Ciudad de México, 28 de junio de 2022. Kendra y Carlos tienen ocho y cuatro años, respectivamente. Viven en el Estado de México. Además de los juegos de infancia, la menor tiene que contribuir con trabajo doméstico en su hogar.
“Ayudo a mi abuelita a cuidar a mi hermano para que no se caiga ni (ocurra) un accidente.””(Lo que hago es) barrer, lavar los platos, ayudarle a mi abuelita a recoger”, cuenta.
Derivado de la pandemia, el trabajo doméstico se agudizó para niñas y adolescentes.
“En México, por ejemplo, la cantidad de horas que las niñas de 15 a 17 años dedicaban a actividades domésticas como limpiar, cocinar o cuidar a niños más pequeños o ancianos aumentó en un 18 por ciento durante los encierros, en comparación con el dos por ciento para hombres jóvenes”, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En 2020, en el Estado de México, un millón 723 mil 065 niñas y adolescentes de cinco a 17 años realizaban quehaceres domésticos, de acuerdo a la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
Una de las consecuencias del aumento de dicho trabajo fue el incumplimiento del derecho a la educación de las infancias. La exclusión escolar de niñas y adolescentes en México aumentó un 40 por ciento en comparación con 17 por ciento para niños y jóvenes durante la pandemia, según el BID.
“Hay una cuestión de género, cultural e histórica, en la cual las mujeres siendo niñas y también adolescentes han sido puestas a cooperar de forma no remunerada”, afirma Daniela Villegas, especialista del Centro de Investigación y Estudios de Género (CIEG).
Texto y foto: Agencia Reforma
