26 febrero,2023 9:19 am

¿CDMX, nuevo nodo del arte contemporáneo?

 

Ciudad de México, 26 de febrero de 2023. Una megalópolis anfitriona rica en ferias y eventos; centenas de galerías de todo el mundo; cifras récord de visitantes por millares, y muchos miles -¿o millones quizás?- gastados en arte de todo tipo.

Así se ha vivido otro año de la bien consolidada Semana del Arte, celebrada esta ocasión del 8 al 12 de febrero, con tal flujo de personas, arte y capital, que atiza esa opinión que cada vez se dice con más insistencia en el mundo del arte contemporáneo: la Ciudad de México se ha convertido en un punto focal para este sector.

Y ya no sólo en la región, estiman las voces, sino para el mundo entero.

Afirmaciones como ésta suelen llevar tras de sí intenciones plenamente mercadológicas de las urbes en cuestión; pero, en el caso de esta capital, el entusiasmo pareciera ser genuino por parte de galeristas internacionales.

Apenas el pasado 8 de febrero, al arranque de la Semana del Arte, la galería Mariane Ibrahim agregó a sus sedes en Chicago y París un nuevo espacio en la Ciudad de México. Una decisión que se está volviendo común entre los grandes nombres del arte contemporáneo.

Durante la apertura del local, ubicado en Río Pánuco 36, Colonia Renacimiento, la fundadora de la galería no dudó en afirmar que la Ciudad se ha vuelto, en efecto, un hub -punto focal, o centro de actividad- del arte mundial.

“No soy la única persona que lo piensa. Mis colegas también piensan que Ciudad de México será la próxima Nueva York, en términos de diversidad”, sostiene Ibrahim.

De visita por un ecosistema ferial -Zona Maco, Material, Salón ACME, BADA, QiPO- plenamente restablecido tras las restricciones por la pandemia de Covid-19, varios marchantes y coleccionistas de todo el mundo coincidieron, con perspectivas distintas sobre este fenómeno, en que la capital mexicana se ha convertido ya en un punto insoslayable en el mapa.

 

Coleccionismo pleno y heterogéneo

“Definitivamente, estoy de acuerdo”, opina el galerista Eric Ruschman, proveniente de Chicago, sobre el estatus de la CDMX como un hub indiscutible del mundo del arte.

“Creo que probablemente lo he sentido así desde hace unos cuantos años, pero también por la cantidad de galerías estadounidenses que han abierto espacios en los últimos seis, ocho, meses; es realmente impresionante, si piensas en la cantidad”, agrega.

Ruschman, fundador de la galería que lleva su apellido, asiste a su cita habitual con los coleccionistas mexicanos en la feria de arte Material -que este año volvió a Expo Reforma tras algunas célebres ediciones en el Frontón México-, con un estand de exhibición dedicado en su totalidad a obra nueva de la artista Katy Kirbach.

“Hay tanta energía aquí. Ésta es la octava ocasión que estoy en esta feria, y siempre me ha gustado lo activa que es y ha sido la Ciudad”, declara.

A decir del galerista, su elección de feria, entre el amplio panorama durante la Semana del Arte, tuvo que ver con un aspecto clave para que una ciudad pueda establecerse como un punto focal del arte: la presencia de una base de coleccionistas.

“Esta feria siempre se ve bien, siempre tiene buen arte, es accesible y creo que, para una Ciudad que está tan llena de energía, que se ha vuelto un hub del arte, eso a menudo significa que hay una base virgen de coleccionismo.

“(Material) es perfecta para personas que son coleccionistas tempranos, que están empezando, o que se interesan por artistas emergentes, jóvenes”, destaca Ruschman.

Con lo aprendido al ir itinerando por diferentes encuentros alrededor del mundo, los galeristas son conscientes de que cada feria tiene su perfil específico de coleccionista.

“Siempre tienes que atender un poco las características que piensas que pueden ser interesantes para cada público”, dice a REFORMA Fernando Cordero, director de la galería madrileña La Caja Negra, una infaltable en cada edición de Zona Maco, que este año ha vuelto con piezas de creadores como Richard Serra, Anish Kapoor y Mathias Goeritz, que no necesariamente serán parte de su programa en ARCO Madrid.

Para Cordero, quien no concuerda con que la CDMX se haya consagrado todavía como hub del arte y el coleccionismo, resulta necesario explotar ese potencial que distingue a esta urbe de otros puntos del mundo donde la convocatoria suele ser o muy regional, como en Sao Paulo, o demasiado de élite, como en Miami.

