16 febrero,2018 5:22 am

Da marcha atrás el gobierno y deslinda a los dos sacerdotes asesinados de vínculos con el narco


Texto: Zacarías Cervantes
Foto: Cortesía del gobierno del estado

Chilpancingo, Guerrero. El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, y el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, se reunieron la mañana de este jueves en privado con el gobernador Héctor Astudillo Flores en la residencia oficial Casa Guerrero. El gobernador les informó de los avances de las investigaciones del asesinato de los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes en Taxco. Se presume que se buscó además dirimir las diferencias públicas entre el gobernador y el obispo Rangel Mendoza.

En la reunión también acordaron que la Fiscalía General del Estado (FGE) y el gobierno estatal ofrecerían una conferencia de prensa en la que deslindarían a los clérigos de los grupos del crimen organizado como lo había señalado el fiscal Javier Olea Peláez en una primera conferencia de prensa ofrecida el 6 de febrero, trascendió de fuentes del obispado Chilpancingo-Chilapa.

La reunión se realizó en una sala de Casa Guerrero y duró de las 9 a las 10 y media de la mañana.

El gobernador aseguró mediante un boletín que “se dejó muy marcado el avance de las investigaciones en el sentido de encontrar quiénes fueron los responsables en el crimen de los dos sacerdotes. Se informaron los avances, creo que son notables y yo tengo confianza que pronto habrá una respuesta más concreta”, aseguró.

Mientras tanto, los representantes de la iglesia evadieron informar de los acuerdos de la reunión. Incluso, al final, salieron furtivamente por la puerta 1 de Casa Guerrero, mientras los reporteros los esperaban por la puerta 2 y 3.

Durante el resto del día, el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, quien se decía “triste, molesto e inconforme” por los asesinatos de los sacerdotes y de los familiares de una monja de Chilapa, así como por la inseguridad y la violencia en general, no respondió a las llamadas telefónicas.

En un boletín, el gobernador Astudillo Flores informó que por la mañana que recibió al arzobispo de Acapulco, Leopoldo González, y al obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, a quienes dio a conocer los avances de la investigación por el asesinato de los sacerdotes Muñiz García y Añorve Jaimes, ocurridas la mañana del 5 de febrero en Taxco.

“Se dejó muy marcado el avance de las investigaciones en el sentido de encontrar quiénes fueron los responsables en el crimen de los dos sacerdotes, se informaron los avances, creo que son notables y yo tengo confianza que pronto habrá una respuesta más concreta”, informó el gobernador a través del comunicado.

También dijo que “es el primer interesado en mantener una buena relación con todos y que este caso genera dolor, primero, y reclamo por encontrar a los responsables y aplicar la ley”.

Agregó que el objetivo central es encontrar a los responsables y hablar de “una serie de temas”, y reiteró que el homicidio de los sacerdotes es lamentable y reprobable.

Dijo: “Ha originado por supuesto, posiciones encontradas y es parte de lo que platicamos, también para aclarar cosas y que el transcurso de las investigaciones sea en los mejores términos y las investigaciones arrojen como resultado la detención de los responsables”, mencionó en referencia a las críticas de la iglesia por la primera versión de las autoridades que vinculaba a los sacerdotes con la delincuencia organizada.

Antes, en su cuenta de la red social Twitter, el gobernador informó: “abordamos diferentes temas de interés para la sociedad y de la propia iglesia; acordamos dar puntual seguimiento al caso de los sacerdotes que lamentablemente perdieron la vida en Taxco”.

Asimismo, agradeció “la oportunidad” que le brindaron para “este importante diálogo que abona al respeto de las instituciones”.

La reunión se había suspendido el miércoles por el gobierno estatal, y fuentes del obispado dijeron que no había nueva fecha para la misma, pero este jueves de improviso se realizó el encuentro, en medio de las diferencias entre la Iglesia y el gobierno del estado tras el asesinato de los dos sacerdotes el 5 de febrero en Taxco y después de que Rangel Mendoza se quejó que el gobierno estatal lo acusó ante la Secretaría de Gobernación por sus señalamientos relacionados con la violencia en Guerrero y el asesinato de los dos clérigos.

