus colaboradores muy tempranamente. Aún no está calificada la elección y ella no ha sido declarada presidenta electa. Cierto es que, razonablemente, la futura mandataria ya tuvo que haberse ocupado hace tiempo de seleccionar a su primer círculo, pero algo distinto es el anuncio público.

En este caso se identifica con la idea del presidente Andrés Manuel López Obrador –reiterada esta misma semana–, de que hay que dedicarse cuanto antes al trabajo sin perder tiempo, con lo cual desdeña la formalidad del proceso electoral.

El nombramiento de Marcelo Ebrard era esperado. El propio López Obrador anticipó el año pasado que, entre los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena, quienes quedaran fuera tendrían una posición relevante en las cámaras del Congreso o en el gabinete. La designación del futuro titular de Economía es, entonces, el cumplimiento de una promesa del actual mandatario.

Pero es igualmente, y por la vía de los hechos, una forma de cicatrizar el conflicto abierto durante la contienda sucesoria en Morena. Ebrard criticó entonces con aspereza lo que consideró una inequidad del proceso, que favorecía a Sheinbaum. Nunca retiró sus dichos –algunos muy fuertes– pero ahora claramente es un episodio que está hecho a un lado.

Juan Ramón de la Fuente ya era un peso pesado al lado de Sheinbaum. Ha sido el enlace con sectores sociales y luego jefe del equipo de transición. Su trayectoria científica, académica y en el servicio público y la diplomacia lo respaldan, además, como el futuro canciller. También era esperada la designación de Ernestina Godoy como consejera jurídica. Su cercanía de años con la futura presidenta, acentuada con su postulación a la Cámara de Senadores, la anotaban como parte del gabinete.

Las otras tres designaciones son en sí mismas un plan de gobierno. El ascenso de la ciencia en la jerarquía, con la creación de una nueva secretaría de Estado, corrige un atraso que arrastraron los gobiernos mexicanos por décadas; reivindica el protagonismo del conocimiento en la gestión pública y pone al país en sintonía con el mundo industrializado. La nueva cartera que sustituirá al Conahcyt estará a cargo de Rosaura Ruiz, una reputada académica a quien se le recuerda en la entidad como funcionaria de la Universidad Autónoma de Guerrero en el segundo rectorado de Rosalío Wences y su proyecto Universidad-Pueblo.

El nombramiento de Alicia Bárcena, bióloga de profesión, con amplia experiencia en el análisis de la economía internacional y el sistema de Naciones Unidas, no hace sino prever que México entrará a fondo a encarar el reto del cambio climático, a superar el extractivismo, y a otorgar a la agenda ambiental el nivel de prioridad y urgencia que tiene.

Julio Berdegué llegará a la Secretaría de Agricultura con una vasta experiencia en el estudio y gestión de problemas alimentarios, una franca oposición al uso de transgénicos y un sólido conocimiento del maíz como el eje del cultivo, la alimentación y la tradición cultural de México.

En parte estas designaciones marcan un claro distanciamiento con López Obrador, en cuyo gobierno el organismo científico asumió un protagonismo político desmesurado, abrió conflictos innecesarios y llegó al insólito extremo de llevar a la acusación penal a distinguidos profesionales. Sheinbaum también se aparta de la defensa que ha hecho la actual administración de los combustibles fósiles y de la incisiva hostilidad de Palacio Nacional contra el movimiento social ambientalista.

Guerrero, y en particular Acapulco, no pueden sino recibir con beneplácito este importante giro en el gobierno federal. El estado padece varios de los peores impactos del deterioro climático: la deforestación acelerada, la erosión del terreno y el calentamiento de las aguas marinas, como quedó de manifiesto, dramáticamente, durante el paso del huracán Otis.

Colocar la ciencia, la agenda ambiental y la agricultura sostenible en las prioridades de la nueva administración abre la fundada expectativa de que habrá ojos y oídos atentos a ese arco de asuntos estratégicos para Guerrero.