7 agosto,2018 10:10 am

Caro Quintero, el capo que en 2013 se “fugó” con ayuda de la ley

En el polémico fallo que le devolvió la libertad, un tribunal colegiado argumentó que tenía que haber sido juzgado en el fuero común y no en federal. Hoy, nadie sabe dónde está, aunque ha sido entrevistado en dos ocasiones. Ofrece EU 20 mdd por su captura.

Texto: Andrea Sosa Cabrios / DPA / Foto: Archivo EFE
Ciudad de México, 7 de agosto de 2018. Rafael Caro Quintero, un capo histórico del narcotráfico mexicano, llevaba 28 años preso cuando un tribunal mexicano le concedió salir libre hace cinco años. Era la madrugada del 9 de agosto de 2013.
La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) se indignó. A Caro Quintero le faltaba más de una década para cumplir los 40 años de cárcel de su condena por la tortura y asesinato en 1985 de Enrique Camarena, Kiki Camarena, un agente especial de la DEA.
En la Procuraduría General de la República (PGR) había desconcierto la mañana de la liberación. “Sí, se ordenó su salida, pero todavía no abandonó el reclusorio”, aseguraba un funcionario.
En vano. Ya se había ido. El tribunal había alegado fallas en su proceso. Las autoridades mexicanas nunca más volvieron a verlo, aunque desde entonces ha sido entrevistado dos veces por la periodista mexicana Anabel Hernández.
“Ni organicé ni secuestré ni maté al señor Camarena”, aseveró el capo, que hoy tiene 65 años. “Estuve en el lugar equivocado”. Defendió su inocencia y negó haber regresado al narcotráfico.
La herida se reabrió. Aunque el fallo fue revocado, Caro Quintero está prófugo. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos lo puso en abril pasado en su lista de los diez más buscados. Ofrece una recompensa de 20 millones de dólares.
“El paso del tiempo no nos frenará de hacer rendir cuentas a Caro Quintero por el asesinato de uno de nuestros compañeros en la aplicación de la ley”, dijo Richard P. Donoghue, fiscal de la corte federal del Distrito Este de Nueva York.
Camarena había hecho investigaciones claves contra el Cártel de Guadalajara -el primer gran cártel mexicano- y fue secuestrado en esa ciudad por órdenes de Caro Quintero, uno de los líderes de la organización.
En el polémico fallo que le devolvió la libertad a Caro Quintero, un tribunal colegiado argumentó que tenía que haber sido juzgado en el fuero común -y no en el fuero federal- porque Camarena carecía de estatus diplomático.
Tres meses después, en noviembre de 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) anuló la decisión. En enero siguiente se dictó una nueva sentencia y se ordenó la inmediata recaptura de Caro Quintero.
Demasiado tarde. El otrora capo mujeriego y de humor sarcástico desapareció desde la misma madrugada en que se subió a un auto que lo esperaba con las luces apagadas afuera de la cárcel.
La madre de todos los cárteles
En los tiempos de Camarena no se conocía como ahora en México de la existencia de los capos. El cártel de Guadalajara fue la madre de todos los cárteles mexicanos.
Las investigaciones de Camarena fueron relevantes para dejar al descubierto sus negocios. En noviembre de 1984, tres meses antes del asesinato, se desmanteló el rancho El Búfalo, propiedad de Caro Quintero, en Chihuahua (norte). Era el reino de la marihuana.
Agentes de México y Estados Unidos decomisaron ahí 8 mil toneladas de mariguana ya empaquetadas con un valor de mercado de unos 2 mil 500 millones de dólares.
El asesinato del agente especial de la DEA desató la furia de Estados Unidos, que montó la Operación Leyenda para dar con todos los responsables.
Los cadáveres de Camarena y del piloto fueron encontrados cerca de un rancho en el estado de Michoacán, en el oeste de México, en marzo de 1985, tres semanas después de la desaparición.
Caro Quintero, que tenía 32 años, fue arrestado en abril de ese año en Costa Rica. Se dice que salió de México con credenciales expedidas por la propia Dirección Federal de Seguridad (DFS), la policía política mexicana.
Vendrían después otras capturas y un episodio que tensó las relaciones entre México y Estados Unidos al extremo: el secuestro orquestado por la DEA del ginecólogo mexicano Humberto Álvarez Machaín en su consultorio para llevarlo a Estados Unidos por este caso.
El Departamento de Justicia lo acusó de haberle inyectado lidocaína a Camarena para mantenerlo con vida y que lo pudieran seguir torturando. En 1992 un juez estadunidense anuló el proceso. Dijo que las pruebas eran totalmente endebles.
“El secuestro, tortura y asesinato de Camarena en 1985 fue un hecho fundamental en la historia criminal de México”, escribió el periodista Jesús Esquivel en su libro “La CIA, Camarena y Caro Quintero”.
“Por el homicidio de un extranjero y la sed de vengarlo por parte de un país poderoso como lo es Estados Unidos los mexicanos conocimos la red de corrupción por narcotráfico que corrompía, y que hasta el día de hoy sigue pudriendo, las bases de las instituciones policiales, militares y gubernamentales de un México mancillado por la violencia”, afirmó.