El pasado viernes en la Basílica de Guadalupe, en la peregrinación anual de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Rangel  Mendoza reveló: “me dijeron de parte del gobierno que no hiciera más declaraciones”.

Incluso contó sin detallar que “ellos ya me denunciaron ante Gobernación, yo ya hablé con los de Gobernación y dije que como obispo no podía permitir esa humillación, esa desgracia de nuestros sacerdotes, que como obispo yo tenía la obligación de defender a nuestros sacerdotes, a nuestros seminaristas, a nuestras religiosas y religiosos y a todos ustedes”.

Después de la reunión ni el obispo Rangel Mendoza ni el arzobispo González González aceptaron informar de los acuerdos, incluso al final del encuentro ambos salieron por la puerta uno de Casa Guerrero, y en el caso del obispo Rangel sólo contestó a una llamada telefónica para informar que a la 1 de la tarde la Fiscalía y el gobierno del estado ofrecerían una conferencia de prensa. El anunció lo hizo, incluso, antes de que el Gobierno y la FGE la convocaran.

Y luego advirtió que no contestaría ninguna llamada más a nadie hasta las 3 de la tarde, después de la conferencia de esa conferencia de prensa, pero después de esa hora siguió sin responder a las llamadas.

Como consecuencia, no se informó si en esa reunión se trató el caso del asesinato de los padres y la hermana de una monja en Chilapa quien junto con tres de sus compañeras abandonó la ciudad y el Colegio Morelos que administraban, y que también originó críticas del obispo al gobierno por la inseguridad y la violencia, y el obispado planteó la exigencia a esclarecerlo.

(En la imagen: Luego de varios días de desencuentros, el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza y el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, se reunieron la mañana de ayer con el gobernador Héctor Astudillo Flores en Casa Guerrero. Horas después el vocero de seguridad y un vicefiscal dieron un mensaje en el que también se retractaron en el origen del problema, pues ahora dijeron que sí hubo un incidente en la fiesta de Juliantla, pero en el que no participaron los clérigos ni sus acompañantes. Foto: Cortesía del gobierno del estado )

Los dos sacerdotes asesinados en Taxco no tenían
nexos con el crimen organizado, deslinda el vocero

En el baile al que asistieron hubo un incidente pero ni ellos ni sus acompañantes estuvieron involucrados, dice ahora el gobierno del estado.

Texto: Zacarías Cervantes
Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Chilpancingo, Guerrero. El vocero del Grupo Coordinación Guerrero (GCG), Roberto Álvarez Heredia y el vicefiscal de Investigación de la FGE, José Antonio Bonilla Uribe ofrecieron una conferencia de prensa para subrayar que no pertenecen a ningún grupo de la delincuencia organizada los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, asesinados en Taxco.

En la conferencia, el vocero solamente leyó un boletín y al final ni él ni el vicefiscal aceptaron preguntas.

En el comunicado se insistió que durante el “baile concierto” realizado la noche del domingo 4 de febrero en Juliantla, municipio de Taxco, sí ocurrió un “incidente con un asistente al baile que se encontraba en estado de inconveniente”, pero aclaró que “no fue ocasionado por los sacerdotes y sus acompañantes”.

También agregó que al momento de la salida del baile “aconteció una fricción entre algunos vehículos”, entre los cuales se encontraba el de los sacerdotes y sus acompañantes, y que ya cuando circulaban en la carretera Taxco-Tehuilotepec, otro les dio alcance “disparándoles sobre la misma trayectoria del vehículo agresor mientras hacía el rebase”.

La conferencia se realizó en la sala de juntas de la Fiscalía General del Estado, a la 1:30 de la tarde después de que por la mañana el gobernador Héctor Astudillo Flores se reunió en Casa Guerrero con el arzobispo de Acapulco Leopoldo González González y el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

El segundo rechazó desde el principio la versión oficial de que los sacerdotes tenían alguna relación con el crimen y que participaron en un incidente en la fiesta, y que por eso los mataron. Dijo que todo fue un hecho “fortuito y circunstancial”, resultado de que rebasaron en la carretera a los agresores y éstos se molestaron, y que así se lo hizo saber la muchacha que resultó ilesa tras el ataque a balazos de la madrugada del 5 de febrero.

