3 mayo,2019 7:27 am

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Jorge Camacho Peñaloza
 
Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho.
Simón Bolívar
Duele ver cientos de miles de hermanos venezolanos ser reprimidos por el régimen dictador de Nicolás Maduro, ver la total ausencia de democracia y Estado de derecho, la inexistencia de libertades políticas y civiles, amén de la falta de trabajo, en ese país hermano, ríos humanos de protesta e inconformidad contra un gobierno ilegítimo que intenta perpetuarse al más puro estilo de las dictaduras socialistas de la guerra fría y de la dictadura perfecta mexicana.
La crisis que vive Venezuela sin duda alguna tiene su origen no en el neoliberalismo como dirían por aquí, o en las mafias del poder, sino en una clara estrategia de polarización de la sociedad para la asunción al poder por parte de Hugo Chávez allá a fines de la década de los 90 cuando buscó la presidencia de la República de Venezuela con su Movimiento Quinta República, quien se mantuvo en el poder 14 años de donde sólo el cáncer lo pudo quitar, pero dejando a su incondicional Nicolás Maduro.
Hugo Chávez buscó legitimar su propuesta en la historia venozolana, siempre dijo que se inspiró en Simón Bolívar y llamó a su régimen de políticas públicas la “Revolución Bolivariana”. Quinta República, Cuarta Transformación; no cabe duda que hay políticos que ven su estancia en el poder no en periodos constitucionales que marquen las leyes, sino por largas etapas históricas.
Desde su primer intento de llegar a la presidencia de Venezuela, Chávez prometió acabar con la pobreza y la corrupción, problemas que las dos fuerzas políticas de ese país que lo antecedieron en el poder no pudieron acabar y que permanentemente se culpaban de esos problemas (cualquier parecido es pura coincidencia), achacando al imperio como la mafia en el poder que generaba todos los problemas para Venezuela.
Chávez y después Maduro se sostuvieron con la estrategia de polarización de la sociedad venezolana, buscando ser aclamado por los pobres y odiado por los ricos y aliados del imperialismo que se habían robado la riqueza petrolera de su país; con esa polarización legitimó políticas irresponsables y la confiscación de la democracia y los derechos humanos en su país, usando las fuerzas armadas y las instituciones para perpetuarse en el poder.
Hay sentimientos encontrados al ver a todos esos cientos de miles de venozolanos salir a la calle a exigir a Maduro que deponga el poder y se reestablezca la democracia en su país, verlos ser golpeados por las fuerzas públicas leales a Maduro, pero como una muestra de esperanza para la democracia en Venezuela. La enseñanza del movimiento ciudadano venezolano es una clara y palpable muestra de que hoy en día no existe ideología que se imponga, habiendo ciudadanos hay esperanza de hacer florecer la democracia, esa que no está hecha para las ideologías; es una muestra que no hay legitimidad histórica, por muy bolivariana o muy juarista que aguante a un dictador.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A ya sabes quien, que más vale que piense en mejorar, que no estaría mal que se vea en el espejo de Maduro, y que vaya poniendo sus barbas a remojar.