“México puede tener una cosa mucho más transversal en cuanto a públicos y niveles económicos. Eso es lo que yo creo que puede mejorar”, remarca el español. “Maco, por ejemplo, puede ser una feria americana, de arriba a abajo, del Continente entero; hay que aprovechar el tirón de la Ciudad de México”.

Sobre el perfil de coleccionista que puede encontrarse en el País, gente como Alexander Pirinoli, director de ventas de House of Fine Arts (HOFA), galería con sedes en Londres y Mykonos, observó que quizás aquellos que empezaron enfocados en arte local voltean a ver cada vez más a creadores internacionales. Un aspecto que los galeristas encomian.

“El nivel cultural y la sensibilidad del mexicano en el coleccionismo se ha desarrollado de una manera impresionante. Su amor a coleccionar arte es un ejemplo para Latinoamérica completa y el mundo”, considera Lyle O. Reitzel, de la galería homónima fundada en 1995 en Santo Domingo, República Dominicana, que este año presentó en Zona Maco un diálogo entre el cubano José Bedia, el dominicano José García Cordero y el haitiano Edouard Duval-Carriè.

“(México) es una gran ventana para compartir la impronta de los artistas que nosotros representamos, y cada año venimos con diferentes propuestas”, agrega el galerista caribeño, quien celebró el cosmopolitismo de la feria neurálgica de la Semana del Arte.

El amplio rango de gustos e intereses de los coleccionistas en México es algo que ha notado Ruschman, al menos en Material; “todos parecieran comprar lo que les gusta”, expresa sobre ese público al que ha presentado diversos tipos de arte a través de los años.

“En mi experiencia, aquí hay muy poco coleccionismo a partir de modas o de nombres reconocibles; éste es el caso de Material y podría no serlo de Zona Maco. Pero creo que los coleccionistas en México compran lo que realmente les gusta, que es algo raro, tristemente, pero que aquí está muy bien”, resalta el titular de la galería en Chicago.

“Es algo sumamente heterogéneo; (los coleccionistas) buscan, seguramente, los grandes nombres que encantan. Pero también veo muchísimo interés hacia arte que sorprende, que no se ha visto y que tiene ese wow effect”, comparte, por su parte, Milo Gatti, de la multinacional Galleria Continua, donde este año nuevamente un gran espejo de Kapoor congregó a multitudes de visitantes en Zona Maco.

“Y el perfil (económico) de los compradores es alto, es muy alto; pero también hay muchísima gente que sólo viene a informarse y a ver qué ofrece el mundo del arte. Y eso es perfecto, para eso también están las ferias”, prosigue, aprovechando para advertir un potencial estancamiento. “Si no se mueve, la Ciudad de México puede perder en algún momento ese rol que ahorita tiene de fuerza mayor en el arte contemporáneo. Hay que renovarse”.

Por otra parte, y en un sentido opuesto a lo percibido por Ruschman, Henrique Faria, quien dirige una galería con su nombre en Nueva York, sugiere que el coleccionismo mexicano tiene que buscar maneras de expandirse hacia las propuestas más internacionales y no solamente de renombre, de fama o de moda.

“Hay que lograr que los coleccionistas mexicanos estudien más a fondo y profundicen en algunas obras y tendencias, porque sólo así van a lograr consolidar mejores colecciones. Las colecciones no pueden ser acumulaciones de objetos de moda”, fustiga.

“Hay que dejar de ser emuladores, y hay que tratar de profundizar un poco más en la información para que cada quien logre una colección que vaya realmente de acuerdo con lo que uno como coleccionista quiere obtener de una colección”, continúa, desde su espacio en Zona Maco donde exhibió, entre otras cosas, una serie de cajones de boleros recuperados por el mexicano Plinio Ávila.

Pero ha sido precisamente ese perfil del coleccionista mexicano joven que no se deja llevar por tendencias lo que resultó fundamental para que la galería Tomio Koyama, de Tokio, decidiera participar por segundo año en Material.

“Nos gustan mucho los coleccionistas mexicanos, y creemos que su reacción es muy positiva hacia nosotros”, señala Tetsuya Kamimura, representante del espacio.

En su área de exhibición mostraron, sobre todo, cuadros de pequeño formato de artistas como Hiroshi Sugito y Masahiko Kuwahara, cuyos trazos remiten a una estética de caricatura reconocible de la cultura popular de su país.