Álvarez Heredia informó ayer que de las cuatro personas que acompañaban a los sacerdotes el día del ataque, dos hombres y dos mujeres, entre estas la hermana de Germaín, tres se encuentran en buen estado de salud y uno de ellos sigue grave, pero que está siendo “debidamente” atendido en el hospital del ISSSTE en Acapulco.

En el comunicado se informó que los sacerdotes perdieron la vida por disparos de armas de fuego de grueso calibre, después de haber salido de un baile amenizado por el grupo musical Bronco, “al que acudieron numerosos asistentes”.

Álvarez Heredia dijo que “se han llevado a cabo múltiples actos de investigación en materia testimonial, pericial y de inteligencia, desahogando y obteniendo diversos datos de prueba” tras lo cual se ha determinado que los sacerdotes Muñiz y Añorve “no pertenecen a ningún grupo de la delincuencia organizada”.

Álvarez Heredia dijo que los sacerdotes arribaron a Taxco alrededor de las 7 de la noche del domingo 4, “hecho que se conoce por el personal del auto hotel al que llegaron, saliendo de este lugar alrededor de las 21:00 horas con dirección a la plaza de Toros La Misión de Juliantla, lugar en el que realizaba la Feria de la Candelaria Juliantla 2018 del 2 al 5 de Febrero”.

Agregó que “se ha podido determinar que durante la celebración del baile de mérito, existió un incidente con un asistente al baile que se encontraba en estado inconveniente”, y Álvarez Heredia sostuvo: “Este incidente no fue ocasionado por los sacerdotes o sus acompañantes. De lo que se desprende la existencia de un conflicto previo”.

Y agregó que aconteció “una fricción” entre algunos vehículos al momento de la salida del baile, “dentro de los cuales se encontraba el vehículo donde viajaban los sacerdotes y sus acompañantes, el cual se dio alrededor de las 3:30 de la mañana”, es decir, alrededor de una hora antes del ataque a balazos.

El comunicado de ayer sigue: “Por peritajes y diversos testimonios se sabe que en el punto conocido como Soni Gas en la carretera Taxco-Tehuilotepec un vehículo dio alcance a la camioneta en la que viajaban los hoy occisos y sus acompañantes, disparándoles sobre la misma trayectoria del vehículo agresor mientras hacía el rebase”.

Según el boletín que leyó ayer Álvarez Heredia “se han realizado importantes avances en la investigación, para el efecto de poder determinar el móvil y lograr en su momento la identificación de los agresores. En estos momentos se siguen diversas líneas de investigación, asumiendo como prioritarias las señaladas en los puntos anteriores”.

Finalmente dijo que el gobierno del estado y la FGE son los más interesados en el esclarecimiento de los hechos, “en la detención y el juzgamiento de los responsables de este lamentable crimen”.

Al final de la conferencia no se aceptaron preguntas para conocer avances concretos de la investigación, luego de que durante la lectura del boletín no se habló de ninguna línea, móviles, ni de quienes podrían ser los responsables y menos de su posible ubicación.

En la conferencia del martes 6 de febrero, el fiscal Javier Olea dijo que quienes cometieron el doble crimen fueron personas que “no son de Guerrero y pertenecen a un grupo delictivo del Estado de México”.

Incluso aseguró que la Fiscalía solicitó el apoyo de la Fiscalía de la entidad vecina para la localización de los homicidas. Ayer no se abundó en esta línea ni en los resultados de esa petición.

(Imagen: El vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, Roberto Álvarez Heredia, junto al vicefiscal de Investigación de la Fiscalía General del Estado, José Antonio Bonilla Uribe, quien también estuvo en la conferencia del martes de la semana pasada en la que su jefe el fiscal Javier Olea dio una versión muy distinta a la que se dio ayer de lo que pasó a los sacerdotes tras la fiesta en Juliantla. Foto: Jesús Eduardo Guerrero)

Duró nueve días la hipótesis del fiscal Javier Olea

Ya no se dijo nada ayer de la fotografía del sacerdote Muñiz ni de la presencia de diversos grupos del crimen organizado en Juliantla

Texto: Zacarías Cervantes
Foto: Jessica Torres Barrera

Chilpancingo, Guerrero. El gobierno del estado, que se supone que ya no manda sobre la Fiscalía General del Estado, ya no secundó este jueves lo que el titular de ésta, Javier Olea Peláez aventuró como una hipótesis del asesinato de los dos sacerdotes en Taxco en conferencia de prensa el pasado 6 de febrero.

