20 julio,2020 8:37 am

Consideran pescadores al pez sapo una plaga en Tierra Caliente, a pesar de su valor nutritivo

 

Ciudad Altamirano, 20 de julio de 2020. Una especie que tiene unos 10 años que apareció en grandes cantidades en la región de Tierra Caliente se apropió de las aguas en los principales ríos. El pez sapo o pez diablo, sigue sin comercializarse, y los pescadores prefieren tirarlo en las orillas, al considerarlo una plaga.

Las orillas de los ríos Balsas y Cutzamala tienen una peste, huele mal, sobre todo en las principales zonas donde se pueden ver a las personas pescando. El motivo es la cantidad de peces sapo tirados en los costados, porque una vez que los atrapan, los dejan morir, al considerar que alejan a las mojarras.

El nombre científico es Hypostomus plecostomus, es conocido también como pez diablo, porque creció principalmente en la presa El Infiernillo, ubicada en los límites con Michoacán, sobre el río Balsas, que pasa por Tierra Caliente. Algunos consideran que bajó desde aquella zona.

La Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), en Ciudad Altamirano, hizo una investigación en 2012, acerca de las bondades de esta especie, que ya se estaba esparciendo por los ríos.

El profesor Moisés Cipriano Gaspar publicó un libro en el cual informa a detalle acerca de esta investigación. Señala que una de las características es que mientras una mojarra pone sus huevecillos y los deja escondidos entre cuevas pequeñas, un pez sapo los coloca entre rocas, y se queda en el lugar cuidándolos hasta que aparecen todas su crías; esto permite que el 99 por ciento de ellas nazca y así fue invadiendo poco a poco los ríos.

La investigación está enfocada en el argumento de que esta especie no es dañina para el consumo humano. Incluso, determinó que tiene más propiedades y más proteínas que una mojarra de río.

La investigación del profesor Moisés Cipriano también mostró las formas en que la especie puede ser aprovechada en la gastronomía, porque debido a su carnosidad y textura, puede cocinarse de diferentes formas.

A pesar de que desde hace ocho años se publicó la investigación, en el mercado local el pez sigue siendo despreciado y aparece muerto en las playas, porque los pescadores no lo quieren.

Una vez que los pescan, en lugar de regresarlos al agua, los avientan afuera. Los hacen responsables de ahuyentar los peces grandes.

No hay temporada especial, pero las crecientes permiten que se acerquen más a las orillas, y los convierten en presas fáciles, sobre todo ahora que aumentó la temporada de pesca por la pandemia, como alternativa para llevar alimento al hogar.

Texto y foto: Israel Flores