19 enero,2024 4:05 am

Con biodigestor busca pueblo de San Luis Acatlán reducir el uso de leña que contamina

Es el único que funciona en toda la región de la Costa Chica que echaron a andar campesinos de Piedra Ancha del programa Sembrando Vida. En el vivero de Pueblo Hidalgo que es el más grande de la región los beneficiarios que ya venden hortalizas y bioinsumos lograron contener un poco la emigración

San Luis Acatlán, Guerrero, 19 de enero de 2024. Campesinos de Piedra Ancha, integrados a la Ruta 38 del programa federal Sembrando Vida, echaron a andar un biodigestor rústico comunitario, el único que funciona en toda la Costa Chica, lo que les permitirá reducir su consumo de leña y reducir la contaminación en la zona.

Mientras que sembradores de la comunidad na’ savi Pueblo Hidalgo, donde está el vivero más grande de la región, ya venden hortalizas y bioinsumos (insecticidas, fungicidas y fertilizantes orgánicos principalmente) que producen dentro de sus parcelas, a vecinos del lugar, y lograron contener un poco la emigración.

En una visita a ambas comunidades del municipio de San Luis Acatlán este lunes, por separado, los beneficiarios coincidieron en que es necesario que el programa continúe cuando termine el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y que se amplíe a más campesinos, como una forma de resarcir el abandono en el que han estado históricamente por el Estado.

Informaron que en el año y medio que llevan en Sembrando Vida, sus suelos se están recuperando de décadas de uso de agroquímicos, ahora lo erradicaron al menos dentro de las parcelas de los beneficiarios, y sus cultivos y sus ríos son más sanos.

También se informó que los beneficiarios del programa en Iliatenco, cada domingo acuden a la cabecera municipal a vender los productos de sus parcelas, ocho diferentes grupos se rotan para instalar un tianguis que se llena de compradores, en un sistema denominado, redes cortas de valor.

El biogás, una increíble sorpresa para los campesinos de Piedra Ancha

A 30 minutos en auto por un camino de terracería de 6 kilómetros desde la cabecera San Luis Acatlán, que se vuelve intransitable en temporada de lluvias, está Piedra Ancha, una comunidad de 600 habitantes mestizos que carece de muchos servicios básicos, como salud, educación, drenaje.

A las 9 de la mañana del lunes unos 25 integrantes de la Comunidad de Aprendizaje Campesino (CAC) El Mezquite –que es el nombre que se le da a los grupos organizados dentro de Sembrando Vida–, se reunieron en su vivero donde instalaron el biodigestor.

El presidente de la CAC, Julio Armando Cruz García acercó una veladora encendida a la punta de la manguera conectada al biodigestor, lo que provocó un flamazo continuo, y el asombro de los asistentes, quienes sonrieron y aplaudieron contentos.

Julio dijo que algunos dudaban que fuera a funcionar, ya que sólo se le echa agua y estiércol de cerdo, otros, al ver que la geomembrana que utiliza se infló, pensaron que iba a explotar, pero finalmente funcionó.

Explicó que se deja reposar por 40 días y después de eso da 8 horas diarias de gas, y necesita dos cargas diarias de una cubeta de 20 litros con tres partes de agua y una de estiércol.

Agradeció al profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo, miembro del Centro Interdisciplinario de Investigación y Servicio para el Medio Rural, Takuo Hozumi, quien les enseñó la manera de instalarlo y su funcionamiento, y al biólogo Rafael Organista, quien fue el enlace entre el experto y la comunidad.

Explicó que con el biodigestor se da un paso más hacia no depender para la alimentación más que de su parcela, pues tienen carne, frutas, verduras y combustible, en un esquema llamado de comunidades sustentables.

“Es casera, ese gas no contamina, entonces con eso evitamos esa contaminación, además de que ahorramos en leña y el trabajo, es darle uso al estiércol del puerco, que también produce biofertilizante”, agregó.

El presidente de la CAC dijo que han visto bastantes cambios con el programa, el principal es que “nos ha ayudado a organizarnos mejor, a convivir, porque muchos nos topábamos en la calle y no nos hablábamos, pero ahora tenemos una convivencia mayor”.

Sin embargo, dijo que apenas están iniciando, “necesitamos ver a futuro y para eso vamos a necesitar más mercado, ya se está trabajando en el nanche, el cacao, la guanábana, la guayaba”.

