27 marzo,2021 5:29 am

Campañas en sana distancia

Octavio Klimek Alcaraz

 

En estos días inician las campañas electorales para gobernar el país. Las campañas tendrán su punto culminante el día de la elección, el domingo 6 de junio. Habrá nueva Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, nuevos gobierno estatales, nuevos congresos estatales y nuevos ayuntamientos y alcaldías en los municipios y demarcaciones territoriales. Bueno, lo de nuevo va a ser relativo, salvo excepciones, en general las candidatas y los candidatos son integrantes o cercanos a la misma clase política, que ahora gobierna en las entidades federativas y en el país, y que sólo se reacomoda en los puestos de elección popular amparados en los cotos que son los partidos políticos registrados y ahora de manera inédita van a la reelección. Para una candidatura exitosa, es condición necesaria, ser registrado por un partido político. Al momento, no sé si alguna ciudadana o algún ciudadano haya logrado vencer los candados para ser candidata o candidato a un puesto de elección popular, si fuera el caso serán excepciones las candidaturas independientes. Se puede decir de manera general que, con sus matices, en los partidos políticos existe ausencia de una democracia interna partidaria efectiva. Además, se pondera mucho más por las dirigencias partidarias ser muy conocido socialmente, así como el apoyo de buenos mecenazgos políticos, económicos y hasta afectivos. El mérito, la formación y la capacidad demostrada para resolver los asuntos públicos es lo de menos. Por ello, aparecer en la boleta electoral se observa como una batalla despiadada.

No soslayo el tema de la ideología, pero eso se ha vuelto secundario en estos tiempos. Decir soy socialista, comunista, anarquista, liberal, social cristiano o ecologista, no es de interés al parecer para ganar una elección. Del pensamiento complejo en lo ideológico, entramos al pensamiento ideológico de causa-efecto. Estamos ahora en una dicotomía simple de liberales y conservadores, buenos y malos, pecadores y virtuosos. Pero ni siquiera es posible decir que de izquierdas versus derechas. Las alianzas electorales bastante promiscuas y pragmáticas así lo expresan. Los adversarios políticos de antaño son los aliados en la actual coyuntura electoral. Hay ahora muchos lobos entre las ovejas. Se niega la historia, causas sociales e ideológicas del origen y proyectos fundacionales de los partidos políticos. Eso duele, ya que mucha gente dejó su vida y familia en el desamparo por defender el voto de esos partidos políticos. No hay justicia para ellos, y si mucha desmemoria de las dirigencias, pero esperaría que no de la gente que vota.

Pero ese gatopardismo electoral, de todo cambia para que todo siga igual, no me llama al desánimo, soy por convicción un demócrata, y además mi corazón late a la izquierda, soy socialista de a pie o en bicicleta. Creo que más allá de los discursos ramplones, llenos de promesas simples y hasta de ocurrencias para ganar las simpatías de las respectivas clientelas, las elecciones de alguna manera nos ayudan a ir filtrando a las candidatas y candidatos y confrontando ideas, propuestas y trayectorias. Hasta es posible evaluar el mérito y la capacidad de gobierno de candidatas y candidatos. Así, tal vez se pueda llegar a elegir a alguien o a ningún candidata o candidato. Para eso son las campañas electorales.

Lo insólito es que esta va a ser una elección en tiempos de pandemia, algo que en lo personal no había vivido antes. Llenar las plazas con mítines y hacer recorridos físicos no va a ser usual, habrá que mantener la sana distancia. El potencial de transmisión del virus del Covid-19 seguirá con sus efectos de enfermos y muertos. Las vacunas no son la panacea, ni deben ser la coartada para hacer cualquier cosa en términos de campañas electorales. Aún con vacuna puedes ser transmisor del Covid-19. Además, de que el universo de vacunados en abril a mayo, época de campañas, va a ser todavía bajo.

Los protocolos para campañas electorales existen, por ejemplo, hay que usar espacios abiertos; uso obligatorio del tapabocas; no permitir que asistan a mítines personas vulnerables, ya sea por edad avanzada o enfermedades crónicas, higiene y más higiene. Se debe hasta limitar el número de simpatizantes en los transportes de las movilizaciones. Va a decir mucho de las candidatas y los candidatos si atienden los protocolos. No deben predicar el atender la salud pública demostrando lo contrario. Espero que las autoridades hagan también su labor de supervisión y control.

Por eso, va a ser usual ver y escuchar las propuestas de las candidatas y a los candidatos a través de las plataformas digitales, en especial a través de las redes sociales. En especial, los debates a través de plataformas digitales, con buzones electrónicos para hacer planteamientos por la ciudadanía serían interesantes promoverlos. Hay multitud de asuntos a debatir tanto a nivel país, como a nivel local. Van desde la pandemia y en general los servicios de salud, el empleo digno, la inseguridad, la vivienda, el campo, el agua, los residuos, la alimentación sana, la educación, los derechos de las mujeres, de los infantes, de los pueblos indígenas y afromexicanos y de tantas minorías, la energía, el deterioro de los ecosistemas, la ciencia y tecnología, la cultura, etc.

Concluyo, estas elecciones van a ganarse o perderse en las redes sociales. Pero, como se observa, las redes sociales van a ser el salvaje oeste de las campañas electorales. Lamentablemente, el mundo de la red social se presta a las noticias falsas electorales, a las campañas de difamación y de odio. Con mala intensión se puede hacer tendencia de cualquier cosa. Pagar a cualquier hijo de vecino, que es seguido en redes, para que diga cualquier estupidez en un proceso electoral. Lamentablemente, todavía hay escasa regulación y control sobre estos asuntos en las redes sociales. Pero lo peor es que hay escasa educación y cultura política en buena parte de nuestra población, que generalmente no confirman si lo que escuchan o ven es veraz. Esto puede inducir el sentido del voto, sobre todo en campañas electorales muy cerradas.