23 julio,2022 3:47 pm

Controlan narcos también la pesca en noroeste de México

 

Ciudad de México, 23 de julio de 2022. Grupos de crimen organizado comenzaron a controlar la pesca y la distribución de productos del mar en estados del noroeste del país incrementando los precios e imponiendo sus condiciones, advirtió Manuel Lira, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Sonora.

Estas organizaciones, explicó en entrevista, se encargan de comprar toda la producción y después deciden a quién le venden el producto y establecen el precio que ellos quieren.

“(Intervienen) desde la pesca, tienen una red de compradores, acopian ellos la mercancía y ya tienen, de alguna manera, su cadena de comercialización. No te voy a decir que es en todos los productos, hay unos más que otros, pero sí es un fenómeno que se está dando cada vez más en buena parte del País, es una realidad a la que nos estamos enfrentando”, indicó.

Los productos que son más susceptibles de ser monopolizados por los criminales, explicó, son los que tienen mayor valor en el mercado, como el camarón, la almeja, el callo de hacha, pero también intervienen en la venta de varios tipos de pescados.

“Ellos llegan con grupos de pescadores o cooperativas y dicen: ‘ahora me vas a vender a mí. Yo te voy a pagar tanto’. Y pues bueno, ahí empieza la cadena con otro comercializador que antes no estaba en la jugada”, refirió.

En marzo, la investigadora del Instituto Brookings, Vanda Felbab-Brown, dio a conocer un estudio en el que reveló que el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) habían incursionado en el control de la pesca legal e ilegal en Sonora, Sinaloa, Baja California y Baja California Sur.

“En la etapa inicial, exigen una tarifa de extorsión a los pescadores legales e ilegales, las cooperativas de pescadores y las plantas de procesamiento de mariscos, transportadores y exportadores.

“Sin embargo, los grupos de crimen organizado van más allá de eso en su esfuerzo por monopolizar la industria pesquera. Se presentan en comunidades locales, donde instruyen a los pobladores a vender el pescado capturado al grupo criminal o correr el riesgo de ser asesinados”, describió Felbab-Brown.

En el caso de la pesca ilegal, señaló, se hacen del control de especies como totoaba y pepino de mar, que son muy demandadas en China.

Lira lanzó un llamado a las autoridades mexicanas para que ejerzan un mayor control y vigilancia de las actividades pesqueras y de comercialización para evitar que estos grupos sigan controlando los productos.

Y aterrorizan a pasantes

Atender un centro de salud en zonas bajo el control del narco en México representa, para los pasantes de medicina, arriesgar la vida y dar atención a punta de pistola, revelan en testimonios recabados por Reforma.

“¿A ti qué vergas te importa cómo me llamo? Necesito que me des lo que necesito y, si no me siento mejor, vengo por ti”, fue la respuesta que recibió el pasante Carlos, cuando preguntó el nombre del joven de entre 15 y 16 años que llegó a solicitar atención médica por un fuerte dolor abdominal.

El “chavito”, contó el doctor, iba armado. “La atención se le brindó armado”, y no llegó solo.

“Eran como cuatro o cinco. Entraron con armamento pesado de armas largas, con radios, cachuchas, en una camioneta bastante grande”, recordó.

El hecho ocurrió en octubre del año pasado en el centro de salud de Tepehuanes, Durango, aproximadamente a cuatro horas de la capital.

El doctor le explicó al joven que tenía indicios de apendicitis y que requería estudios para confirmar el diagnóstico.

“Lo más que podía ofrecerle era una pastilla para el dolor y eso no iba a solucionarle el problema. Sentí temor, pero le dejé bien en claro que tenía que ir por una atención de un nivel más avanzado.

“Lo único que me dijo fue: ‘Ahorita platico con mi jefe’.

¿Quién era su jefe? ¿Por qué tenía que avisarle a él, si la atención era directa con él?”.

Levantones

Las guardias en la madrugada representan un alto riesgo para los pasantes.

Un médico contó que en noviembre del año pasado, a las dos de la mañana, llegó por él un grupo de cuatro personas con armas largas.

Se lo llevaron en una camioneta sin placas, con vidrios polarizados y blindada, para dar atención a una mujer de la tercera edad en estado crítico que requería ser trasladada a un hospital.

“Tenía una cetoacidosis diabética, estaba inconsciente, bastante deshidratada, con la glucosa bastante alta. Era la mamá de una de esas personas. Tenía una diabetes en descontrol”, relató.

Se enojaron, pero aceptaron trasladarla al centro hospitalario más cercano y luego uno de ellos lo regresó a su centro de salud en la misma camioneta.

Sin medicinas

En Tepehuanes, Durango, un médico residente recibe una beca de mil 200 pesos quincenales por atender un centro de salud en condiciones deplorables.

“No tenemos nada, a veces ni siquiera guantes o jeringas.

“Cuando alguien llega con dolor, lo mucho que se le puede ofrecer es un paracetamol, un naproxeno”, detalló.

Ni siquiera se atreven a atender a mujeres embarazadas.

“Si ellas deciden tener a su bebé en el centro de salud corren riesgo de una hemorragia y no tener cómo controlarla. No tenemos a veces ni sábanas limpias. En caso de una complicación se muere ahí, habría complicaciones incluso con el recién nacido, no tenemos nada para él”.

Incomunicados

Para llegar a su unidad médica, en Indé, Durango, Erick debe pedir “ride” a los pobladores, porque no hay transporte público. Sin vigilancia El médico residente de Indé lamentó que no haya presencia de elementos de seguridad pública más frecuentemente.

“Es ridículo que se presente una patrulla de Policía estatal una vez cada dos semanas. El peligro es latente.

“Aquí están acostumbrados a tener armas en sus hogares la gran mayoría de los pobladores, porque la presencia del crimen organizado es obvia y no tenemos vigilancia, estamos desprotegidos”, lamentó.

Texto: César Esteban Flores Rodríguez / Agencia Reforma