21 noviembre,2020 5:11 am

Cienfuegos: ¿a quién le cree la gente?

Jorge G. Castañeda

 

Seguramente López Obrador no lee las encuestas de Reforma, y si las ve, no las cree. Pero entre un pleito y otro con ese diario, con El País, con el gobierno español y la conquista (o invasión como le dice él), podría echarle un ojo a los resultados de un sondeo interesante de Reforma, justamente, sobre el caso Cienfuegos. Se sorprenderá, aunque en parte él mismo sea el responsable de dichos resultados.

Conviene aclarar que se trata de una encuesta telefónica –mitad celular y mitad línea fija–, con una muestra muy pequeña. Seguramente encierra un sesgo hacia la clase media, urbana, joven, informada. Pero ese es el sector que forma opinión en México, y sus puntos de vista terminan por permear al resto de la sociedad.

La pregunta es sencilla: Cienfuegos, detenido y acusado en Estados Unidos por delitos de narcotráfico y lavado de dinero, fue liberado y regresó a México, ¿cree que es inocente? 77 por ciento respondió que no, solo 11 por ciento que sí. Para todos fines prácticos, los mexicanos piensan que el exsecretario de la Defensa sí cometió los delitos de narcotráfico y lavado de dinero. Y le creen a las autoridades norteamericanas, pero no tanto a las mexicanas.

A la pregunta ¿Pisará la cárcel en México? 69 por ciento opina que no, 27 que sí. Se trata de una proporción de casi tres a uno; la justicia mexicana, la Fiscalía, y el propio presidente no parecen gozar de una gran credibilidad entre la gente. Sobre todo si consideramos que primero los encuestados opinaron que no es inocente. En otras palabras, creen que sí es narco, pero que no le va a suceder nada.

Estas cifras sugieren un par de conclusiones. La primera es que si bien el Ejército es una institución respetada en el país –como le encanta recordar tanto a la comentocracia como a los sucesivos gobiernos– los mexicanos no extienden ese certificado de buena conducta a un exsecretario, es decir, al jefe del Ejército durante seis años. De formularse una pregunta hipotética –¿si los Estados Unidos acusara al actual Secretario de la Defensa de narcotráfico y lavado de dinero, lo consideraría inocente o culpable?– es factible que el resultado fuera el mismo. Aunque López Obrador diría que tal vez eran corruptos antes, pero ya no.

En segundo lugar, mientras López Obrador siga apelando a los peores instintos de la sociedad mexicana (instintos que no son gratuitos, desde luego) –por ejemplo: todos son corruptos– la gente lo va a seguir creyendo. Eso vale para su gobierno y los anteriores, para las fuerzas armadas y los funcionarios de Hacienda, Relaciones, Banxico y los de las secretarías menos probas. El supuesto golpe mediático que fue el regreso de Cienfuegos a México tal vez deba ser visto como un gesto de buena voluntad de la Presidencia con el Ejército, no con la opinión pública.

Estoy seguro que Estados Unidos sale mal parado de todo este asunto. Pero cada día que pasa, voy creyendo más lo mismo de México, y del gobierno. No se si fue un gran día para México, aunque lo haya sido para el Ejército.