“Al coleccionista mexicano le gusta lo divertido, no quiero decir que es algo plenamente de animación, pero sí pinturas y dibujos divertidos. Todos nuestros artistas tienen eso, entonces fue fácil decidir a quiénes traer”, expone Kamimura.

La elección de feria y el tamaño de las obras, no obstante, también estuvo alentada por un problema que persiste en el País y desincentiva el comercio de arte.

“El tamaño de esta feria (Material) es muy apropiado para nosotros, de hecho, porque es realmente difícil obtener autorización de aduana en México; entonces, enviar obras desde Tokio es más complicado, por lo que trajimos obras pequeñas con nuestro equipaje”, relata.

El esfuerzo, a final de cuentas, lo vale para la galería.

“Hay muchos buenos museos en la Ciudad de México, así como galerías muy grandes. Entonces, creo que está de verdad muy bien”, abunda Kamimura.

 

Conexión México-Estados Unidos

Olivier Antoine, fundador de la galería Art:Concept de París, se decidió a venir a México, a la feria de arte Material, por una razón más bien práctica y de oportunidad.

 

“Estoy trabajando con una artista mexicana, Tania Pérez Córdova, así que era la ocasión para mí para poder mostrar algo de su trabajo sin enviarlo desde París. Por suerte, además, ella tiene una exposición muy bella en el Museo Tamayo; entonces, es una gran plataforma para mostrar el trabajo”, celebra.

 

Por tercer año, el galerista veterano se decidió por esa feria en específico aunque, según reconoció, el público no era del todo al que está habituado.

 

“Es una feria bastante joven para mí, porque la galería lleva instalada en París desde hace unos 30 años que estoy en este negocio; entonces, me siento un poco viejo para este público. Pero es una gran feria”, admite, con humor.

 

Sin embargo, más allá de las oportunidades que le ofrecía representar a Pérez Córdova (CDMX, 1979), Antoine reconoce a la Ciudad de México como una oportunidad en sí misma.

 

“Creo que es un lugar que se ha vuelto un hub para muchas personas de Estados Unidos y de Sudamérica”, estima. “Geográficamente, es un punto central”.

 

Asimismo, el galerista francés ha notado una tendencia de instituciones y coleccionistas de otras partes del mundo que hacen de México un centro de operación.

 

“Como la vida no es tan cara aquí, les resulta interesante venir a los estadounidenses”, apunta.

 

“Creo que para los coleccionistas de América del Norte, como es un vuelo muy corto -son como cuatro o cinco horas desde Nueva York-, es una buena oportunidad para los que quieren ver cosas distintas de lo que ven en Estados Unidos”, juzga, por su parte, Victor Lucas, de la galería de Sao Paulo Almeida e Dale.

 

“Acá hay una diversidad muy grande de las producciones de América Latina. Y por la proximidad, creo que es un punto estratégico para atraer a los coleccionistas”, insiste el representante del espacio que en su segunda participación en Zona Maco montó una celebración de 100 años de producción artística de mujeres en Brasil, de Tarsila do Amaral a Lidia Lisbôa.

 

La Ciudad de México, por todo ello, ha resultado en un punto de comunicación con el país vecino que, naturalmente, tiene una especial conexión con la ciudad de Los Ángeles, donde, del 16 al 19 de febrero, se lleva a cabo la feria de arte Frieze.

 

“Voy a tomar la oportunidad de esta ciudad para, después de la feria en México, ir a Los Ángeles, donde la próxima semana hay ferias. Ir a Los Ángeles es también un gran viaje desde París; entonces, para mí es fantástico venir a México por una semana y luego pasar un par de días en Los Ángeles”, adelanta Antoine.

 

Nadie está más consciente de esta conexión entre la Ciudad de México y Los Ángeles como los propios galeristas californianos, quienes buscan aprovechar el estatus de hub de ambas urbes para crear lazos comerciales, en tanto que los lazos artísticos y culturales ya están ahí.

 

“La Ciudad de México tiene una gran importancia para nosotros. Yo soy mexicana y nuestros artistas son mexicanos”, comenta Ever Velasquez, administradora de la galería Charlie James, que cuenta con dos espacios en el barrio chino de Los Ángeles.

 

Por primera vez en Material, después de haber probado en Zona Maco, la galería hizo una declaración de intenciones con los artistas que mostró en su espacio: Kristopher Raos y Manuel López, dos artistas angelinos de ascendencia mexicana.

 

“Nosotros todos vivimos en Los Ángeles, y allá es mucho como aquí; todos tenemos orgullo de ser mexicanos”, festeja Velasquez.

