2 enero,2024 8:07 am

Celebra el EZLN 30 aniversario y recrimina la ola de violencia

 

Dolores Hidalgo, Chiapas, 2 de enero de 2034. “L@s ausentes”, decía la manta colgada en el templete del aniversario número 30 del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A un costado, una hilera de sillas vacías que nombraban a los “caídos” en la lucha de ese grupo y a víctimas de la violencia que azota al país.

“No están las madres y los padres buscadores, las desaparecidas y los desaparecidos, las presas políticas y presos políticos, los jóvenes y las jóvenes asesinadas, los niños y las niñas asesinadas, los compañeros caídos que ya cumplieron su deber”, señaló el comandante Moisés, vocero del movimiento, al iniciar su discurso en tzeltal, luego en castellano, y pararse en medio de aquellas sillas de madera.

En el caracol “Dolores Hidalgo” –uno de los 12 que se formaron para ser sede de lo que fueron las Juntas de Buen Gobierno–, a una hora y media de Ocosingo, varios asistentes, entre extranjeros y mexicanos, esperaban a que apareciera “Marcos”, ex vocero del EZLN, ahora capitán.

Y sí salió, con su pipa en la boca y su distintivo pasamontañas; caminó delante de Moisés, pero al llegar a la tarima se sentó en una banca ubicada al final, junto a la pared de madera.

“Bases de apoyo, hoy estamos aquí no para recordar su caída de los compañeros como hace 40 años, sino para que tengamos presente el deber a esos compañeros y compañeras”, continúo Moisés, ante los cientos de asistentes que acamparon en casa de campaña.

Desde el 15 de diciembre, cientos de zapatistas arribaron para edificar las cocinas que dieron de comer a milicianos y asistentes, y el techo que alojó a las cientos de personas en el caracol “Nueva Jerusalén”, ubicado a 20 minutos de distancia.

En estos dos días de festejo, en los que hubo música, obras de teatro y bailes a cargo de jóvenes zapatistas, se vio a Marichuy, la ex candidata independiente indígena, y a los periodistas y escritores Diego Enrique Osorno y Juan Villoro.

Críticas al gobierno

“Compañeros, compañeras zapatistas, no necesitamos que nos vengan a dar clase o taller político de cómo está el sistema, tan sencillo y simplemente se ve cómo está, quien no quiere ver será su responsabilidad. simplemente  tenemos que hacer, pensar el bien, eso nos toca compañeros, eso que estamos diciendo que vamos a hacer  común”, apuntó el comandante Moisés.

Antes, los jóvenes zapatistas habían protagonizado en la explanada del caracol una obra de teatro, usando pasamontañas y pancartas en la que resaltaron su gobierno autónomo y rebelde.

Alrededor de ellos, un personaje con máscara del Presidente Andrés Manuel López Obrador cargaba un maletín con el signo de pesos.

Y haciendo una verbena, como intimidando a los jóvenes zapatistas, más personajes portando pancartas que aludían al Tren Maya, Sembrando Vida y a los partidos políticos.

“Es lo que vamos a hacer a lo largo de estos años, el pueblo manda y el Gobierno obedece y los medios de producción, es el común y es el pueblo el que va a ver, es todo, es nuestra palabra”, dijo Moisés.

“Seguiremos solos como hace 30 años nuestro camino”

Desde el templete de madera del Caracol VIII, en el municipio de Ocosingo en la selva de Chiapas, el subcomandante Moisés, vocero del EZLN, salió a la luz del anochecer para asegurar que seguirán en ese camino (alejarse del capitalismo), que se defenderán y que no necesitan matar a soldados para continuar.

“Y solos, como hace 30 años, porque solos hemos descubierto ese nuevo camino que vamos a seguir en común”, dijo minutos antes de concluir el año viejo e iniciar este 2024.

Antes, el representante zapatista dio su mensaje político de 20 minutos, en tzeltal, la lengua que hablan los simpatizantes de esta región de Chiapas.

Previamente, cientos de milicianos y milicianas se desplegaron en el centro de este Caracol, en la plaza que se iluminó con la luz de la luna y luz eléctrica, las y los jóvenes zapatistas marcharon mientras sonaba la canción “17 años”, “Cómo te voy a olvidar” del grupo Los Ángeles Azules, y “Carencia” de Panteón Rococó.

“Bienvenidos y bienvenidas todos y todas al 30 aniversario del levantamiento armado, la guerra contra el olvido al Caracol VIII Dolores Hidalgo tierra de nadie tierra de todos”, decía una manta con letras de colores hechas a mano, antes de ingresar a esta comunidad en el municipio de Ocosingo, entre las montañas de la Selva de Chiapas.

Cientos de colectivos europeos, organizaciones mexicanas, periodistas, y personas simpatizantes se dieron cita en este Caracol, donde las mujeres tzeltales que viven en comunidades de los alrededores, cocinan en grandes ollas caldo de carne, con verduras, café y tortillas a mano.

Los alimentos son para integrantes del EZLN y para las visitas, quienes acamparon en casaa de campaña, a las orillas del Caracol “Nueva Jerusalén”.

Para llegar a este Caracol hay que arribar al municipio de Ocosingo y viajar una hora en carretera de asfalto. Este fin de semana, está vía fue muy vigilada por soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), según transportistas.

La comunidad de Dolores Hidalgo, en Ocosingo, tiene alrededor de mil habitantes, algunos no militan con el zapatismo, y se dedican a la siembra de maíz y frijol.

Texto: Mariana Morales / Agencia Reforma