Afirmó que desde que empezó el programa hace un año y medio, “hay una mejora en las parcelas con los bioinsumos, las plantas se desarrollan mejor, habíamos visto el deterioro de los suelos, las plantas estaban bonitas, pero se empezaban a secar, antes usábamos productos químicos que además de ser costosos afectan la salud de la gente”.

El sembrador Alfonso García Soriano, beneficiario del programa, durante un recorrido en su parcela de 2.5 hectáreas, como exigen las reglas de operación, mostró sus siembras de chile, maíz, palma, plátano, cacao, café, ejote, nanche, limón y roble.

Pidió que el programa no termine porque el dinero que se les da para que cuiden de sus propios terrenos, los ayuda a sacar adelante a sus familias.

Venta de maíz, hortalizas y bioinsumos en Pueblo Hidalgo

En una reunión en el vivero de la CAC Tierra Blanca, en Pueblo Hidalgo, unos 20 beneficiarios celebraron que ya no consumen alimentos con agroquímicos, lograron acabar con el uso de glifosato.

En este pueblo na’ savi uno de los campesinos planteó que incluso, “si ya no hay fertilizante del gobierno ya no tenemos que ir a cerrar las carreteras, porque ya sabemos hacer el fertilizante”.

Expuso que es necesario que se integre a más campesinos al programa, y que siga cuando termine este sexenio.

También dijo que es necesaria una mayor asistencia técnica, “a veces no nos queda claro todo el proceso sólo con un manual para bioinsumos, necesitamos de más personal que nos atienda”.

En el lugar se observó un espacio de unos 20 por 10 metros en donde tenían almacenados sus fertilizantes orgánicos, pero lo realmente impresionante es su vivero de 40 x 20 metros, cubierto completamente de malla sombra y con miles de plantas como café, aguacate, limón, naranja, mandarina, canela.

Los 27 integrantes de esta CAC lo presumen como “el vivero más grande de la zona”, instalado en un terreno comunal, prestado a los beneficiarios con el apoyo del comisariado y del comisario.

El lugar nunca está vacío, porque además de la biofábrica y el vivero tienen sembradas hortalizas que venden a los vecinos del lugar, y contaron que en la venta de una sola cama de cilantro vendieron 5 mil pesos.

“La gente viene a comprar al vivero porque saben que aquí producimos el uso de agroquímicos”, dijo uno de los campesinos, pero destacó que la meta es superar a otra CAC, la Nazareno, que vendió 30 mil pesos sólo de una cosecha de calabaza.

En el lugar, la sembradora Catalina García Castillo dijo que, en un año y medio del programa aprendió muchas cosas que no sabía hacer, “aprendí a no usar productos químicos para cuidar mi salud, la salud de mi familia y de la comunidad”.

Agregó que también aprendió sobre la equidad de género, “en mi CAC Huamúchil compartimos las tareas, los hombres hacen lo más pesado y nosotras hacemos otras tareas como jalar la basura que ellos chaponan, y la juntamos para que sirva como abono orgánico, nada de quemar”.

“Gracias a las nuevas prácticas ha mejorado la salud, la educación de nuestros hijos, ya pueden ir a la escuela gracias al gobierno federal, ya no sigue la corrupción que antes estaba, cuando no nos daban nada”, indicó.

“Esperamos que siga el programa cuando acabe este gobierno, pero eso va a depender del pueblo”, expuso.

Afirmó que ha bajado la emigración, “ahora se van por gusto, pero otros también se van porque no alcanzaron a entrar al programa”.

Además, dijo, han mejorado su alimentación, “porque cuando comemos y vendemos las hortalizas ya estamos comiendo natural, ya no estamos comiendo los agroquímicos, por eso vemos que estamos mejorando”.

Agregó que para mejorar el programa sería necesario más apoyo técnico para transformar sus productos y un mercado estable más amplio, pues el que tienen ahora es microrregional.

Consideró que es necesario que se integre a más gente en el programa porque es menos del 50 por ciento de la población la que recibe el apoyo en cada comunidad.

En esta Ruta 38 de Sembrando Vida que corresponde a San Luis Acatlán-Iliatengo en la Costa Chica, ya se envasan para su venta aguardiente, café, ajonjolí, harina de plátano, frijol y panela, entre otras cosas, todas sin el uso de agroquímicos.

Texto y foto: Rosendo Betancourt Radilla