1 noviembre,2019 4:22 am

Carece el estado de hospital para atender las adicciones, advierte especialista

La psiquiatra Amelia de la Paz García afirma que el consumo de drogas en Acapulco ha aumentado y que a ello contribuye la ansiedad que sufre la sociedad por la inseguridad.
Acapulco, Guerrero, 1 de noviembre de 2019. Guerrero carece de la infraestructura para atender las adicciones por lo que requiere de un hospital de neurosiquiatría para atender este trastorno, entre otros, dijo la jefa de la Asociación Psiquiátrica Mexicana capítulo Guerrero, Amelia de la Paz García Ríos.
La ansiedad que sufre la sociedad acapulqueña por la inseguridad propicia el abuso de drogas, alertó en entrevista con El Sur en su consultorio a propósito de la Estrategia Nacional contra las Adicciones que incluye al puerto entre las ciudades prioritarias.
Este lunes se publicó que el titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), Gady Zabicky, explicó que Ciudad Juárez, Tijuana, Cancún, Acapulco y Ecatepec, necesitan apoyo del Estado para resolver los altos niveles de consumo de drogas y de criminalidad.
Al día siguiente el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que se usará “toda la fuerza del Estado” para combatir las adicciones porque si no se detiene el consumo “es muy difícil enfrentar el problema de la inseguridad y la violencia y lo más grave, todo el daño que ocasiona, el sufrimiento de los jóvenes, de las familias, todo esto que no queremos que suceda”.
La jefa de la asociación psiquiátrica mexicana capítulo Guerrero, Amelia de la Paz García Ríos, aseveró este jueves en su consultorio del Hospital Pacífico que el problema de las adicciones en Acapulco ha aumentado 60 por ciento, fenómeno que también se vive en el país y en el mundo.
Es un problema que ha crecido en los últimos años por la “negligencia” de las autoridades, criticó.
Una de las causas es la inseguridad que provoca trastorno de estrés postraumático, del cual por lo menos cada familia en Acapulco tiene un paciente “porque a lo mejor fue víctima de que le tocó una balacera, le secuestraron a su papá, encontró un muerto tirado en la calle. Esto provoca un impacto tremendo en el cerebro, es como si le dieras un golpe terrible.”
“La percepción de una catástrofe como la que estamos viviendo” provoca ansiedad en las personas que buscan disminuirla con alguna sustancia, explicó.
Agregó que otro factor es el aumento de la oferta de drogas en el puerto que incluso se pueden encontrar en las primarias.
Expuso que la juventud “es una población muy preocupante” por los altos índices de consumo que presentan actualmente. La primera sustancia que se consumía era el alcohol y después la marihuana, pero actualmente la gama incluye el cristal, las anfetaminas y la cocaína.
El pronóstico de Acapulco es que en diez años casi toda la población tendrá algún trastorno mental si se mantiene la inseguridad y el consumo temprano de sustancias, advirtió.
A pregunta expresa sobre la Estrategia Nacional contra las Adicciones, la doctora mencionó que “yo me siento muy contenta que haya una preocupación hacia esta población tan vulnerable que implica la salud mental”, porque lamentablemente las autoridades del país no la han atendido.
Señaló que Guerrero “está en pañales” debido a la falta de interés de sus gobernantes y no tiene la “infraestructura para atender a la gran cantidad de personas que tienen problemas, no sólo de adicciones, sino de otras patologías”.
Recomendó la construcción de un hospital de neurosiquiatría en el estado que tenga un área específica de atención de adicciones porque la atención a estas enfermedades actualmente tiene un alto costo económico que la mayoría de la sociedad acapulqueña no puede alcanzar.
Afirmó que una parte importante del plan nacional debe ser la “desestigmatización” social de una persona adicta que debe ser considerada como una enferma mental y no como un ser malo.
Explicó que el 90 por ciento de los adictos presentan alguna sicopatología como la depresión, ansiedad, síntomas físicos como la sudoración, taquicardia, “brotes sicóticos” y hasta el fallecimiento, además dependencia afectiva. Por esta complejidad deben ser atendidos por un equipo interdisciplinario en el que debe estar un psiquiatra, psicólogo, trabajador social y personal de enfermería.
Texto:  Ramón Gracida Gómez / Foto: El Sur