 

La mayoría de los artistas que representa el espacio tienen raíces en el País, por lo que era simplemente natural, cuestión de tiempo, que la Charlie James Gallery llegara a la CDMX a exhibir su obra.

 

“Ojalá que podamos venir más, tener más interacción con las galerías de aquí, venir más seguido”, desea Ever Velasquez.

 

De Sudamérica hacia el norte

Para quienes dirigen galerías al sur del Continente, hacer el viaje hasta Ciudad de México no es una labor sencilla, con toda la logística necesaria para mover las obras de arte. Pero la visibilidad que desde aquí pueden dar a sus artistas es una oportunidad que muchos no quieren desaprovechar.

 

“Es una gran operación, y en los últimos años los costos en logística subieron mucho. Entonces, sí, es un gran esfuerzo para nosotros estar acá; pero lo vale. Es muy bueno obtener el reconocimiento para nuestros artistas, y reconocimiento para el trabajo de la galería”, comparte Victor Lucas, de la brasileña Almeida e Dale.

 

“No es fácil (hacer el viaje desde Colombia), pero estamos encantados de estar acá. Esta visita a México, a la Ciudad, me ha dejado sin palabras; está espectacular la energía de los visitantes, la energía de la organización”, elogia, por su parte, Lucas Jaramillo, de la galería con La Cometa, con sede en Bogotá.

 

“Es magnífico que existan espacios así; comercialmente, a nivel network, es maravilloso. Aquí estaremos el próximo año”, asegura durante la jornada de cierre de Zona Maco, donde exhibieron obra textil de la nonagenaria Olga de Maral, y donde el sueco Daniel Nyström pasara el rato tejiendo como parte de un performance.

 

Y es que si bien en varias ciudades de Sudamérica existen diferentes ferias de arte -ARTBO, en Bogotá; Ch.ACO, en Chile, o ArteBA, en Buenos Aires, por mencionar algunas-, la densidad poblacional de la capital mexicana, más su situación geográfica, constituye un mercado mucho más amplio y valioso.

 

“Imagínate que en Chile en total somos 18 millones; ¿cuánta gente hay en Ciudad de México? Más de 18 millones en sólo una ciudad. Entonces, obvio que para nosotros es un mercado mucho más grande, y están tan cerca de Estados Unidos que también es un buen mercado”, subraya Carolina Musalem, titular de la galería chilena Factoría Santa Rosa, presente este año en Zona Maco.

 

“Yo voy a Art Basel Miami hace cinco, seis años, y acá (a México) vienen los coleccionistas de la otra costa, de California. Entonces, desde aquí se puede cubrir todo el país, todo EU”, complementa la galerista, para quien sólo hay dos tipos de coleccionistas: los que compran a los grandes maestros y quienes se atreven con nuevas propuestas, como aquellas obras de Felipe Rivas San Martín hechas con Inteligencia Artificial, adquiridas por un museo estadounidense.

 

Desde la nación vecina a Chile, la galería bonaerense Moria hizo el viaje hasta Salón ACME, en la Colonia Juárez, no sólo para mostrarse en la Ciudad de México, sino con el objetivo de abrirse puertas hacia otros sitios.

 

“Aquí, el tipo de público con el que hablamos viene de todas partes del mundo; vinieron curadores y directores de museos, lo mismo de acá de México y, para nosotras, en Argentina, cuesta mucho que esa gente vaya para allá por una cuestión de distancia geográfica”, reflexiona Lucía Evangelista, directora de la galería.

 

“Acá es como una especie de puerta al mundo, que espero que salgan muchos proyectos nuevos”, dice.

 

Con una exposición individual en sitio específico de la artista Celina Eceiza, la galería Moria buscó aprovechar lo que, según Evangelista, es un clima propicio para el arte de otros lugares.

 

“Me parece que es todo muchísimo más accesible, que la gente es muchísimo más amable; al menos en lo que conocí yo, no hay tanto esnobismo”, describe.

 

Y también coincide en que desde la CDMX se abre una puerta para galeristas y creadores hacia el norte del Continente.

 

“Me estoy dando cuenta, por nuestra experiencia, que viene mucha gente de todas partes del mundo, y que también está muy cerca de Estados Unidos; entonces, también te da como una puerta a ferias que, quizá, te pueden invitar acá.

 

“Ha pasado con otras galerías argentinas que, a partir de venir a ferias acá en México, después las invitan a otras ferias; como que más allá de vender, venimos a generar lazos, relaciones, y otro tipo de visibilidad”, destaca.

Texto y foto: Agencia Reforma