Gaspard Estrada
El año que empieza será muy agitado en América Latina. A pesar de que se celebrarán mucho menos elecciones que durante los años anteriores –el ciclo electoral de 2017-2019 vio renovar los mandatos de casi todos los presidentes de la región-, el ambiente político continuará siendo muy polarizado. En este sentido, uno de los principales temas a seguir durante este año será el de la libertad de expresión. El número de periodistas asesinados en América Latina aumentó durante el año que acaba de terminar. En países como México, que vivió los doce meses más violentos de su historia, buena parte de los medios de comunicación han continuado siendo objeto de asedio de parte del crimen organizado, contribuyendo al crecimiento de un fenómeno de autocensura. Esta tendencia es particularmente visible a nivel local, donde la penetración del narcotráfico es mayor y donde los mecanismos de protección de periodistas puestos en marcha por el gobierno no han dado buenos resultados. Es también a nivel local donde es posible constatar un retroceso en materia de pluralismo, en particular con la desaparición de líderes sociales. En Colombia, esta tendencia es particularmente visible en el movimiento sindical. Desde la elección de Iván Duque a la presidencia de la República, en 2018, el número de líderes de gremios asesinados o desaparecidos ha ido en aumento, contrariamente a lo dispuesto en los acuerdos de paz firmados en 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De hecho, buena parte de los recursos acordados por la comunidad internacional a este proceso han sido destinados precisamente al apoyo y a la protección de estos líderes, en particular en las zonas rurales. Sin embargo, a pesar de estos recursos y de la existencia de una misión de Naciones Unidas para darle seguimiento al proceso de paz, el gobierno colombiano se ha desinteresado de esta agenda, a tal punto que un sector de la guerrilla, que había decidido desmovilizarse, volvió a las armas. De tal suerte que el mantenimiento del acuerdo de paz en ese país estará en el centro del debate político, en un momento en el que la impopularidad del gobierno alcanza el 70%.
Ante la falta de soluciones institucionales a estas problemáticas, las calles volverán a ser el escenario de protestas masivas. Ese fue el caso en Colombia, pero también lo fue en Ecuador a raíz del aumento indiscriminado del precio del combustible para que el gobierno pueda cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional o en Chile, donde el aumento de los precios del transporte público provocó una movilización popular inédita desde el fin de la dictadura militar, cuya represión policiaca y militar solo contribuyó a aumentar su repercusión social y política. En Brasil, la situación es todavía más delicada, teniendo en cuenta que el propio presidente, Jair Bolsonaro, asume en primera línea las agresiones en contra de cualquier individuo u organización que cuestione las orientaciones de su gobierno de extrema derecha. Esta política de hostigamiento es particularmente visible en el sector cultural, que ha sido objeto de una verdadera persecución por parte de las nuevas autoridades de Brasilia. La persecución en contra de artistas, intelectuales y actores culturales, incluyendo a personalidades consagradas como Chico Buarque o Caetano Veloso no ha cesado, ya sea virtualmente, o también en las calles de ese país. Al día de hoy, la oposición a Jair Bolsonaro no ha logrado articularse. Sin embargo, la liberación del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, fruto en buena medida de las revelaciones del periodista Glenn Greenwald en torno a las condiciones de su condena y las ilegalidades de la operación Lava Jato, dan un nuevo aliento a los sectores progresistas de Brasil. De tal manera que de Brasil a México, pasando por Colombia, Ecuador y Chile, el tema de la libertad de expresión estará en el centro de una agenda pública cada vez más polarizada.
Twitter: @Gaspard_Estrada
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