Entonces, leyendo un comunicado, el fiscal Olea informó que de los antecedentes investigados, se desprende que “el sacerdote Germaín Muñiz García, fue fotografiado portando un arma de fuego de grueso calibre, y en otra fotografía en compañía de hombres fuertemente armados, pertenecientes a un grupo delictivo que opera en Mezcala, Carrizalillo, Taxco, Taxco El Viejo y parte de Iguala”.

Destacó que dichas fotografías “circularon durante mucho tiempo en las redes sociales, de lo que deviene que tanto la sociedad como grupos delictivos contrarios observaron dichas imágenes, así como, la nota que acompañaba a dichas gráficas, relacionándolo con uno de los grupos delictivos de la referida zona”.

Con ello el fiscal insinuó que el crimen se cometió porque un sacerdote fue vinculado con algún grupo de la delincuencia.

Tampoco, en la conferencia de prensa de este jueves, se ratificó lo que informó entonces el fiscal de que “Se logró determinar plenamente que los agresores de las hoy víctimas, pertenecen y operan con un grupo de la delincuencia organizada del Estado de México”.

Agrega: “Se tiene conocimiento pleno a través de pruebas periciales y de inteligencia que los sujetos activos (los atacantes) viajaban a la Ciudad de Cuernavaca y se adentraron en el Estado de  México, en el municipio de Ixtapan de la Sal”.

En la conferencia de prensa de ayer también se rectificó lo que dijo Olea el martes 6 de febrero de que “se tiene conocimiento que existió un conflicto durante el baile, de diversas personas con el grupo de personas que acompañaban a los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes”.

Y en boletín de ayer ya no se mencionó tampoco lo dicho entonces, que: “Se tiene conocimiento que los sacerdotes acudieron a dicho baile, donde en conjunto con los demás acompañantes y personas que se les acercaron al lugar donde aquellos permanecían y bailaban, estuvieron ingiriendo bebidas alcohólicas”.

En la conferencia anterior el fiscal declaró que quienes cometieron el doble crimen fueron personas que “no son de Guerrero y pertenecen a un grupo delictivo del Estado de México”. Incluso el 6 de febrero se aseguró que la Fiscalía solicitó el apoyo de similar del Estado de México para la localización de los homicidas”. Pero ayer no se abundó ni siquiera en los resultados de esa petición.

En el boletín del 6 de febrero, la FGE informó que “con información de inteligencia se tiene conocimiento que acudieron muchas personas pertenecientes a diversos grupos delictivos, tanto del Estado de Guerrero, como de Morelos y Estado de México”, y que en dicho baile “no hubo seguridad municipal, estatal o federal, puesto que el apoyo de seguridad preventiva para la celebración de dicho baile no fue solicitada a ninguna autoridad por los organizadores”.

De esto ya no se dijo nada ayer en el boletín que leyó el vocero de seguridad Roberto Álvarez, quien estuvo acompañado del vicefiscal de Investigación, José Antonio Bonilla, quien también acompañó al fiscal Olea cuando éste dio hace nueve días una versión muy distinta de los mismos hechos.

En el boletín del 6 de febrero, la Fiscalía informó que de los antecedentes investigados, se desprende que el sacerdote Muñiz García “fue fotografiado portando un arma de fuego de grueso calibre, y en otra fotografía en compañía de hombres fuertemente armados, pertenecientes a un grupo delictivo que opera en Mezcala, Carrizalillo, Taxco, Taxco El Viejo y parte de Iguala”.

(Imagen: La conferencia del 6 de febrero del fiscal general del estado Javier Olea Peláez donde también aparece el vicefiscal de Investigación, José Antonio Bonilla Uribe t Foto: Jessica Torres Barrera)

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