12 diciembre,2023 1:06 pm

Caos, revendedores y portazo en las taquillas del Estadio Azteca

 

Ciudad de México, 12 de diciembre de 2023. La poca organización y la gran demanda de boletos para la Final entre América y Tigres derivaron en un portazo en las taquillas del Estadio Azteca.

Después de horas y horas de espera, la frustración venció a algunos aficionados que aprovecharon el pobre accionar de los miembros de seguridad para, entre empujones, romper el acceso principal a la taquilla ubicada en la explanada de Tlalpan.

Poco después los policías lograron contener hasta cierto punto el caos, sobreponiendo la puerta y resistiendo la avalancha, ante el enojo e insultos del resto de aficionados que llevaban horas formados, algunos desde la medianoche.

Y es que parece que comprar boletos en las taquillas del Azteca para un evento de gran magnitud se ha convertido en una auténtica travesía.

Incluso, algunos hasta podrían decir que es una misión imposible, pues entre personas acampando desde la noche anterior, revendedores aparcando en la entrada y metiéndose en la fila, y el poco control de los elementos de seguridad del lugar, la realidad es que muchos aficionados que acudieron a intentar obtener un ticket prefirieron irse con las manos vacías.

Desde las 10 de la noche del lunes un grupo grande de personas pusieron casas de campañas en las afueras de las taquillas, intentando ser los primeros en pasar para comprar unos boletos que, en el papel, este martes se venderían únicamente para abonados azulcremas.

Conforme avanzó la madrugada más y más aficionados fueron arribando al lugar, solo para sorprenderse por la cantidad de gente que ya se encontraba formada.

Unos desde las 3:00 horas, otros a las 5:00 y 7:00, así la fila se fue alargando hasta rodear por completo la explanada ubicada en Tlalpan, la cual incluso se convirtió en un improvisado estacionamiento en el que las personas formadas se vieron obligadas a aparcar sus autos.

Horas y horas formados esperando para que a las 10:00 horas en que las taquillas abrieron, muchos revendedores se metieran en la fila sin que los elementos de seguridad intervinieran.

Hasta que pasó lo inevitable: un portazo que dejó ver la poca capacidad del inmueble para otorgarle un boleto a los aficionados, pues pasaron hasta dos horas desde la apertura de las taquillas sin que la fila alcanzara a moverse prácticamente nada.

 

Texto y foto: Agencia Reforma

 

 

 

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